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Tras las elecciones en la UBA. Avanzar en la construcción de un movimiento combativo


En todas las facultades de la UBA, se logró derrotar en las elecciones de centro de estudiantes a las listas kirchneristas, que buscaban encarrilar al movimiento tras las políticas del gobierno nacional. Queda plantada, como antes, la necesidad de profundizar la organización y avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil combativo.

En el mes de septiembre, se desarrollaron las elecciones para centro de estudiantes y consejos directivos en la UBA. Frente a esta coyuntura, el movimiento estudiantil tenía planteadas varias tareas importantes.
En primer lugar, se imponía la tarea de enfrentar al gobierno kirchnerista, que por medio de sus distintas agrupaciones, buscaba desplazar a las corrientes de izquierda de varias facultades y, especialmente, de aquellas con mayor movilización estudiantil como Sociales y Filosofía y Letras. En este marco el rechazo a la avanzada gubernamental en el estudiantado se planteaba como la meta prioritaria para el movimiento. El hecho de que las agrupaciones kirchneristas hayan sido derrotadas, por lo tanto, representa un baluarte importante para el movimiento estudiantil, puesto que el objetivo de las listas del gobierno era encarrilar al movimiento tras la política antipopular de la gestión de Cristina Fernández.
Frenado el avance del kirchnerismo, el debate para el activismo de izquierda consiste en evaluar la orientación de los centros y sus direcciones actuales para superar sus limitaciones.
Es necesario recordar que la orientación de La Juntada (La Mella y aliados), que estuvo al frente de los centros de Sociales y Filosofía y Letras durante el año que termina, estuvo marcada por una política dialoguista con las distintas gestiones y que incluso llegó a ubicarse en posiciones de no confrontación con el gobierno nacional, apoyando al candidato kirchnerista (Filmus) en el ballotage porteño. En este sentido, la permanencia de la hegemonía de La Juntada en las conducciones actuales es demostrativa de los límites que ha tenido la izquierda que se plantea una orientación de lucha, para conformar una opción política con amplia llegada a la base estudiantil que pueda ser superadora.
Si por una parte, algunas organizaciones de la izquierda, como el PO y el PTS, han sufrido un significativo desprestigio luego de conducciones pasadas (y de no haber revisado suficientemente las limitaciones de una política que se despega muchas veces de la base estudiantil), por otra parte, otras agrupaciones de izquierda, de perfil combativo, muestran aún cierta debilidad.
En este marco, las diferencias coyunturales en cada facultad, fundamentalmente la mayor fortaleza del kirchnerismo en Sociales, que planteaba como una posibilidad real su triunfo en las elecciones de centro, dieron lugar a que agrupaciones combativas y con posiciones clasistas decidieran conformar una lista de unidad con La Juntada, dando prioridad a la necesidad de enfrentar el avance kirchnerista, mientras otras buscaron construir una expresión alternativa.
En cambio, la situación en Filosofía y Letras, hizo posible que la segunda fuerza luego de La Juntada, sea un amplio frente de izquierda (Plenario de Izquierda), superador de las políticas dialoguistas y conciliadoras de La Mella, del que formaron parte varias agrupaciones combativas y con trabajo de base, dejando al kirchnerismo en un tercer lugar.
Ahora, pasadas las elecciones y derrotado el intento kirchnerista de avanzar sobre los centros de estudiantes, queda planteada para las agrupaciones clasistas y combativas la tarea fundamental de profundizar su desarrollo para alcanzar una mayor influencia sobre el movimiento estudiantil. Eso será un gran aporte para poder avanzar en la construcción de un movimiento que se mantenga independiente del gobierno y de otras alternativas patronales, que de impulso a la combatividad para poder profundizar la pelea por una educación pública de calidad al servicio del pueblo trabajador y que, al mismo tiempo, aporte toda su fuerza y su potencialidad en cada lucha de la clase trabajadora contra la patronal, la burocracia y el gobierno. 

Elecciones en la UBA


En septiembre habrá elecciones en los centros de estudiantes de las facultades de la UBA, incluyendo las que en los últimos años han estado más movilizadas como Sociales y Filosofía y Letras. Para el movimiento estudiantil está planteada la tarea de enfrentar a las agrupaciones kirchneristas, para levantar en cada centro conducciones de izquierda, que sean independientes del gobierno y de las distintas gestiones, y que impulsen la organización de base y la lucha.

En los últimos años, el movimiento estudiantil, tanto universitario como secundario y terciario, ha protagonizado importantes procesos de lucha en defensa de la educación pública, para enfrentar el vaciamiento y el desfinanciamiento promovido por los distintos gobiernos y dando la pelea por mejores condiciones de cursada, edificios propios, reformas en los planes de estudio, entre otras justas reivindicaciones.
Ante estas elecciones de centro de estudiantes, se plantean tareas importantes para poder avanzar en una mejor organización para el movimiento estudiantil: enfrentar, en cada facultad, el avance de las agrupaciones kirchneristas e impulsar en cada centro de estudiantes conducciones de izquierda que mantengan firme la necesaria independencia frente al gobierno y que se comprometan a impulsar la lucha por la educación pública y la organización de base.

Ante todo, enfrentar al kirchnerismo
El gobierno de Cristina Fernández es un claro enemigo de la educación pública. Tras ocho años de gestión, el kirchnerismo es el máximo responsable en la actualidad de la crítica situación: las pésimas condiciones edilicias que se viven en todos los niveles, los salarios de pobreza de los trabajadores docentes (a lo que se agrega en la docencia universitaria los miles de “ad-honerem” que sostienen a diario el funcionamiento de la universidad sin cobrar un solo peso), el vaciamiento de los contenidos, la descentralización del financiamiento, la participación de las empresas cada vez más fuerte en la orientación de las carreras en la universidad y en la escuela, fundamentalmente, en la técnica.
Ejemplificador, sobre la actitud del kirchnerismo ante la educación pública, es el caso de la última huelga de los trabajadores docentes en Santa Cruz, que, como en años anteriores, se levantaron y dieron una importantísima lucha para mejorar sus salarios. El gobierno kirchnerista (tanto a nivel nacional como en la provincia, a través de su delegado Peralta) se negó a aceptar los reclamos de los docentes, y apostó al desgaste del conflicto, con la ayuda de la burocracia celeste de la CTERA. Aisló la lucha, militarizó (como tantas veces) la provincia, mandó patotas para golpear y amedrentar a los trabajadores movilizados y reprimió por la noche a los docentes que acampaban frente al ministerio de trabajo en la ciudad de Buenos Aires, a la espera de una solución para el conflicto. En pocas palabras, ante la lucha de los maestros por un salario digno, la respuesta del kirchnerismo es clara: la represión.
Por otra parte, es evidente como las gestiones de los decanos kirchneristas como Trinchero (Filosofía) y Caletti (Sociales) son las encargadas de aplicar a cuenta gotas las políticas de vaciamiento y privatización de la educación. Además, utilizan las facultades como unidades de campaña kirchnerista, convocando para diferentes actividades a la ministra represora Garré y sus aliados Verbitsky y Zaffaroni o a distintos dirigentes oficialistas, como Milagro Sala. Por su puesto, han sido y son enemigos confesos de todas las luchas que ha protagonizado el movimiento estudiantil en el último tiempo.
Por lo tanto, enfrentar a las agrupaciones kirchneristas en la facultad y, particularmente, en estas elecciones de centro, resulta fundamental para construir un movimiento estudiantil que se mantenga independiente de los gobiernos que, como el de Cristina Fernández, destruyen la educación pública, y persiguen y reprimen a los que luchan.

