Los empresarios, con el modelo kirchnerista


Los empresarios son los grandes ganadores del modelo kirchnerista. Por eso apoyaron mayoritariamente a Cristina Fernández en las elecciones y salieron a elogiar al gobierno después del triunfo y a pedir por la continuidad de las medidas que garantizan sus millonarias ganancias.

En los años de gobierno kirchnerista los empresarios han ampliado notablemente sus márgenes de ganancia. No sorprende, por lo tanto, que salvo contadas excepciones la clase capitalista local se haya volcado mayoritariamente en defensa del modelo kirchnerista.
El 47° Coloquio de Idea, que reúne a los principales empresarios del país con la dirigencia política, se realizó en Mar del Plata previo a las elecciones y fue demostrativo de esta situación. Si alguna vez, como en el marco del conflicto del kirchnerismo con los empresarios rurales, este encuentro patronal tuvo un tinte crítico hacia las políticas del gobierno, en esta oportunidad, si bien participaron los candidatos de la “oposición”, como De Narváez o Binner, fue expresión casi unánime de la aprobación del empresariado sobre la gestión de gobierno. Los motivos fundamentales los sintetizó el presidente de Pirelli, Tronchetti Provera, tras reunirse con Cristina Fernández cuando explicó que “la estrategia del grupo [Pirelli] es aumentar la presencia directa en mercados como Argentina que registran mayores índices de crecimiento y costos industriales competitivos”. “Costos industriales competitivos”, desde luego, no significa otra cosa que la posibilidad que brinda el gobierno kirchnerista de híperexplotar a los trabajadores (como sucede en Pirelli, con jornadas laborales de 12 horas y más), de pagar bajos salarios, de contratar trabajadores tercerizados, de pasar por encima de los convenios colectivos, y un largo etcétera de políticas proempresarias que han sido sostenidas por el kirchnerismo durante sus ocho años de gobierno.  
También continuaron durante el mes de octubre las reuniones del gobierno kirchnerista con las cámaras que representan al empresariado rural. Las declaraciones de la dirigencia patronal del campo son más que elocuentes sobre el vuelco que ha dado la relación entre ambos sectores: “El escenario actual no es el del 2008, cuando había una situación conflictiva entre el gobierno y el campo; hay que valorar la posibilidad de abrir un canal de diálogo”, aseguró el titular de Coninagro, Carlos Garetto, antes de recibir a Cristina Fernández. Por otra parte, Rubén Ferrero, parte de la nueva conducción de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) adelantó que “vamos a entablar con el nuevo gobierno otro diálogo, para que nuestras propuestas sean tenidas en cuenta para lograr el consenso”. Así, quienes hasta algunos meses atrás se encontraban distanciados argumentando representar modelos antagónicos de país (campo vs. industria, federalismo vs. centralismo), hoy se sientan a discutir y acercan posiciones, demostrando que sus diferencias, lejos de ser estratégicas, sólo pasan por disputas de números en torno al reparto de las ganancias de sus negocios.
Y tras las elecciones, una vez consumado el triunfo kirchnerista, los comunicados de apoyo al gobierno de las distintas entidades patronales no se hicieron esperar. “AEA expresa la voluntad del empresariado argentino de contribuir, como lo solicitara la presidenta, a la unión nacional y a aprovechar las grandes oportunidades”, sintetizó el documento firmado por la Asociación Empresaria Argentina, entidad que reúne a varios de los empresarios más poderosos del país.
Y por último, bien representativa de la relación que existe entre el kirchnerismo y el empresariado, fue la comitiva que acompañó a Cristina Fernández por Francia para participar del encuentro del G-20, ya en los primeros días de noviembre. Como si fueran ministros del gobierno, los empresarios siguieron y asesoraron permanentemente a la presidenta en cada reunión. De Mendiguren (presidente de la UIA), Betnaza (Techint), Funes de Rioja (vocero de las patronales de la alimentación) y Nicholson (Ledesma), fueron algunos de los empresarios que se subieron al avión para continuar haciendo negocios de la mano del kirchnerismo.  
Los empresarios han ganado fortunas en los ocho años del gobierno peronista de los Kirchner. Por eso, siguen apostando por la continuidad del modelo que hoy encabeza Cristina Fernández como la mejor alternativa de gobierno para defender sus intereses.