Elecciones en la UBA


En septiembre habrá elecciones en los centros de estudiantes de las facultades de la UBA, incluyendo las que en los últimos años han estado más movilizadas como Sociales y Filosofía y Letras. Para el movimiento estudiantil está planteada la tarea de enfrentar a las agrupaciones kirchneristas, para levantar en cada centro conducciones de izquierda, que sean independientes del gobierno y de las distintas gestiones, y que impulsen la organización de base y la lucha.

En los últimos años, el movimiento estudiantil, tanto universitario como secundario y terciario, ha protagonizado importantes procesos de lucha en defensa de la educación pública, para enfrentar el vaciamiento y el desfinanciamiento promovido por los distintos gobiernos y dando la pelea por mejores condiciones de cursada, edificios propios, reformas en los planes de estudio, entre otras justas reivindicaciones.
Ante estas elecciones de centro de estudiantes, se plantean tareas importantes para poder avanzar en una mejor organización para el movimiento estudiantil: enfrentar, en cada facultad, el avance de las agrupaciones kirchneristas e impulsar en cada centro de estudiantes conducciones de izquierda que mantengan firme la necesaria independencia frente al gobierno y que se comprometan a impulsar la lucha por la educación pública y la organización de base.

Ante todo, enfrentar al kirchnerismo
El gobierno de Cristina Fernández es un claro enemigo de la educación pública. Tras ocho años de gestión, el kirchnerismo es el máximo responsable en la actualidad de la crítica situación: las pésimas condiciones edilicias que se viven en todos los niveles, los salarios de pobreza de los trabajadores docentes (a lo que se agrega en la docencia universitaria los miles de “ad-honerem” que sostienen a diario el funcionamiento de la universidad sin cobrar un solo peso), el vaciamiento de los contenidos, la descentralización del financiamiento, la participación de las empresas cada vez más fuerte en la orientación de las carreras en la universidad y en la escuela, fundamentalmente, en la técnica.
Ejemplificador, sobre la actitud del kirchnerismo ante la educación pública, es el caso de la última huelga de los trabajadores docentes en Santa Cruz, que, como en años anteriores, se levantaron y dieron una importantísima lucha para mejorar sus salarios. El gobierno kirchnerista (tanto a nivel nacional como en la provincia, a través de su delegado Peralta) se negó a aceptar los reclamos de los docentes, y apostó al desgaste del conflicto, con la ayuda de la burocracia celeste de la CTERA. Aisló la lucha, militarizó (como tantas veces) la provincia, mandó patotas para golpear y amedrentar a los trabajadores movilizados y reprimió por la noche a los docentes que acampaban frente al ministerio de trabajo en la ciudad de Buenos Aires, a la espera de una solución para el conflicto. En pocas palabras, ante la lucha de los maestros por un salario digno, la respuesta del kirchnerismo es clara: la represión.
Por otra parte, es evidente como las gestiones de los decanos kirchneristas como Trinchero (Filosofía) y Caletti (Sociales) son las encargadas de aplicar a cuenta gotas las políticas de vaciamiento y privatización de la educación. Además, utilizan las facultades como unidades de campaña kirchnerista, convocando para diferentes actividades a la ministra represora Garré y sus aliados Verbitsky y Zaffaroni o a distintos dirigentes oficialistas, como Milagro Sala. Por su puesto, han sido y son enemigos confesos de todas las luchas que ha protagonizado el movimiento estudiantil en el último tiempo.
Por lo tanto, enfrentar a las agrupaciones kirchneristas en la facultad y, particularmente, en estas elecciones de centro, resulta fundamental para construir un movimiento estudiantil que se mantenga independiente de los gobiernos que, como el de Cristina Fernández, destruyen la educación pública, y persiguen y reprimen a los que luchan.