La conducción de La Mella
En Sociales y Filosofía y Letras, los frentes comandados por La Mella, son actualmente conducción del centro de estudiantes. En general, ha ido alcanzando los puestos de dirección en varios centros, aprovechando el desprestigio de algunas organizaciones de la izquierda que dirigían anteriormente, como el PO, el PTS e IS, que si bien muchas veces sostenían posiciones políticas correctas, a la hora de caracterizar al gobierno como antipopular, de solidarizarse con distintas luchas obreras y de defender la independencia de los centros de estudiantes, venían demostrando serias limitaciones a la hora de impulsar la organización de base en las facultades y de ponerse a la cabeza de las distintas luchas.
En el tiempo que lleva como conducción, La Mella, pretendida “nueva izquierda” o “izquierda independiente”, identificada políticamente con el chavismo, ha demostrado no ser una alternativa superadora para avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil combativo, organizado desde las bases, y que mantenga firme la independencia del gobierno y de las gestiones en cada facultad.
En cambio, vienen jugando el rol, muchas veces, de ubicarse en un lugar “intermedio” entre la izquierda y el kirchnerismo, buscando matizar críticas hacia el gobierno de Cristina Fernández y rescatando ciertos aspectos de su gestión, como la política de DDHH.
En este último año, sin ir muy lejos, han puesto en evidencia más de una vez su política vacilante y conciliadora, organizando, por ejemplo, una actividad junto a Zaffaroni y media docena de agrupaciones kirchneristas por la “memoria”, en el marco del 24 de marzo. Más cerca en el tiempo, con la excusa de enfrentar al macrismo, convocaron a votar por el kirchnerismo  (llevaba como candidato a un enemigo de la educación pública, que venía de justificar la represión a los docentes de Santa Cruz, como Daniel Filmus) en la segunda vuelta de las elecciones porteñas.
La Mella, en definitiva, ha demostrado que no es una alternativa válida para profundizar la organización del movimiento estudiantil, que impulse la lucha y garantice la independencia de los distintos gobiernos.

Por centros independientes del gobierno, que impulsen la organización de base y la lucha
Ante este escenario, que plantea como tarea fundamental enfrentar el avance de las agrupaciones kirchneristas en la facultad, se hace imprescindible la unidad de las agrupaciones de izquierda que sostienen la necesaria independencia que debe mantener el movimiento estudiantil del gobierno y de las distintas gestiones.
Y en ese sentido se ha avanzado, por ejemplo, en Filosofía y Letras, donde se ha logrado dar un paso importante, armando una lista de unidad (el Plenario de Izquierda, integrado por distintas agrupaciones de izquierda, antiburocráticas y combativas),  para enfrentar a las agrupaciones kirchneristas y disputarle el centro de estudiantes a La Juntada (La Mella y aliados).
El Planario de Izquierda levanta, por lo tanto, las banderas de la independencia política que debe tener el movimiento estudiantil de cualquier partido patronal y sostiene una clara caracterización del kirchnerismo como un gobierno antipopular y enemigo de la educación pública. Y, por otra parte, es una alternativa superadora de las anteriores conducciones de la izquierda, como la de El Bloque (PO, PTS, IS, MAS), ya que además reúne y representa a una parte importante del activismo de la facultad que viene protagonizando en los últimos años un sostenido proceso de organización desde las comisiones de base y que estuvo al frente de la lucha por el edificio el año pasado.
De la misma manera, la convocatoria real a plenarios abiertos de la izquierda, con participación de otras agrupaciones y activistas independientes, para discutir la intervención y el programa de la lista unitaria, también representa un elemento superador a experiencias anteriores en esta facultad.
En Filosofía y Letras, por lo tanto, el Plenario de Izquierda representa la mejor alternativa en estas elecciones para avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil independiente del gobierno, que impulse la organización de base y la lucha.

Es importante recordar, por último, que la construcción del movimiento estudiantil no comienza ni concluye con las elecciones. La actividad militante cotidiana, orientada a desarrollar la organización de base en cada facultad, es fundamental para poder construir un movimiento que pueda pelear con fuerza en las calles. En ese sentido, por estos días, los compañeros chilenos marcan un camino ejemplar con su combatividad y enseñan nuevamente de lo que es capaz un movimiento estudiantil firme, que trabaje de conjunto con otros sectores del pueblo y que se decida a luchar contra el gobierno en defensa de la educación pública.

Chile: Ejemplar movilización popular en defensa de la educación


El gran ejemplo de los estudiantes y los trabajadores chilenos muestra la enorme potencialidad del movimiento estudiantil y de su unidad con el movimiento obrero, señalando un eje de construcción para poder avanzar en el desarrollo de un movimiento popular clasista, de lucha y combativo.

La lucha combativa de los estudiantes chilenos viene marcando un camino ejemplar en defensa de la educación gratuita para enfrentar las políticas antipopulares que sostiene el gobierno del derechista Piñera (continuando la línea del pinochetismo y de la Concertación) y su educación privatizada y para pocos.
Retomando importantes experiencias como la de 2006, la movilización estudiantil se reanimó en mayo de este año y fue creciendo en su grado de combatividad y en los niveles de participación.
Aunque por medio del adelantamiento de las vacaciones, el gobierno chileno había intentado descomprimir una lucha que había llevado a la toma de un centenar de escuelas, la organización de la juventud trasandina irrumpió con más fuerza en la segunda mitad del año, dando lugar a movilizaciones multitudinarias y a largos y contundentes combates callejeros.
La única respuesta que viene ensayando el gobierno chileno es la represión que levó a la muerte del joven Manuel Gutiérrez (16) y a la detención de miles de luchadores, varios de los cuales han denunciado torturas. Pero esa respuesta, lejos de amedrentar, ha llevado a que el movimiento de lucha se haga cada vez más amplio y combativo y ha obligado a Piñera a dar algunos pasos hacia atrás.
El gobierno debió primero reestructurar su gabinete y reemplazar al ministro de educación, luego el carabinero asesino de Gutiérrez debió ser puesto en prisión preventiva y el jefe de Carabineros renunciar a su cargo, y ahora se espera una primera reunión entre el presidente y los representantes estudiantiles, aunque hasta el momento el gobierno se niega a aceptar el reclamo de una educación pública y gratuita. Nunca ha estado más claro que sólo con el sostenimiento de la organización y la movilización independiente el movimiento de lucha podrá garantizar el triunfo de los reclamos.

La gran potencialidad del movimiento estudiantil
La iniciativa de los estudiantes chilenos deja en claro la capacidad de intervención en la vida política nacional que tiene la lucha del movimiento estudiantil en la medida en que logra involucrar a amplios sectores del estudiantado a una actividad militante concreta, vinculada con reivindicaciones consideradas centrales por la base estudiantil, con una fuerte organización y una clara predisposición combativa.
Este proceso deja enormes enseñanzas sobre las potencialidades que tiene también el movimiento estudiantil argentino, en la medida en que logre aprender de esa experiencia: reconociendo que es posible movilizar a un amplio sector de la base estudiantil a partir de consignas de lucha, valorando la importancia de reforzar los organismos de base del estudiantado como garantes de la vitalidad y desarrollo del movimiento y de construir herramientas gremiales (centros de estudiantes y federaciones) predispuestos a organizar la lucha e impulsar el movimiento, y asumiendo la centralidad de la acción directa y la organización de la confrontación, para lo que es preciso difundir los métodos de autodefensa, naturalizar y desarrollar los distintos métodos de combate popular con los cuales los estudiantes chilenos sostuvieron ejemplares luchas contra la represión y en defensa de la educación.

