Santa Cruz. El ajuste y la lucha de los trabajadores


El plan de ajuste en curso en la provincia de Santa Cruz es una demostración clara de la voluntad del gobierno. La resistencia y la lucha de los trabajadores para ponerle un freno, da cuenta de la posición de fuerza que es capaz de conquistar la clase trabajadora.

El gobierno de Santa Cruz intentó despedir el año con un paquete de medidas, que se erigen como exponente del ajuste en marcha a nivel nacional. A través de un cúmulo de medidas avalado por la “ley de emergencia”, lo esencial del plan del gobernador kirchnerista, Daniel Peralta, consiste en elevar la edad jubilatoria, incrementar aportes, implementar un aporte que deberían pagar los jubilados, instrumentar el congelamiento de las pensiones, eliminar la movilidad jubilatoria, y suspender las negociaciones paritarias. Es decir, impulsa un contundente plan de ajuste contra la clase trabajadora santacruceña.
Sin embargo, este atropello viene siendo debidamente frenado por la lucha de los trabajadores.
Una vez difundido el proyecto del gobierno, y la disposición de aprobarlo de los legisladores provinciales, diversos sectores de la clase trabajadora se organizaron y se concentraron para enfrentar la embestida oficial. Se dieron cita frente al palacio legislativo, trabajadores del estado provincial y municipales, de luz y fuerza, de vialidad, docentes, recolectores de residuos y judiciales, entre otros tantos, y, por supuesto, los jubilados y pensionados.
Con el acampe frente a la legislatura y los piquetes bloqueando los accesos para impedir el ingreso de los legisladores, más los enfrentamientos con la policía, la fuerza y la lucha de los trabajadores, pese a la fuerte presencia de sectores kirchneristas y de la burocracia sindical, lograron ponerle un freno a la avanzada gubernamental, impidiendo la votación de la ley en el recinto, por “falta de garantías”, según explicó el vicegobernador de la provincia. Cabe mencionar que la cámara no tenía luz, no tenía personal y no tenía quórum… debido a la firmeza de la lucha de los trabajadores. La represión del gobierno dejó un saldo de 21 heridos y varios detenidos.
Finalmente, las jornadas de diciembre en Santa Cruz culminaron con la suspensión del tratamiento de la reforma previsional hasta marzo. Esto, sin dudas, constituye una importante conquista y es demostrativa de la posición de fuerza que puede ocupar la clase trabajadora. Sin embargo, ahora, el gobierno se propone consensuar un proyecto “mejor” con los “sectores gremiales representados”, es decir con la burocracia sindical. El gobierno y la Mesa de Unidad Sindical (en manos de la burocracia) firmaron un acta en la que se comprometen a ello para tratar la iniciativa en el mes de marzo. Esta situación pone de manifiesto la voluntad política de avanzar con este ataque contra todos los trabajadores. Entre tanto, Peralta, aunque no avanzó con la resistida reforma previsional, firmó un decreto con el que avanza hacia la reducción del gasto público, suspendiendo la designación de los trabajadores contratados y en planta transitoria, es decir, instrumentando despidos.
Este escenario debe mantener en alerta a los trabajadores que no pueden confiar en las conducciones sindicales burocratizadas y necesitan organizar la lucha con independencia política frente al gobierno y la burocracia, apoyándose en la fuerza de las bases, que ya ha demostrado que puede hacerle frente, con efectividad, a los ataques oficiales.