Como se esperaba, Cristina Fernández se impuso en las elecciones y
continuará al frente del gobierno por cuatro años más.
El
pasado 23 de octubre, como se esperaba, el kirchnerismo se impuso en las
elecciones con un amplio margen sobre las otras alternativas patronales, por lo
que Cristina Fernández continuará al frente del gobierno en el próximo período.
Varios fueron los pilares sobre los cuales se apoyó el kirchnerismo de cara a
las pasadas elecciones.
Por
un lado, como venimos señalando, contó con el apoyo casi en pleno de la clase
capitalista y sus cámaras patronales, que aprueban en gran medida la gestión
kirchnerista.
Por
otra parte, el gobierno se aseguró el apoyo del grueso de la estructura
punteril del PJ. En esta oportunidad se alinearon masivamente con Cristina
Fernández los históricos caciques del conurbano, los gobernadores provinciales
como el socio de la
Barrick Gold , José Luis Gioja, y el asesino de los Qom, Gildo
Insfrán, además de contar con aliados provinciales como Carlos Saúl Menem.
También
contó con el apoyo de la burocracia sindical, tanto en la versión asesina y
empresaria de la CGT
de Moyano (que, más allá de sus últimos roces con el gobierno, no saca los pies
del plato) y de Gerardo Martínez, como en la versión de Yasky, que junto a
Maldonado, Wasiejko y Baradel, encabeza la pata oficialista de la CTA y se alinea de forma cada
vez más incondicional con gobierno kirchnerista.
Pero,
además de asegurarse el apoyo de todos estos enemigos del pueblo trabajador,
que han sido ampliamente beneficiados en estos últimos años, el kirchnerismo se
ha hecho fuerte con la construcción de un discurso popular y con la entrega de
ciertas concesiones y medidas demagógicas, lo que, ante la ausencia de una
alternativa visible para el pueblo trabajador que se proponga cambiar la
realidad de fondo, le ha permitido a Cristina Fernández conseguir un apoyo muy
superior al de las otras alternativas patronales.
Muy lejos quedó, por lo tanto, el
rejunte “progre” de Binner (tan propatronal y represivo, como el kirchnerismo),
donde el bando de la burocracia de la
CTA encabezado por De Genaro y Lozano, y los ex kirchneristas
de Libres del Sur, apostaron todas sus fichas. Y más lejos aún quedaron las
listas del PJ no kirchnerista de Duhalde y Rodríguez Saá y la alianza entre la UCR de Alfonsín y De Narváez.
Las elecciones, una vez más, han
cumplido su rol: legitimar a las instituciones y a los gobiernos capitalistas.
Es por eso, que los comunicados de las entidades patronales como la UIA o AEA y las declaraciones
de los partidos políticos del sistema, salieron a elogiar a coro esta nueva
edición de lo que ellos llaman “la fiesta de la democracia”.
Y el kirchnerismo, por su puesto,
ha salido fortalecido con el 54% de los votos obtenido, habiéndose impuesto en
casi todas las provincias del país. Fortaleza que utilizará, como ya se
evidencia claramente, para seguir gobernando en defensa de empresarios y
reprimiendo y persiguiendo a los que no se conforman con las migajas que
destina el gobierno y emprenden el camino de la organización y la lucha.