Obreros y estudiantes, unidos y adelante
La importancia del movimiento de lucha impulsado por el estudiantado chileno ha dado lugar a una significativa extensión de la resistencia contra Piñera, logrando la incorporación de amplios sectores de trabajadores y la convocatoria a una huelga general de 48 horas por parte de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) los días 24 y 25 de agosto, con una importante adhesión de los trabajadores estatales y una más moderada en el sector privado.
Una vez más, es enormemente significativo el ejemplo que en este sentido nos deja el movimiento chileno para reconocer la potencialidad que puede llegar a tener la “unidad obrero estudiantil”. En este caso, la organización real, contundente, de un movimiento estudiantil de lucha, está permitiendo realizar la auténtica “unidad obrero estudiantil”, esa que va mucho más allá de las comitivas de solidaridad que, con toda justeza, se envían a uno u otro conflicto, y que se cristaliza, en cambio, en una movilización contundente, con huelga de trabajadores, toma de centros de estudio y movilización combativa y resistencia callejera, y cuyo efecto ya no es algo circunscripto a tal o cual sector, sino que convoca a la participación a todo el pueblo trabajador y es capaz de acorralar al gobierno, como sucede cada vez más en Chile.

Movimiento Estudiantil: Profundizar la organización y la lucha y enfrentar el avance kirchnerista

El año pasado el movimiento estudiantil protagonizó un importante proceso de lucha, dando un gran avance en los niveles de organización y combatividad. Ahora, la tarea está en profundizar ese camino de lucha y prepararse para enfrentar el avance de las agrupaciones kirchneristas y también de los grupos progresistas que concilian con el gobierno nacional y la gestión.


El ejemplo de la lucha

El importante proceso de lucha (el más importante de los últimos años), que transcurrió en la segunda mitad de 2010, dejó un saldo claramente positivo para el movimiento estudiantil(1).

Por un lado, se han alcanzando importantes niveles de combatividad que, tras varias semanas garantizando las tomas en las facultades, fueron coronados con la toma del ministerio de educación por parte de los estudiantes de sociales, lo que contribuye fuertemente a la recuperación de las mejores tradiciones de lucha del estudiantado. Además se ha demostrado nuevamente que con la lucha pueden alcanzarse importantes conquistas en defensa de la educación pública. Y hoy, si bien gran parte de los compromisos conseguidos el año pasado aún no se han concretado (ni se concretarán sino se profundizan la movilización y la lucha), se cuenta con una buena base y con una experiencia importante para continuar peleando por esas y por nuevas reivindicaciones.

Por otra parte, se sostienen y, en muchos casos, se han multiplicado los espacios de organización de base en las facultades que, como la Comisión por el Presupuesto en Filosofía y Letras (FyL), tuvieron un destacado rol en el conflicto del año pasado. Y esto es fundamental para continuar desarrollando el movimiento e impulsar la participación de nuevos compañeros en la lucha.



El avance de kirchneristas y progresistas: un retroceso para el movimiento

Sin embargo, en un balance del año pasado para el movimiento estudiantil, no todo es positivo. El crecimiento de la influencia y el desarrollo de las agrupaciones kirchneristas en varias facultades, como Sociales y FyL, marcan un retroceso importante para el movimiento(2). Esto se debe, principalmente, a que estos grupos, escondidos tras un discurso que se pretende “popular”, convocan al estudiantado a apoyar a un gobierno que es custodio de los intereses y la ganancia de los distintos grupos empresarios, mientras sostiene el ajuste que mantiene en la miseria al pueblo trabajador.

Un gobierno que ha profundizado la destrucción de la educación pública, que dice defender, lo que salta a la vista con sólo observar las condiciones edilicias de escuelas y facultades, los salarios de pobreza de los trabajadores docentes y la continuidad del vaciamiento y el empobrecimiento de los contenidos, en detrimento de la calidad educativa.

Por otra parte, ha continuado el ascenso de La Mella, agrupación estudiantil conciliadora e institucionalista, que posa de “izquierda independiente”, pero que apuesta a negociar con las gestiones, a canalizar la lucha por los rieles institucionales y que cultiva un perfil progresista que la ha llevado a coquetear indistintamente con la burocracia de la CTA, con Proyecto Sur e, incluso, con el kirchnerismo. Sin ir más lejos, el último 24 de marzo convocaron a una actividad por la “memoria”, en la facultad de Ciencias Económicas, en la cual el principal orador fue Eugenio Zaffaroni, juez de la corte de suprema, y cuya convocatoria compartió con agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, la JP Descamisados y una agrupación de Sabbatella, entre otros kirchneristas.

Evidentemente, La Mella no tiene problemas en organizar un actividad por la “memoria” y los derechos humanos, con el gobierno con más presos políticos desde el `83, el mismo que ha procesado a miles de luchadores en los últimos años (muchos de ellos, estudiantes), que sólo el año pasado ha asesinado a ocho personas en movilizaciones populares y que mata a diario en los barrios con el gatillo fácil. De esta forma, por el contrario, contribuye con su discurso progresista a legitimar la farsa del kirchnerismo que es el garante del ajuste y la miseria del pueblo trabajador.



Seguir construyendo el movimiento, profundizando la lucha

El movimiento estudiantil puede jugar un rol importante en la lucha del pueblo trabajador contra la miseria y la explotación, que son propias del sistema capitalista. Así lo marcan las mejores páginas de su historia, cuando en jornadas como el Cordobazo o el Viborazo, se movilizó masivamente, luchando en las calles codo a codo con la clase trabajadora.

Como ya señaláramos, teniendo ese objetivo como norte, el proceso de lucha de 2010, con los destacados niveles de combatividad alcanzados, marca un ejemplo importante que debe ser retomado y profundizado este año, al mismo tiempo que se impulsa la organización de base, a través de las comisiones y asambleas.

Y, en este marco, todos los estudiantes y las agrupaciones combativas y de izquierda, que defiendan la independencia que debe tener el movimiento estudiantil frente a las distintas gestiones, al gobierno kirchnerista y, en general, a cualquier variante propatronal (como Proyecto Sur), deben aunar esfuerzos para enfrentar y derrotar a las agrupaciones kirchneristas y las progresistas-conciliadoras, como La Mella, y disputarles los espacios de dirección gremial.

Avanzar en ese camino permitirá, sin dudas, retomar las mejores experiencias de organización y de lucha, para seguir poniendo de pie un movimiento estudiantil que pelee en las calles, junto a la clase trabajadora, por la transformación de este sistema que garantiza infinitos privilegios para unos pocos y hunde en la miseria a la inmensa mayoría del pueblo.


NOTAS:

1) Ver “Luchando es como se avanza”, en ER N°63, de noviembre de 2010.

2) Ver “Un retroceso para el movimiento estudiantil”, en ER N°64, de diciembre de 2010.

Un retroceso para el movimiento estudiantil

Las elecciones en los centros de estudiantes de las facultades de Sociales y Filosofía y Letras de la UBA dejaron un saldo claramente negativo para el movimiento estudiantil, con el avance del kirchnerismo, el fortalecimiento de agrupaciones conciliadoras con el gobierno nacional y las autoridades universitarias y el retroceso de las organizaciones de izquierda.

