Los negocios de Schoklender, las madres y el gobierno


Aunque el gobierno y Bonafini tienden a personalizar el escándalo en la figura de Sergio Schoklender, el uso a discreción y la apropiación de fondos públicos es la práctica permanente de funcionarios y punteros de todo nivel que responden a los partidos patronales como el PJ kirchnerista.


Es larga la lista de escándalos en los que están involucrados el gobierno y su séquito kirchnerista, por la apropiación de recursos públicos para su enriquecimiento. Ya la ministra Felisa Miceli debió renunciar por el escándalo de la bolsa con dinero en su despacho, Julio De Vido se hizo notar con sus arreglos millonarios con Skanska y Jaime sigue aún en primera plana por el majestuoso enriquecimiento que ostenta. Estos y otros negociados (la valija de Antonini Wilson, la mafia de los medicamentos, las tierras de los Kirchner en Santa Cruz, etc.) hacen que el grosero robo de recursos públicos realizado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo (AMPM) no sea más que un nuevo capítulo de una práctica recurrente.

Pero es importante señalar que si este nuevo caso de utilización de fondos públicos para el enriquecimiento privado se ha dado en la asociación dirigida por Hebe de Bonafini, es porque desde hace largos años el kirchnerismo viene privilegiando el giro de recursos a organismos de derechos humanos, sindicales, territoriales y demás, como forma de garantizar la cooptación de estos agrupamientos y legitimar así su política antipopular con la “chapa” de aquellos grupos que supieron luchar en otros tiempos.

Sostenido en estos giros millonarios, el gobierno ha logrado que grupos como el de Hebe de Bonafini (quien en 2002 arengaba contra el capitalismo y los partidos patronales y no tenía prácticamente recursos sino deudas), se pasen de un día para el otro a las filas oficiales, escoltando a los Kirchner en los actos de campaña. Junto a su cambio repentino de posición llegaron pronto una radio, un programa de TV, un nuevo edificio y condiciones excepcionales para la universidad, una editorial, una librería, y luego, el multimillonario programa de vivienda.

La lógica es la misma que existe entre el gobierno y los gobernadores e intendentes, o con los dirigentes sindicales: el giro de millonarios recursos para su completa administración (que les permite enriquecerse, pero también hacer política y desarrollar base social) es la contrapartida del apoyo al kirchnerismo por parte de estos dirigentes intermedios y su base.

Lo característico de los tiempos kirchneristas es la integración a esa misma dinámica punteril de organismos de derechos humanos (principalmente AMPM y Abuelas de Plaza de Mayo), grupos territoriales (con D’Elía, Pérsico y Depetri a la cabeza), figuras de la intelectualidad (como los de Carta Abierta) y agrupamientos de la juventud (como los organizados por Máximo Kirchner, en La Cámpora).

La apropiación millonaria por parte Schoklender como apoderado de la AMPM se enmarca en este circuito de cooptación kirchnerista. Las empresas, las casas y los autos de Sergio Schoklender son”vueltos” de las operaciones que diariamente realiza la asociación de Bonafini gracias a sus acuerdos con el gobierno. El reemplazo de Sergio Schoklender por su hermano Pablo en el puesto de apoderado de la asociación, no cambia nada en esta práctica. De hecho el nuevo apoderado de la AMPM también está imputado en la misma causa que su hermano.

Vale recordar que estos recursos, que constituyen la fortuna actual de Schoklender y tantos otros, debían ser destinados a políticas sociales para la resolución de problemas básicos, como la vivienda; un problema que aqueja a millones de argentinos. Así funciona “el gobierno nacional y popular”.


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Las empresas y los lujos


“Yo soy un apoderado más de la Fundación, soy el gestor claramente, pero la dirección y la presidencia del Consejo de Administración es de Hebe”, aseguró Schoklender, buscando limitar sus responsabilidades en el nuevo escándalo de corrupción kirchnerista.

Lo cierto es que varias son las empresas que se vinculan a Sergio Schoklender, el ex apoderado de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Dentro de la nutrida lista, la que sin dudas se destaca por su importancia es Meldorek. Se trata de la principal constructora que trabaja con el programa “Sueños compartidos” de la AMPM de Hebe Bonafini. Schoklender posee el 90% de las acciones de esta empresa, cuya facturación, a la luz de la gran de la cantidad de obras realizadas en los últimos años con fondos públicos, debe haber sido sideral. Otras firmas que están asociadas a su nombre son Antártica Argentina, Gorlac SA, Stylo Car, Regie Royale y Expedition SA. Esta última está dirigida por Alejandro Gotkin, mano derecha Schoklender y ex empleado también de la AMPM, que cuenta con una docena de empresas a su nombre.

El fabuloso enriquecimiento también se expandió hacia su entorno familiar, amigos y socios: su pareja y ex directora administrativa de Sueños Compartidos, su socio Eduardo González Fernández, quien gusta moverse en una camioneta Mercedes Benz de u$s 50.000, y su hermano Pablo, quien quedara a cargo de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

Y entre los lujos que posee el propio Schoklender a su alcance, através de dichas empresas, y que sólo encuentran puntos de comparación con las fortunas de los grandes capitalistas locales, se destacan dos aviones, un yate de $500.000, una Ferrari, un Audi, un Passat, un Bora, una Hilux, un BMW, una quinta de lujo en José C. Paz…

Como en los ´90 con Menem, hoy la corrupción kirchnerista les permite a sus funcionarios y aliados, como Schoklender, amasar grandes fortunas y darse una vida lujos, a partir de la apropiación directa y de los distintos negociados que realizan con el manejo de los fondos públicos.