Elecciones primarias: Van por otros cuatro años de represión y flexibilización


El kirchnerismo obtuvo un triunfo contundente frente a las otras listas patronales en las elecciones internas obligatorias del pasado 14 de agosto, lo que le asegura prácticamente su continuidad al frente del gobierno en el próximo período.

Cristina Fernández se impuso por amplio margen en las internas, superando el 50% de los votos. Quedó a un paso, de esta forma, de conseguir el triunfo en octubre que le permita gobernar por cuatro años más.
Varios fueron los pilares sobre los que se apoyó el kirchnerismo para su estabilidad y fortalecimiento.
Por un lado, contó con el respaldo mayoritario de la estructura del PJ, tanto en la provincia de Buenos Aires, a través del gobernador Scioli y de intendentes y punteros del conurbano, como a nivel nacional, donde contó con la colaboración de los históricos caudillos provinciales, como Gioja, Capitanich, Insfrán y Menem, entre otros. Para todos ellos, indudablemente, el kirchnerismo fue la mejor opción para conservar su poder y continuar con sus negociados.
Similar fue la situación en las filas de la burocracia cegetista. Si bien varios expresaron su malestar por los pocos lugares que les cedieron en las listas oficiales, finalmente, su apoyo se volcó hacia la candidatura de Cristina Fernández, con la expectativa de que la continuidad kirchnerista les permita sostener su poder al frente de las conducciones sindicales y, fundamentalmente, sus millonarios negocios.
El empresariado, tanto de las grandes empresas como de las PyMES, tanto de la industria como del campo, también se ha inclinado mayoritariamente a favor de un nuevo gobierno kirchnerista, descartando otras alternativas patronales que, en otras oportunidades, se mostraron menos efectivas a la hora de administrar sus “negocios comunes”. Se basaron, sin dudas, para tomar su decisión, en un balance de sus ganancias en los últimos años. El gobierno de Néstor Kirchner, y su continuidad en la gestión de Cristina Fernández, le ha devuelto la legitimidad a las instituciones del sistema, ha conseguido una cierta “estabilidad”, en relación con los niveles de confrontación de comienzos de la década pasada y, fundamentalmente, ha garantizado las herramientas necesarias para la prosperidad de los negocios de los capitalistas: facilidad para explotar trabajo “en negro”, para tercerizar, o contratar trabajadores de forma temporaria, millonarios subsidios para expandir sus negocios, amplias facilidades para explotar las riquezas del país, como el caso de la minería, etc. Esta orientación ha podido ser sostenida, además, porque nuestro país agroexportador, cuyo principal recurso es la exportación de commodities, como la soja, aún no ha sido azotado en la misma medida que otros países por la crisis capitalista mundial, permitiendo el mantenimiento de los negocios de los  capitalistas que operan en Argentina. Todo esto se ha traducido para unos y otros, patrones grandes y chicos, locales y multinacionales, en millonarias ganancias. Esto se constata también con el empresariado rural (al que el kirchnerismo supo tildar de “oligarquía gorila”) que en su mayoría está más que satisfecho con los negocios realizados durante la gestión kirchnerista y, en muchos casos, incluso, se ha deslizado desde la “oposición” hacia la integración al proyecto capitalista de los Kirchner. Es el lo que pasa, por ejemplo, con sectores de la Federación Agraria o lo que se pudo ver, incluso, en la Sociedad Rural de Córdoba, dónde mientras compartía un acto con Amado Boudou, el dirigente de la entidad patronal, Eduardo Ballesteros, confesó que al empresariado rural “le está yendo bien y (…) si seguimos con la demanda de alimentos en el mundo como se va incrementando con el pasar del tiempo nos va a ir cada vez mejor”. (1)
El recurso para la relegitimación de esta opción patronal, ha sido, una vez más, la apelación al pueblo, que se vio forzado, como en toda elección propia del régimen democrático burgués, a elegir entre una serie de candidatos patronales. Esto, en un marco de clara hegemonía de la clase capitalista, en donde los trabajadores no hemos logrado aún desarrollar una opción revolucionaria que genere expectativas en el pueblo trabajador señalando la posibilidad de apostar a un cambio real, al que no se llegará por la vía electoral.
Así las cosas, el pueblo trabajador, el mismo que sufre la flexibilización y la represión, estaba conminado a “elegir” entre los líderes de los partidos capitalistas. Y en este marco, lo impresentable del grueso de los candidatos de la oposición contribuyó a orientar su apoyo al gobierno actual, cuyo discurso promete mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares, y que ha sido efectivo a la hora de generar expectativas y de logar ocultar la realidad. Una realidad que demuestra que muy poco ha mejorado la situación del pueblo trabajador, que sigue padeciendo la falta de vivienda, la desocupación, los bajos salarios y la flexibilización laboral, tras ocho años en los cuales la actividad económica ha crecido de forma sostenida (según el propio oficialismo gusta propagandizar), se han pagado miles de millones de dólares de deuda externa y los empresarios y los funcionarios estatales se han enriquecido de forma escandalosa.
Todo hace preveer, por lo tanto, que después de las elecciones primarias será el kirchnerismo el encargado de seguir gobernando contra el pueblo en los próximos años. Y en las últimas semanas ha dado algunas muestras de lo que se viene: el salario mínimo de pobreza acordado con la burocracia y las patronales, y la represión a los que luchan, con la que sigue matando a quienes se disponen a pelear por los derechos más elementales que le son negados como la vivienda, como sucedió en Ledesma.
Por otra parte, según trascendió(2), el ministro Boudou prometió en reuniones con las distintas cúpulas empresarias, que entre las prioridades del nuevo gobierno estará el retorno al mercado de capitales, con lo que profundizará el endeudamiento externo. “Profundizar el modelo” que no es otra cosa que seguir gobernando en defensa de los negocios empresarios y contra el pueblo trabajador. 
Ante la persistencia del gobierno de la flexibilización y de la represión, los trabajadores tenemos planteada la tarea de avanzar en la organización y la lucha independiente, para resistir las medidas antipopulares del gobierno kirchnerista y abonar la construcción de una salida de fondo para el pueblo trabajador.

NOTAS:
1) http://www.andigital.com.ar/
2) Por ejemplo, Clarín, viernes 2 de septiembre