Después del importante proceso de lucha del último semestre, que tuvo como uno de sus principales protagonistas a los estudiantes de Sociales y Filosofía y Letras, y que contó con destacados niveles de combatividad(1), se desarrollaron las elecciones para centro de estudiantes en estas dos facultades.
El aspecto más negativo, sin dudas, es el avance de las agrupaciones peronistas y que responden directamente al gobierno nacional, como la UES, el Movimiento Evita y La Cámpora. Fueron quienes, durante el conflicto, como aliados de los decanos Trinchero y Caletti, buscaron incontables veces levantar las tomas y la lucha, perdiendo sus posiciones en todas y cada una de las multitudinarias asambleas. En estas elecciones se quedaron con el segundo y el tercer lugar en Sociales y el tercer lugar en Filosofía, lo que demuestra como el kirchnerismo, fundamentalmente a través de sus medidas cosméticas y demagógicas (“ley de medios”, “asignación universal”, política de “derechos humanos”), ha logrado extender su influencia sobre una porción importante del estudiantado universitario.
Por otra parte, en ambas facultades triunfó en las elecciones el frente encabezado por La Mella, donde se encuentran también agrupaciones ex PC, y los grupos estudiantiles de Socialismo Libertario, el Frente Santillán y el MIR. No está de más recordar el rol conciliador que tuvo La Mella durante el conflicto en ambas facultades, buscando contener la movilización y la combatividad (que fueron las que permitieron arrancarle importantes conquistas a las autoridades) y apostando siempre por llevar el proceso por vías institucionales, por las cuales, como se ha demostrado infinidad de veces ya, no es posible obtener ningún tipo de mejora real para la educación pública. Además, fundamentalmente durante la campaña electoral, desde este frente se moderó aún más su discurso, insistiendo en recalcar ciertos “aspectos positivos” y “medidas progresivas” del gobierno kirchnerista.
Al mismo tiempo, no puede pasarse por alto que el retroceso de las organizaciones de izquierda en estas elecciones, que representa un paso atrás para el conjunto del movimiento estudiantil, es también resultado de limitaciones propias y del poco impulso que grupos como el PO y el PTS le han dado a la militancia de base y a la formación de espacios de organización en cada facultad, cuando fueron conducción de los centros de estudiantes.
Para los estudiantes y las agrupaciones combativas que luchan por la educación pública y buscan construir un movimiento estudiantil que pelee codo a codo con los trabajadores contra las medidas antipopulares de este gobierno y las injusticias de este sistema de explotación, quedan planteadas, por lo tanto, varias tareas fundamentales: continuar dando impulso a la lucha y la organización desde cada espacio de estudio, como sucedió en los últimos meses, preparase para recuperar los centros de estudiantes que hoy están en manos de agrupaciones conciliadoras y enfrentar el avance de los grupos que defienden al gobierno kirchnerista, principal responsable actualmente del desmantelamiento de la educación pública.


Notas:
1) Ver “Luchando es como se avanza”, en ER N°63, Noviembre de 2010. Disponible en http://blog-otr.blogspot.com

LOS ESTUDIANTES PUEDEN JUGAR UN IMPORTANTE PAPEL EN LA LUCHA CONTRA EL CAPITALISMO



Asambleas multitudinarias, organización en comisiones de base, coordinación de planes de lucha, tomas de escuelas y universidades, cortes de calles y puentes, movilizaciones… La intervención del movimiento estudiantil es una muestra de lo que este sector puede aportar a la lucha del pueblo trabajador. Está en nosotros ser capaces de desarrollarlo en toda su potencialidad.

El estudiantado es un sector que muchas veces realizó grandes aportes, no sólo a la lucha general del pueblo, sino incluso a la lucha revolucionaria por el socialismo. Por un lado, porque numerosos estudiantes han participado y ganado lugares de honor en las más destacadas organizaciones y movimientos revolucionarios como el partido bolchevique, el M26 cubano o el PRT argentino, por nombrar sólo algunos. Pero además, el estudiantado ha participado como movimiento activo, con gran capacidad de lucha, erigiéndose como un sector de peso que acompañó a la clase trabajadora en su lucha revolucionaria. Esto fue así tanto en jornadas históricas en nuestro país, como sucedió en los ’60 y ’70, con pico en el Cordobazo, como en otros grandes procesos de lucha como, por ejemplo, la revolución sandinista que conquistó el poder en 1979 en Nicaragua.
Siendo evidente la importancia de este sector popular, lo que es preciso ahora es poner en discusión por qué carriles podemos aportar a su desarrollo.
En lo que hace al primer aspecto, nuestro planteo es claro y breve: los estudiantes que hagan suyo el programa de la clase trabajadora comprometiéndose con la revolución socialista, del mismo modo que los militantes del resto de los frentes de lucha que abracen este programa, deben organizarse políticamente, contribuyendo a la formación de un partido revolucionario y, en ese proceso, aportando a las organizaciones que impulsamos esa estrategia. Como hemos dicho, la participación de compañeros provenientes del estudiantado en las organizaciones revolucionarias, ha sido, y seguirá siendo, un aporte de gran importancia para la lucha revolucionaria por el socialismo.
Ahora, toquemos el segundo aspecto, mucho más descuidado: el problema de desarrollar un movimiento estudiantil combativo, antiburocrático y con conciencia política que pueda aportar en su intervención como movimiento popular, a la lucha de los trabajadores.
Si bien esta potencialidad del estudiantado es reconocida por gran parte del activismo, debemos subrayar que hay todo un arco de militantes estudiantiles de izquierda que, en lugar de trabajar en forma constante por la organización de un movimiento estudiantil de lucha desde las bases, se  orienta (a veces exclusivamente) a la acumulación para sus propias fuerzas políticas, esperando que el movimiento estudiantil se desarrolle espontáneamente.
Esta orientación la tienen incluso numerosas fuerzas que dirigen centros de estudiantes y federaciones como la FUBA. En este caso, la responsabilidad es mucho mayor, pues son los mismos dirigentes de las herramientas gremiales estudiantiles los que, mientras utilizan los centros de estudiantes como plataforma de propaganda para su organización, dejan de lado su responsabilidad como impulsores de la lucha y organización desde las bases del movimiento estudiantil. Por supuesto, no consideramos que los compañeros deberían “esconder” sus organizaciones y dedicarse “exclusivamente” a los aspectos gremiales, pero no deberían hacerlo en desmedro de lo que es su responsabilidad como dirección gremial: la organización del conjunto del movimiento para que esté en condiciones de pelear por conquistas reivindicativas, económicas, académicas, etc(1).
Ante esta dinámica, es habitual que la tarea de organización permanente y desde la bases sea sostenida por agrupaciones combativas y activistas independientes a partir del impulso de organismos fundamentales como las comisiones de base y las asambleas. Habitualmente ignorados y a veces incluso boicoteados por las direcciones estudiantiles que rehuyen del trabajo sindical, estos nucleamientos suelen ser los que construyen programas e incluso logran imponer planes de acción para la movilización del conjunto del movimiento estudiantil, obligando a las direcciones a incorporarse a la lucha.
Como decíamos más arriba, el movimiento estudiantil puede ser mucho más. Pero un movimiento estudiantil, por ejemplo, como el del Cordobazo, se construyó en una infinidad de luchas reivindicativas, por el comedor estudiantil, las becas, y demás metas gremiales, durante largos años, en luchas combativas, que incluso le costaron la vida a militantes estudiantiles como Santiago Pampillón, Adolfo Ramón Bello, Juan José Cabral, o Norberto Blanco. Sólo con esa acumulación, con centros de estudiantes que forjaron una tradición de lucha, que asumieron su lugar como dirección gremial del estudiantado, se pudo alcanzar un movimiento de tanta fuerza que pudiera, como lo hizo, estar codo a codo con el movimiento obrero en algunas de las jornadas de lucha más importantes que hubo en nuestro país.
Plantear recuperar esta perspectiva de lucha para nuestro movimiento estudiantil es absolutamente posible, pero no se da por generación espontánea, sino que debe ser abonado con una militancia consecuente que se proponga desarrollar un movimiento de lucha, combativo, antiburocrático, que construya la lucha con la participación de las bases, en asambleas y comisiones, y que reconozca y asuma el plano reivindicativo del estudiantado como algo constitutivo de un movimiento que está aún pendiente de ser desarrollado. Sólo por este camino podremos forjar un movimiento combativo, fogueado en la lucha, que pelee en las calles y retome los métodos que históricamente supo adoptar el movimiento estudiantil.
Por  supuesto, hoy hay compañeros, organizados e independientes, que militan con esta perspectiva. Compañeros que, tanto siendo dirección en centros de estudiantes, como asumiendo esas tareas desde la base, en comisiones y asambleas, llevan adelante una militancia cotidiana para construir programas de lucha que puedan ser tomados por el movimiento estudiantil (por el edificio, por el comedor, en defensa de los programas de estudio...) y que impulsan la lucha del movimiento para que se forje en esa práctica militante y pueda desarrollarse activa y políticamente. Ahora precisamos profundizar ese camino, para poder avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil combativo y antiburocrático que pueda pelear junto a la clase trabajadora en una lucha más general contra la explotación.
En ese sentido, es fundamental extender la influencia de aquellos centros de estudiantes que tienen una práctica de organización y lucha desde las bases, y, al mismo tiempo, construir y desarrollar agrupaciones antiburocráticas y de lucha que disputen la dirección en aquellos centros que hoy no están orientados en esta perspectiva de lucha, ya sea porque son dirigidos por sectores propatronales, o porque las organizaciones de izquierda que los encabezan no asumen su responsabilidad gremial de organizar al estudiantado para luchar.
Los estudiantes pueden dar mucho a la lucha contra el capitalismo y por la revolución, y es momento de redoblar esfuerzos para aportar en este sentido.

