Apenas comenzado el año,
el Hospital Santojanni fue escenario del enfrentamiento entre dos sectores de
la barra de Chicago. Un grupo de barrabravas entró al hospital decidido a
asesinar a uno de los internados, miembro de la banda contraria y responsable
del asesinato de quien sería uno de los jefes del otro grupo.
A partir de los
escandalosos hechos, enseguida se hizo pública la vinculación de los barras con
la represión hacia el movimiento sindical.
Uno de los barras que se
encontraba herido e internado en el hospital, perseguido por el sector
contrario de Chicago, resultó ser quien, meses atrás, había sido contratado por
la empresa DOTA para amedrentar a los delegados de la línea 60 en una asamblea.
Sumado a esto, uno de
los delegados, Daniel Farella, luego denunció que habían entrado en la casa de
su hija y que habían golpeado a su nieta de 15 años, buscándolo a él.
Una vez más, sale a la
luz el estrecho vínculo que existe entre las patronales, las patotas y la
policía con el aval del gobierno, dejando la resolución de muchos de los
conflictos gremiales en manos de patotas sindicales integradas por barrabravas.
Recordamos, así, los
casos de la patota durante el conflicto del Hospital Francés, en el diario
Crónica, en la toma del Indoamericano, en la línea 60, contra los docentes de
Capital, los campesinos asesinados en Santiago del Estero, entre otros.
Es claro que sigue en
marcha la política de la tercerización de la represión.