La conducción de La Mella
En Sociales y Filosofía y Letras, los frentes comandados por La Mella, son actualmente conducción del centro de estudiantes. En general, ha ido alcanzando los puestos de dirección en varios centros, aprovechando el desprestigio de algunas organizaciones de la izquierda que dirigían anteriormente, como el PO, el PTS e IS, que si bien muchas veces sostenían posiciones políticas correctas, a la hora de caracterizar al gobierno como antipopular, de solidarizarse con distintas luchas obreras y de defender la independencia de los centros de estudiantes, venían demostrando serias limitaciones a la hora de impulsar la organización de base en las facultades y de ponerse a la cabeza de las distintas luchas.
En el tiempo que lleva como conducción, La Mella, pretendida “nueva izquierda” o “izquierda independiente”, identificada políticamente con el chavismo, ha demostrado no ser una alternativa superadora para avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil combativo, organizado desde las bases, y que mantenga firme la independencia del gobierno y de las gestiones en cada facultad.
En cambio, vienen jugando el rol, muchas veces, de ubicarse en un lugar “intermedio” entre la izquierda y el kirchnerismo, buscando matizar críticas hacia el gobierno de Cristina Fernández y rescatando ciertos aspectos de su gestión, como la política de DDHH.
En este último año, sin ir muy lejos, han puesto en evidencia más de una vez su política vacilante y conciliadora, organizando, por ejemplo, una actividad junto a Zaffaroni y media docena de agrupaciones kirchneristas por la “memoria”, en el marco del 24 de marzo. Más cerca en el tiempo, con la excusa de enfrentar al macrismo, convocaron a votar por el kirchnerismo  (llevaba como candidato a un enemigo de la educación pública, que venía de justificar la represión a los docentes de Santa Cruz, como Daniel Filmus) en la segunda vuelta de las elecciones porteñas.
La Mella, en definitiva, ha demostrado que no es una alternativa válida para profundizar la organización del movimiento estudiantil, que impulse la lucha y garantice la independencia de los distintos gobiernos.

Por centros independientes del gobierno, que impulsen la organización de base y la lucha
Ante este escenario, que plantea como tarea fundamental enfrentar el avance de las agrupaciones kirchneristas en la facultad, se hace imprescindible la unidad de las agrupaciones de izquierda que sostienen la necesaria independencia que debe mantener el movimiento estudiantil del gobierno y de las distintas gestiones.
Y en ese sentido se ha avanzado, por ejemplo, en Filosofía y Letras, donde se ha logrado dar un paso importante, armando una lista de unidad (el Plenario de Izquierda, integrado por distintas agrupaciones de izquierda, antiburocráticas y combativas),  para enfrentar a las agrupaciones kirchneristas y disputarle el centro de estudiantes a La Juntada (La Mella y aliados).
El Planario de Izquierda levanta, por lo tanto, las banderas de la independencia política que debe tener el movimiento estudiantil de cualquier partido patronal y sostiene una clara caracterización del kirchnerismo como un gobierno antipopular y enemigo de la educación pública. Y, por otra parte, es una alternativa superadora de las anteriores conducciones de la izquierda, como la de El Bloque (PO, PTS, IS, MAS), ya que además reúne y representa a una parte importante del activismo de la facultad que viene protagonizando en los últimos años un sostenido proceso de organización desde las comisiones de base y que estuvo al frente de la lucha por el edificio el año pasado.
De la misma manera, la convocatoria real a plenarios abiertos de la izquierda, con participación de otras agrupaciones y activistas independientes, para discutir la intervención y el programa de la lista unitaria, también representa un elemento superador a experiencias anteriores en esta facultad.
En Filosofía y Letras, por lo tanto, el Plenario de Izquierda representa la mejor alternativa en estas elecciones para avanzar en la construcción de un movimiento estudiantil independiente del gobierno, que impulse la organización de base y la lucha.

Es importante recordar, por último, que la construcción del movimiento estudiantil no comienza ni concluye con las elecciones. La actividad militante cotidiana, orientada a desarrollar la organización de base en cada facultad, es fundamental para poder construir un movimiento que pueda pelear con fuerza en las calles. En ese sentido, por estos días, los compañeros chilenos marcan un camino ejemplar con su combatividad y enseñan nuevamente de lo que es capaz un movimiento estudiantil firme, que trabaje de conjunto con otros sectores del pueblo y que se decida a luchar contra el gobierno en defensa de la educación pública.