NOTAS:
1) Estas prácticas están bastante generalizadas. Incluyen desde organizaciones partidarias, tanto stalinistas (PCR y otras) como del trotskismo reformista (PO y otras), hasta movimientos chavistas como La Mella, o grupos que reivindican a dirigentes revolucionarios como el Che y Santucho.

Movimiento estudiantil. Luchando es como se avanza


Después de varios meses en conflicto, que incluyeron tomas, cortes y movilizaciones, los estudiantes de Sociales y Filosofía y Letras de la UBA consiguieron importantes triunfos. Sostener y profundizar la organización desde las bases permitirá fortalecer al movimiento estudiantil y que, con la lucha, se garantice que se cumplan los compromisos asumidos por las distintas gestiones y se avance con nuevas conquistas para la educación pública.

Fue necesario más de un mes de toma, movilizaciones, y la toma del ministerio de educación, en el caso de Sociales, para que las autoridades de la Universidad de Buenos Aires y los decanos kirchneristas Trinchero y Caletti, dieran el brazo a torcer y asumieran el compromiso de cumplir con las demandas del movimiento estudiantil. Así, después de varias semanas intentando ignorar la lucha de los estudiantes, denunciando y atacando su organización, debieron ceder.
Y las conquistas alcanzadas con la lucha son realmente significativas, sobre todo, teniendo en cuenta que no se habían conseguido resultados similares en muchos años. Para el caso de Filosofía, se ganó el compromiso de construir en el estacionamiento de la facultad, un nuevo edificio con aulas para las carreras de grado, un comedor estudiantil y una guardería, mientas que en Sociales, se consiguió una partida de $20 millones para avanzar con la construcción del edificio único para la facultad.

La organización de base
Un balance de la lucha de estos últimos meses en la UBA marca la necesidad de desarrollar y profundizar la organización de base. En muchos casos, la espontaneidad que caracterizó (especialmente en un primer momento) a los conflictos, evidencia las limitaciones organizativas del movimiento, que son, en gran medida, responsabilidad de las direcciones de los respectivos centros de estudiantes que no asumen su tarea como organizadores, al no generar espacios permanentes de participación y militancia para el conjunto de los estudiantes.
La importancia de estos espacios de base, tanto para incentivar la participación de los compañeros, como para orientar e impulsar las luchas, se evidenció, por ejemplo, en Filosofía y Letras, dónde la Comisión por el Presupuesto, que sostuvo su militancia de forma permanente en los últimos dos años, fue de gran importancia para el desarrollo del conflicto y la elaboración del programa y las reivindicaciones de la lucha, que alcanzó el compromiso de parte del decano Trinchero y el consejo directivo de cumplir con las exigencias de los estudiantes.
Al mismo tiempo, la masiva participación de estudiantes en las asambleas, las tomas y las diversas actividades, dan muestra de la potencialidad del movimiento estudiantil, así como de una importante predisposición de un gran número de compañeros para sumarse a la lucha por la educación pública en cada espacio, lo que no hace más que reforzar la necesidad y la urgencia de avanzar en la construcción y el fortalecimiento de los espacios de base, para poder organizar a todos los estudiantes que se comprometan con la lucha por la educación pública.

La lucha, el único camino
El otro gran punto que se destaca, en un necesario balance del conflicto, es la importancia de la lucha como el único camino posible para alcanzar cualquier tipo de mejora real en las condiciones de estudio y, en general, cualquier avance en la educación pública, que se impulse en el sentido de los intereses del pueblo trabajador.
En esta oportunidad, las distintas formas que fue tomando la lucha, con el sostenimiento de las tomas en cada facultad por más de un mes, y la toma del ministerio de educación, como los puntos más altos, fueron las que permitieron alcanzar conquistas de gran envergadura, que de ningún modo se hubiesen obtenido sin luchar.
Es importante destacar, en este mismo sentido, que se ha dado también un importante avance en la combatividad, en varios sectores del movimiento estudiantil. La toma del ministerio fue demostrativa de esto y marca un camino sobre el cual los estudiantes deberán seguir trabajando para poder profundizar su organización y sus métodos, de cara a las próximas luchas.
Además de las experiencias de las dos facultades de la UBA, el movimiento estudiantil también demostró una importante capacidad de lucha en otros lugares. Así sucedió en varios colegios secundarios y terciarios, como con los dos cortes del puente Pueyrredón organizados por el centro de estudiantes de la EMPA (Escuela de Música Popular de Avellaneda), dónde confluyeron también organizaciones estudiantiles de facultades y profesorados.
Este conflicto deja, sin lugar a dudas, un saldo muy positivo con respecto a las conquistas que se han alcanzado con la lucha, así como una experiencia importante para el conjunto de los estudiantes que fueron parte del proceso. Garantizar que se cumplan los compromisos asumidos por cada gestión, así como dar la pelea por nuevas reivindicaciones, requerirá indudablemente de un avance en la participación y en los métodos de lucha desarrollados hasta el momento.

Avanzar en la organización es la tarea
Después del importante proceso de lucha de los últimos meses, las tareas están planteadas para el movimiento estudiantil. Para poder capitalizar la movilización y las experiencias del conflicto y fortalecer el movimiento, es imprescindible profundizar la organización en todos sus niveles: consolidar y desarrollar los espacios de base y los centros de estudiantes, y construir y fortalecer las agrupaciones combativas y antiburocráticas, que planteen y den impulso a la organización y la lucha del movimiento estudiantil; único camino posible para pelear por una educación pública de calidad al servicio del pueblo trabajador.

