El partido de la burguesía


Siguen los reacomodos, buscando el camino a 2011

Duhalde anunció su “regreso” a la conducción del PJ. Kirchner busca la manera de llegar como candidato a 2011. El resto del PJ mide chances con uno y otro. Macri tiene problemas. El Acuerdo Cívico y Social trata de disimular que tiene cada vez menos acuerdos. Todos, en el partido de la burguesía, buscan la mejor manera de reacomodarse para seguir gobernando en los tiempos que vienen.

Vemos a diario los enfrentamientos entre los distintos sectores del gran partido de la burguesía, pero su puja no es por principios ni programas, sino solamente por resolver cómo se ordenan en el reparto del poder. Con diferencias apenas de forma, como se ve con el canje de la deuda o la relación con el FMI, acuerdan básicamente en profundizar la explotación y la entrega, aunque pugnen por acomodarse mejor hacia las próximas elecciones.
El día de la “lealtad”, el partido peronista mostró sus fracciones. En la quinta de San Vicente estuvo el kirchnerismo más “puro”, que hizo bis en el Teatro Argentino de La Plata , con una versión más “bonaerense”, con Scioli y un homenaje al simbólico Cafiero. El “peronismo tradicional”, bajo la batuta de Felipe Solá, sin De Narváez ni Macri, se juntó en Obras. El peronismo porteño, para no tener que elegir entre uno u otro, hizo su propio acto con la excusa de inaugurar un local. Fernando “Pino” Solanas encabezó una conmemoración en el Club Universal. Y en cada provincia, según la ubicación de las lealtades, hubo uno o más actos. La presidenta trató de minimizar las marcadas divisiones: “Son muchos actos porque somos muchos peronistas”, dijo. Pero no pudo ocupar el centro de la foto en un escenario marcado por las francas palabras de Eduardo Duhalde, apenas unos días antes: “He decidido hacerme cargo de la reconstrucción del peronismo”.
Recién llegado de España, Duhalde eligió un acto junto a Luis Barrionuevo, de la CGT Azul y Blanca, para blanquear sus aspiraciones. Usó su origen sindical para compararse con Lula y envió un claro mensaje a Hugo Moyano: “Voy a visitar todos los gremios, sin exclusiones” y otro a Néstor Kirchner: “Va a ser tan fuerte lo que vamos a armar que vamos a ganar por abandono”.
Barrionuevo fue el primero en festejar el fin de la incertidumbre. En el mismo acto, dijo que ponía a los 56 gremios que le responden a su disposición, dando por un hecho la reunificación cegetista: “No falta mucho tiempo para que volvamos a nuestra casa de Azopardo”.
La pública admisión del ex bañero provocó una catarata de adhesiones entusiastas. El ex ministro de economía Roberto Lavagna dio el presente y se anotó para algún carguito. En representación del “peronismo tradicional”, el primero en aplaudir fue el sonriente Carlos Ruckauf. En el acto en Obras, donde habló frente a Jorge Obeid, Jorge Busti, Ramón Puerta, Juan Carlos Romero, Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, Solá dijo que se sintió “acompañado por Duhalde aunque no viniera”, y aseguró que lo va a apoyar, renegando públicamente de la alianza en cuyo nombre va a asumir como diputado en menos de dos meses. Advirtió a su socio en Unión Pro, Mauricio Macri, que, si pretende ser presidente, no cuente con él.
Hilda “Chiche” Duhalde fue la encargada de decir lo que su marido calló. Preguntada sobre los distintos actos, dijo: “Si tengo que adherir, voy a adherir al de Felipe”, e insistió con que, en 2003, Duhalde entregó a Kirchner un país “medianamente pacificado”, en el que el matrimonio presidencial impuso “un modelo de crispación, de violencia y de enfrentamiento con todos los sectores de la sociedad”.
Como en 2001, Duhalde reapareció como el salvador, haciendo honor a su fama de “piloto de tormentas”. Reutemann no se anima. El trío Solá-Macri-De Narváez tiene más diferencias que acuerdos, y a los candidatos “novedosos”, como Das Neves o Urtubey, solos no les alcanza para enfrentar, por ejemplo, la posible candidatura del vicepresidente Julio Cobos.
Al mismo tiempo, y sin mencionar para nada a Duhalde, desde el oficialismo empezaron a circular la versión de Kirchner presidente para 2011. En varios actos públicos, el kirchnerismo reverdeció sus lazos con las llamadas “organizaciones sociales”, en un intento por mostrar que no necesita al aparato pejotista más tradicional. También planea una “reforma electoral” con internas abiertas, que le permitiría aprovechar los fondos y recursos del estado para contrarrestarlo. Mientras tanto, busca los votos del “progresismo” en el congreso.
El radicalismo todavía no sabe qué va a hacer, y se debate entre Cobos, Morales o Sanz. El Acuerdo Cívico y Social tiene cada vez menos acuerdos entre sus socios. Mientras Stolbizer insiste con la alianza con Cobos, Carrió funda un nuevo partido y el “socialismo” vota con el kirchnerismo en el congreso. Ni siquiera saben si los legisladores que obtuvieron el 28 de junio formarán un mismo bloque a partir del 10 de diciembre.
El progresismo de la alianza de Solanas, Lozano y el PC trata de capitalizar algo en la disputa con Macri en la ciudad, aprovechando el tropezón del jefe de gobierno con el affaire del espía, y no deja de mostrar su permeabilidad a los acuerdos. Votó con el kirchnerismo la ley de medios, y ahora conversa con Margarita Stolbizer, enfrentada a Carrió.
Mientras tanto, sin pausa, Duhalde sigue tejiendo el complicado entramado. Ya dijo públicamente que no apoyará a De Narváez ni a Macri, y, por las dudas, descartó todo posible acuerdo con Cobos. Lamentó que el gobierno nacional “humille a Scioli” y fue orador estrella ante los más poderosos empresarios del país en el Coloquio de IDEA.
Unos y otros cuentan sus fichas, las mueven en el tablero, negocian, se traicionan, vuelven a negociar, hacen acuerdos, los rompen y siguen negociando. El partido de la burguesía, a pleno, busca el mejor camino para seguir gobernando, siempre en contra del pueblo trabajador.