El
pasado 2 de febrero, en la cámara federal de apelaciones de San Martín, se
llevó a cabo la audiencia de apelación a los procesamientos en primera
instancia de Javier Hermosilla y Lorena Gentile (miembros de la Comisión Interna
de Kraft), de Ramón Bogado y María del Rosario Penayo (miembros de la interna
anterior), de Oscar Coria (delegado despedido en 2009), de Leonardo Norniella
(delegado de PepsiCo), y de Néstor Pitrola y Vilma Ripoll. La justicia los
imputó por los distintos cortes de la Panamericana durante el conflicto desarrollado en
2009 por la reincorporación de los más de 150 despedidos.
La
persecución hacia los delegados y activistas que protagonizaron y que se
solidarizaron con la lucha de Kraft expresa la persecución y el ataque a la
organización independiente y de base de la clase trabajadora y la
criminalización de la protesta. Esto es más claro aún si se tiene en cuenta
que, desde importantes fábricas de la industria alimenticia, se viene
organizando la oposición para disputarle la conducción a la burocracia sindical
de Rodolfo Daer, y que el gremio de la alimentación protagonizó luchas de gran
trascendencia como fueron la de Kraft contra los despidos y la de Arcor, que
logró romper el techo salarial en 2010.
El
objetivo es infundir temor en la clase trabajadora para que desista de
emprender la lucha por mejores salarios y condiciones de trabajo y para que no
se atreva a desafiar ni al gobierno, ni a las patronales, ni a la burocracia
sindical. Además, busca castigar a quienes encabezan la lucha, para descabezar
y desarticular la organización independiente que los trabajadores construyen
desde las bases.
El
carácter político de la “causa Kraft” es evidente. Mientras la presidenta
califica a la huelga como extorsión y pide terminar con los cortes, la justicia
persigue a quienes impulsan y sostienen la huelga, a quienes se manifiestan
cortando las calles y, además, a quienes se solidarizan con la lucha, presentando
como pruebas los informes de las fuerzas de seguridad y las distintas
publicaciones de izquierda que apoyaron y convocaron a la lucha.
En
la defensa de los procesados de la “causa Kraft” se pone en juego, también, el
futuro de las luchas por venir de la clase trabajadora contra los atropellos de
los capitalistas y sus socios. Allí, radica la importancia de hacer propia la
lucha contra toda persecución política.