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Estudiantes perseguidos por luchar
Durante la toma del ministerio de educación, que llevaron adelante los estudiantes de Sociales el miércoles 13 de octubre, la represión policial dejó varios heridos y fueron detenidos once compañeros. Más nombres para la extensa lista de estudiantes represaliados por luchar el los últimos años.
Como señaláramos hace algunos meses, está a la vista como los gobiernos de Cristina Fernández y de Macri comparten ese acuerdo fundamental: perseguir y procesar a los estudiantes que se organizan para luchar por la educación pública.
En este marco, la organización y la lucha por el cierre de las causas de los compañeros es una de las tareas ha desarrollar por el movimiento estudiantil.
¡Basta de persecución a los estudiantes por luchar!

Movimiento estudiantil: Avanzar en la organización desde las bases y la lucha

El proceso de lucha que protagonizan los estudiantes de distintos lugares reafirma nuevamente la capacidad de movilización y la combatividad de este sector. Profundizar la lucha para alcanzar las reivindicaciones de cada espacio y del movimiento es su conjunto, y ahondar en la organización antiburocrática, desde las bases, para poder avanzar en la construcción del movimiento estudiantil, son las tareas del momento.
La lucha por la educación pública sigue en pie. Tras semanas de movilización, cortes y tomas de colegios, profesorados y facultades, la lucha continúa en varios espacios, en busca de conquistar las justas reivindicaciones del movimiento.
Y, fundamentalmente, la lucha sigue adelante en la UBA , en las facultades de Sociales y Filosofía y Letras, donde los estudiantes llevan ya varias semanas sosteniendo la toma sin clases (más de tres en Filosofía y más de cuatro en Sociales, al momento del cierre de esta edición), con masivas asambleas y diversas actividades.
La importante disposición a la lucha del movimiento, donde se han destacado, y aun se destacan, el sostenimiento de las tomas sin clases, las movilizaciones y los cortes de calles, avenidas e, inclusive, el Puente Pueyrredón, realizados desde cada espacio o en coordinación, marcan el camino que debe ser profundizado para poder avanzar en la defensa de la educación pública.

El rol del kirchnerismo

A lo largo del conflicto, el kirchnerismo ha intentado, muchas veces, fundirse con el movimiento estudiantil, ocultando su rol como desfinanciador y vaciador de la educación pública. Y esto se dio, tanto a través de la participación de sus agrupaciones estudiantiles en el mismo movimiento, como a partir de declaraciones públicas de Cristina Fernández y varios ministros.
En el conflicto de los secundarios, el kirchnerismo ha buscado de todas las formas posibles descargar toda la responsabilidad sobre el gobierno de Macri, aprovechando la oportunidad, incluso, para hacer campaña. “Los alumnos saben cuáles son sus derechos y reclaman por ellos”, “no me parece demasiado”, dijeron a su turno Aníbal Fernández y la presidenta.
E incluso en la universidad, dónde el financiamiento es aún responsabilidad del gobierno nacional y, además, el kirchnerismo posee importantes espacios de dirección (como los decanatos de las dos facultades más movilizadas, con Trinchero, en Filosofía y Letras, y Caletti, en Sociales), han buscado desligarse de la responsabilidad del lamentable estado de la educación, acusando con total caradurez a la “camarilla radical que gobierna universidad” o a la “oposición” que boicotea el proyecto de presupuesto en el congreso, dónde estarían las partidas para solucionar los problemas edilicios de la UBA.
Un párrafo aparte merecen, sin dudas, Trinchero y Caletti que han ignorado y bastardeado la lucha de los estudiantes, hablando de “grupos minoritarios” o de la “falta de voluntad de dialogo del movimiento”, negándose, hasta el momento, a dar respuestas a los reclamos estudiantiles. Y esto, descaradamente, contra toda la evidencia que marcan las multitudinarias asambleas (donde han llegado a participar más de mil estudiantes por asamblea en cada facultad), la importante participación de base y el sostenimiento de las tomas sin clases (con facultades llenas de actividades de lucha) por ya más veinte días en Filosofía y treinta en Sociales.
Es imprescindible, por lo tanto, insistir una vez más sobre el rol del kirchnerismo como el responsable número uno del desfinanciamiento y el vaciamiento de la educación pública actual. Así se observa tanto en los espacios educativos que aún dependen del financiamiento nacional (como la universidad), dónde son moneda corriente las pésimas condiciones edilicias, los miles de docentes ad-honorem y los salarios de pobreza, como, fundamentalmente, en la aceptación e, incluso, la profundización de la descentralización del financiamiento educativo. Este hecho central, impulsado por la Ley Federal menemista, y consolidado con las leyes educativas kirchneristas, sigue al pie de la letra el manual de los organismo internacionales (BID, BM, FMI), dejando la responsabilidad del financiamiento, no en el estado nacional, sino en las provincias y municipios, siendo ésa la más firme garantía del vaciamiento y la destrucción de la educación pública.

Construir organización antiburocrática y avanzar en la lucha

El movimiento estudiantil protagoniza, sin dudas, su momento de mayor desarrollo en muchos años, tanto a nivel organizativo, como de lucha. Así lo demuestran el importantísimo nivel de convocatoria de las asambleas en cada espacio, la posibilidad efectiva de coordinación a través, por ejemplo, de las asambleas interestudiantiles, y el importante nivel de combatividad, marcado, principalmente, por las tomas, los cortes y las movilizaciones.

En muchos espacios, se ha ratificado la importancia de la organización de base y de la elaboración de un programa con reivindicaciones propias para salir a la lucha. Así había sucedido en Sociales, con la militancia de la Comisión por el Edificio, que condujo a la toma de la facultad en 2008, retomando esa lucha histórica de los estudiantes de la facultad, que se ha renovado este año. Así se evidencia, también, en Filosofía y Letras, donde la Comisión por el Presupuesto, tras más de dos años de militancia y organización, es la que ha contribuido a levantar el programa de lucha actual en la facultad.
Al mismo tiempo, durante el proceso, se han puesto en evidencia las limitaciones de una buena parte de la conducción actual del movimiento. El caso más grave es el de organizaciones como La Mella y Prisma, que han jugado el rol de defensores del kirchnerismo, ante los repudios masivos que bien merecidamente se han ganado los oradores progubernamentales en cada asamblea, y que han buscado, en más de una oportunidad, la forma de desactivar o de encauzar por las vías de la negociación y no de la lucha, el conflicto estudiantil.
Las tareas para el movimiento estudiantil están planteadas. Por un lado, avanzar en la lucha para arrancarle al gobierno (y a sus representantes en las facultades y la universidad) las reivindicaciones en defensa de la educación pública.
Por otra parte, es fundamental realizar todos los esfuerzos posibles para que este histórico conflicto deje un saldo organizativo positivo para el movimiento estudiantil. En ese camino, es preciso fortalecer la participación en los espacios de base y en las agrupaciones antiburocráticas y combativas, y avanzar en la disputa por la conducción de los centros de estudiantes que se encuentren en manos de direcciones vacilantes o negociadoras, o que no desarrollen la potencialidad del movimiento, al no convocar a la organización desde las bases y a la lucha.
Sólo de esta forma será posible continuar con la construcción de un movimiento estudiantil combativo y antiburocrático, que avance en la lucha por más y mejores conquistas en pos de la educación pública.

