El Revolucionario Nº39 (Septiembre de 2008)
A fines de agosto, la burocracia sindical de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), encabezada por el hombre de Juan Manuel Palacios, Roberto Fernández, junto a la empresa Metrovías de Benito Roggio, dirigía un nuevo ataque contra los trabajadores del subte. Se propuso expulsar a 21 delegados elegidos por una amplía mayoría, por “inconducta sindical”, es decir, por realizar medidas de fuerza consultando a las bases y no a los burócratas socios del gobierno y la patronal.
Este último ataque se suma al intento de proscripción pasado, a la reiterada represión patoteril, al sistemático discurso mediático que condena la lucha de los trabajadores por “generar caos en el tránsito”…
La respuesta del cuerpo de delegados, anunciando un paro para comienzos de septiembre, hizo retroceder, hasta el momento, este nuevo ataque mediante la decisión del ministerio de trabajo de suspender el congreso que procuraba expulsar a los delegados.
Es que cuando la organización y la lucha son antiburócraticas, la triple alianza antiobrera, gobierno, patronal y burocracia, se pone muy nerviosa.
A fines de agosto, la burocracia sindical de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), encabezada por el hombre de Juan Manuel Palacios, Roberto Fernández, junto a la empresa Metrovías de Benito Roggio, dirigía un nuevo ataque contra los trabajadores del subte. Se propuso expulsar a 21 delegados elegidos por una amplía mayoría, por “inconducta sindical”, es decir, por realizar medidas de fuerza consultando a las bases y no a los burócratas socios del gobierno y la patronal.
Este último ataque se suma al intento de proscripción pasado, a la reiterada represión patoteril, al sistemático discurso mediático que condena la lucha de los trabajadores por “generar caos en el tránsito”…
La respuesta del cuerpo de delegados, anunciando un paro para comienzos de septiembre, hizo retroceder, hasta el momento, este nuevo ataque mediante la decisión del ministerio de trabajo de suspender el congreso que procuraba expulsar a los delegados.
Es que cuando la organización y la lucha son antiburócraticas, la triple alianza antiobrera, gobierno, patronal y burocracia, se pone muy nerviosa.