Movimiento estudiantil: Por la educación pública, se lucha

La movilización y el plan de lucha de los estudiantes secundarios, con la toma de más de veinte escuelas en la ciudad de Buenos Aires, a lo que se sumó la toma de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA, ponen en evidencia nuevamente que sólo con la lucha se puede enfrentar al vaciamiento de la educación pública.


Gracias a las tomas y a la movilización, se hizo público nuevamente el debate sobre la pésima situación de la educación pública en nuestro país. Salarios de pobreza para los trabajadores docentes, escuelas y universidades sin los insumos más elementales, pésimas condiciones edilicias, que se evidencian en la ausencia de calefacción, los problemas eléctricos, la falta de vidrios, cuando no, directamente, la caída de techos, caracterizan una realidad que se repite a lo largo y ancho del país, en todos los niveles educativos.

De esta situación, que forma parte de un plan digitado hace ya varios años por los principales organismos de crédito internacional, como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), son responsables, a nivel local, todos los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Así, en la ciudad de Buenos Aires, epicentro del conflicto por la importante movilización de los secundarios, el gobierno de Macri es hoy el encargado de garantizar el ajuste y el desfinanciamiento de la educación pública. El mismo rol que años atrás cumplieron, desde el mismo cargo, el radical Fernando de la Rúa y, posteriormente, aunque muchos intenten ocultarlo, los progresistas Aníbal Ibarra y Jorge Telerman.

Párrafo aparte merece el rol del kirchnerismo que, en su búsqueda de mostrarse como popular, y fundamentalmente a la hora de intervenir contra uno de sus posibles adversarios electorales como es Macri, intenta incluso escabullirse dentro las movilizaciones y la lucha en defensa de la educación pública. Periodistas y los escribas de siempre del kirchnerismo aprovecharon, por lo tanto, la oportunidad para atacar al gobierno porteño. Pero, además, también intentaron sumarse al conflicto, denunciando a Macri, los jefes de la burocracia celeste de UTE, como “Tito” Nenna y Eduardo López. No está demás recordar, en este caso, que la burocracia de la CTERA, que representan estos personajes, fue, y continúa siendo, un aliado fundamental del gobierno kirchnerista a la hora de aplicar las políticas de desmantelamiento de la educación pública (del mismo calibre que las aplicadas por Macri), como las leyes de desfinanciamiento educativo o su rol como garantes del ajuste sobre el salario docente.



El ejemplo de la lucha

En el punto más álgido del conflicto hasta el momento, fueron más de veinte los colegios secundarios que estuvieron tomados por los estudiantes durante varios días en el mes de agosto en la ciudad de Buenos Aires. La mayor parte de ellos, en reclamo por los problemas edilicios más básicos, como falta de vidrios o gas para calefaccionar. Otros tantos, se plegaron a la lucha en solidaridad con sus compañeros de las escuelas en conflicto, y en defensa de la educación pública. Además, se levantaron otras reivindicaciones, también presentes en el anterior conflicto de 2008, como el reclamo de becas.

La firmeza de los estudiantes, que mantuvieron en pie las tomas a pesar de las reiteradas denuncias y amenazas del gobierno y de la persistente condena de la mayor parte de los medios de comunicación, sumado a varios cortes y movilizaciones a la jefatura de gobierno y a la legislatura, demostrando una importante capacidad de coordinación entre las escuelas, llevaron a que la gestión macrista tuviera que dar explicaciones e, incluso, a que el propio ministro de educación, Esteban Bullrich, tuviera que recibir a los estudiantes para negociar.

Por otra parte, en la UBA, bajo la gestión del rector kirchnerista Hallú y, en particular, en la facultad de Ciencias Sociales con el decano (también kirchnerista) Caletti, se continúa avanzando con el desfinanciamiento de la educación superior. Ante otra grosera manifestación del deplorable estado de los edificios en Sociales (en esta oportunidad fue la caída de un vidrio en la sede de la calle M. T. de Alvear) se organizaron masivas asambleas y se llevó adelante la toma de la facultad, como había sucedido también en 2008.

Además de estos casos, aunque con menor o ninguna difusión en los grandes medios de comunicación, se desarrollaron y se desarrollan otros conflictos, protagonizados por los estudiantes, como en el profesorado Joaquín V. González, el IUNA y otros colegios y terciarios de la provincia de Buenos Aires, que marcan también que la única forma de enfrentar la avanzada de los gobiernos contra la educación pública es con los cortes, las movilizaciones, las tomas... Es decir, con la lucha.



La necesidad de la organización

Como señalábamos, estos últimos ejemplos dan cuenta de la potencialidad de lucha del movimiento estudiantil. Con las tomas, el corte de calles y las movilizaciones, los estudiantes secundarios lograron poner en tapa de todos los medios y en el debate público, la pésima situación de la educación y se forzó al gobierno a intervenir y dar respuestas.

Queda mucho trabajo por hacer, sin embargo, en materia de organización. Esto se aprecia, principalmente, en la UBA, donde desde la conducción de los centros no se asume la tarea de convocar a la organización de los estudiantes y a la lucha. De esta forma, por lo general, se llega al conflicto, como en este caso en Sociales, a partir de un estallido que se produce por un problema puntual. Esto dificulta la planificación y el desarrollo sobre los problemas de cada espacio que deben ser tomados por el movimiento estudiantil. Y esta situación de desorganización se ve agravada, fundamentalmente, por la tendencia a la conciliación con las autoridades y a la desmovilización de organizaciones como La Mella y Prisma(1). Esto se evidenció, incluso, en su intervención durante el conflicto de los secundarios, cuando el dirigente de La Mella, Itai Hagman, convocó a través de los medios a aceptar la propuesta del ministro macrista, asegurando después de la reunión (contra la opinión de los estudiantes de varias escuelas) que “el lunes, debería haber clases”.

Es necesario, por lo tanto, avanzar en la organización del movimiento estudiantil. Allí donde no existan centros de estudiantes, o su funcionamiento no sea periódico, es preciso construirlos y hacer de ellos espacios de intervención que funcionen regularmente y que permitan la participación de los estudiantes, para poder discutir los problemas y las reivindicaciones de cada espacio y desarrollar los planes de lucha que sean necesarios para conquistarlas. Y allí donde la dirección de los centros de estudiantes esté en manos de agrupaciones que no promuevan la organización y la lucha, sino la conciliación con las autoridades y la desmovilización, es preciso prepararse para dar la disputa por alcanzar esa conducción y hacer de los centros de estudiantes auténticas herramientas de organización y lucha del movimiento estudiantil, para poder avanzar en conquistas en pos de la educación pública.




NOTAS:

1) Sobre el ascenso de estas organizaciones y su orientación política, ver “Elecciones en la FUBA” en ER N°57, de mayo de 2010.



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Más persecución

En el marco de la criminalización de la lucha, que impulsan por igual los gobiernos de Kirchner y Macri, se ha avanzado en la persecución al movimiento estudiantil y se han abierto en las últimas semanas varias causas penales y contravencionales contra los estudiantes y docentes en lucha, que se suman a las que ya existían como las que afectan a varios miembros de la conducción de la FUBA, al ex presidente del centro de Sociales y a tres estudiantes de la UBA, por organizar cortes de calle en solidaridad con los trabajadores de Kraft.

Es en este marco en el que se agregan, entonces, la causa contravencional abierta a raíz del corte de calle y del bloqueo realizado por estudiantes y docentes del Joaquín V. González y, también, el pedido del gobierno macrista de que sean identificados los que participen de las tomas de los colegios secundarios.

El cese de la persecución, tanto de de los estudiantes en lucha como de militantes y activistas de otras organizaciones y sectores populares, debe ser una bandera permanente del movimiento estudiantil.

Profesorado Joaquín V. González: En lucha por la educación pública

En las últimas semanas, los estudiantes del Profesorado de Historia del Joaquín V. González vienen luchando contra la reforma del plan de estudio que intenta imponer el gobierno a través de un grupo reducido de docentes. Tanto docentes como estudiantes se organizan y luchan para enfrentar una nueva avanzada contra la educación pública.

La educación pública, de la misma forma que la salud, ha venido padeciendo un proceso de desmantelamiento, víctima de los sucesivos planes de ajuste que todos los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, han aplicado en los últimos años. Esta política de vaciamiento se ve reflejada en la falta de presupuesto, las pésimas condiciones edilicias, los magros salarios docentes y las reformas educativas que además de descentralizar el financiamiento atacan los distintos planes de estudio, deteriorando la calidad educativa. Esta realidad se ha profundizado en los años de gestión kirchnerista, por ejemplo, con la legislación que avala la intromisión directa de las empresas en la educación.
En esta oportunidad, en el Profesorado Joaquín V. González, un grupo de docentes y estudiantes impulsan un plan que responde a los intereses del INFoD (Instituto Nacional de Formación Docente), que se limita a aumentar la carga horaria mediante materias pedagógicas, sin contemplar las necesidades de los estudiantes y extendiendo innecesariamente la cursada.
Ante esto, docentes, estudiantes y graduados de la carrera se han organizado y han elaborado un plan en un espacio abierto, el cual responde a los intereses de la mayoría del Departamento de Historia, mejorando la formación académica. Entre estas opciones debe elegirse una.
Además de su contenido, el plan que responde a los intereses del gobierno es profundamente antidemocrático, ya que los docentes que lo han elaborado, apoyados por el rectorado del instituto, quisieron imponerlo mediante el voto ponderado, es decir, que el voto de un docente equivalga al de alrededor de veinte estudiantes. Frente a esto, la mayoría del departamento se ha pronunciado ya por el voto único.
Hasta el momento la lucha y la organización de los estudiantes del JVG, que incluyó cortes de calle, bloqueos y actividades de difusión, evitó en varias oportunidades que se llevara adelante la elección con voto ponderado.
Dado que la movilización estudiantil impidió sesionar a las autoridades del profesorado, el Consejo Directivo debió reunirse en el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad y llamó a elecciones con ponderación del voto, para la última semana de clases del cuatrimestre. Esa semana cerró la institución por problemas edilicios, y sin clases quisieron llevar adelante la elección. Su intención era aislar el conflicto del resto del estudiantado, y poder así elevar el plan que quiere el Gobierno. Pero no pudieron, porque los que defienden la educación pública, se organizaron y mantuvieron un bloqueo de las puertas del Instituto durante casi una semana, evitando esa maniobra
De esta forma, pese a la difamación de las autoridades, la presencia de la policía y los intentos de la Junta Electoral que contaba con el respaldo del Gobierno de la Ciudad, se logró evitar la elección.
En los últimos días, ante esta realidad, el Rectorado elevó el plan al Gobierno de la Ciudad y se han abierto contravenciones contra un docente y dos estudiantes (el actual y el ex presidente del centro de estudiantes), por cortar la calle y bloquear el ingreso al profesorado.
La lucha de los estudiantes del Joaquín V. González reafirma que el único camino posible para defender la educación pública frente a los avances del gobierno es luchando de forma cada vez más organizada y avanzando en la construcción de un movimiento estudiantil antiburocrático y combativo.

Movimiento estudiantil

Elecciones en la FUBA

Las elecciones en la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) confirman el avance de las organizaciones que se nuclean alrededor del proyecto capitalista de Pino Solanas en el movimiento estudiantil. Frente a esta realidad y la situación de debilidad y desorganización general, la tarea de la hora es construir un movimiento estudiantil antiburocrático y combativo, que sea independiente del gobierno y otras alternativas patronales.


Los últimos días de marzo se llevó adelante el congreso para designar la conducción de la FUBA. Como en otras oportunidades, la Franja Morada (UCR) y el MNR (Partido Socialista), convocaron a un congreso paralelo buscando vaciar la convocatoria oficial y quedarse con la conducción de la Federación. Una vez más, no consiguieron el apoyo necesario, y así, estas organizaciones que dirigieron casi todos los centros de estudiantes durante de las décadas del ´80 y ´90, siendo responsables del vaciamiento y desmantelamiento de la universidad pública, vieron frustrados sus planes.

Sin embargo, más allá de la nueva derrota de la Franja Morada y el MNR, el congreso marcó un retroceso. Se trata del claro avance de partidos y agrupaciones que están volcados decididamente a la construcción del espacio de “centro-izquierda”, que busca volver a encaminar al pueblo trabajador a una nueva derrota, tras otro proyecto progresista al estilo del Frepaso, el ibarrismo o, por qué no, el kirchnerismo. Es el caso de La Mella , agrupación que participa activamente de las iniciativas lanzadas por la burocrática conducción de la CTA y que en las elecciones de junio pasado militó de boca en boca la campaña de Solanas; o de Libres del Sur, organización que fue parte integrante del kirchnerismo durante largos años, y, hoy, ya distanciados del gobierno y sin realizar ningún tipo de autocrítica, lanzan la candidatura presidencial del jefe de Proyecto Sur asegurando que “la esperanza sigue en pie y que con Pino crece un nuevo proyecto nacional”. También integró la lista ganadora el PCR, partido que apoyó a las patronales rurales en el conflicto por las retenciones y que tampoco ocultó su presencia en las últimas actividades de Proyecto Sur. Todos ellos, junto con el PO (que conserva la dirección, compartida ahora con la Mella ) y un sinfín de organizaciones menores (como las agrupaciones ex PC) integraron la lista “por otro 1918” (armada, como es costumbre en estos casos sobre la hora discutiendo cargo a cargo) que se quedó con los espacios más importantes dentro de la conducción de la Federación. La lista que consiguió el segundo lugar fue la de las agrupaciones kirchneristas, como La Cámpora.

Por otra parte, no se puede esperar de esta conducción de la FUBA la iniciativa para revertir la situación de debilidad actual del movimiento estudiantil. Durante varios años al frente de los centros de estudiantes y de la propia Federación, han demostrado su incapacidad para construir espacios sólidos de organización. Cada vez es más marcada su tendencia a limitar los conflictos a los marcos de los consejos directivos, por no mencionar que en más de una oportunidad han intentado, incluso, poner un freno a distintos procesos de lucha, como sucedió ante toma de facultad por el edificio único en Sociales.

La realidad que se vive en los centros que dirigen las fuerzas que hoy son presidencia de la FUBA , por lo tanto, está marcada por la desorganización, la falta de participación y una dirección que no se plantea la necesidad de organizar planes de lucha para poder avanzar con las reivindicaciones estudiantiles, que permitan revertir la crítica situación que padece la universidad pública desde hace décadas, y que el kirchnerismo ha agudizado año a año.

Es de suma importancia avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil combativo y antiburocrático, que se mantenga independiente del gobierno y de cualquier alternativa patronal, sea abiertamente reaccionaria o progresista. Un movimiento que pueda pelear en las calles en defensa de la educación pública, gratuita y de calidad y que aporte, de forma organizada, en la lucha obrera y popular.