El G-20 y la crisis mundial


Los gobiernos de los países más poderosos del mundo, incluyendo a las potencias del G7 (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Canadá) junto al BRICS (China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica) y otros países de Europa y del resto del mundo, se encontraron en Francia para tratar de enfrentar la crisis económica que está sacudiendo al planeta. Prácticamente todos reconocen que la crisis es muy profunda y nadie sabe hasta dónde puede llegar. El caso de Grecia es el más evidente y explosivo, pero es expresión, a su vez, de una crisis que muchas de las economías más importantes del mundo están sintiendo.

El corazón de la crisis
La principal potencia del planeta, EEUU, se halla hundida en un conflicto político importante a causa de la crisis. Las tensiones entre demócratas y republicanos se refieren a cómo enfrentar la crisis que ha llevado a que EEUU alcance un endeudamiento de casi el 100% de su PBI y a que la desocupación se mantenga en índice del 9% oficialmente, mientras el desarrollo industrial está prácticamente estancado. Por eso discuten el nivel de emisión de dólares, de nuevo endeudamiento y particularmente del ajuste, para intentar sortear la depresión (1).
Europa se encuentra aún más expuesta y allí Grecia está en el centro de la crisis. Ante la quiebra de la economía helena, el gobierno socialdemócrata, en coincidencia con la línea de la Unión Europea y el FMI, viene llevando adelante medidas de ajuste, recargando el costo de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo, lo que ha abierto un importante proceso de lucha que cuenta con numerosas y combativas movilizaciones y la realización de varios paros generales. Las dificultades para poder meter el ajuste, llevaron a que, en los primeros días de noviembre, el primer mandatario, Giorgios Papandreu debiera evaluar la posibilidad de llamar a un plebiscito, como única forma imaginable de avanzar aún más con el ajuste sin acrecentar una presión popular que amenaza con tirar al gobierno. La iniciativa fue combatida rápidamente por los máximos jefes de la Unión Europea, que le advirtieron al gobierno griego que sería excluidos de la zona euro, así como de la Unión Europea, si rechazaba el plan definido el 27 de octubre, en donde se aceptaba la posibilidad de hacer una reducción de la deuda griega a cambio de que el estado realice un fuerte ajuste contra el pueblo trabajador. En este marco internacional, y asediado por presiones internas, el gobierno de Grecia dio marcha atrás con el plebiscito y busca ahora cómo sobrevivir políticamente, mientras ya se habla de su posible dimisión.

Unidad capitalista
Junto a tantos otros países europeos golpeados por la crisis (como España, Irlanda, Portugal, o Hungría), el caso más dramático y al que pretende adelantarse la reunión del G20, es el de la crisis en Italia, cuya economía es la tercera más importante de la zona euro y que es el cuarto prestatario del mundo. Italia tiene hoy una deuda de 1,9 billones de dólares que representa el 120% de su PBI y multiplica por cinco la deuda de Grecia. En esta dinámica de ajuste fiscal, que vienen sosteniendo los gobiernos para tratar de contener la crisis, el gobierno de Berlusconi ya impulsó un drástico ajuste de 70.000 millones de euros. Pero la crisis no ha cedido, y el G20 tomó como punto prioritario avanzar con un agudo ajuste regido por el FMI, con la expectativa de poder evitar la extensión de la crisis a nivel mundial. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que en las reuniones de Cannes “Nos hemos puesto explícitamente de acuerdo hoy sobre el hecho de que el FMI y la Comisión Europea deberían presentar sus informes cada trimestre” sobre el cumplimiento de Italia en la aplicación de las reformas fiscales, una vez más, contra el pueblo trabajador.
La reunión busca ampliar incluso las medidas de contención hacia otros posibles centros de la crisis que ya se presienten. Así, se autorizó a que el FMI otorgue créditos a corto plazo a países “en riesgo de contagio” por la crisis financiera, tomando préstamos de hasta el 500% de su participación en el FMI, lo que implicaría, por ejemplo, que Italia podría recibir 45.000 millones de euros y España hasta 23.000 millones. A su vez, en Europa, tratan de poner a punto un Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) para paliar urgencias. La gravedad de la crisis llevó a una intervención importante de algunos miembros del BRICS y particularmente de China, que podría aportar unos 100.000 millones de dólares al FEEF.

Una crisis “en serio" del capitalismo
La decepción de tantos presidentes tras la cumbre del G-20 fue elocuente. Por más que las más grandes potencias, que son el centro de la economía mundial, traten de ponerse de acuerdo e inventar medidas, nadie puede garantizar que podrán sortear la crisis y evitar que se profundice mucho más.
Nadie puede adelantarse seriamente, más que buscando paliativos, porque el problema es estructural. La recurrencia de las crisis en el capitalismo y su tendencia al agravamiento, está signado por la propia dinámica de la explotación capitalista y su desarrollo anárquico. Los intentos por frenar momentos de crisis anteriores y la propia dinámica de la competencia moderna, han ampliado estrepitosamente un sector financiero que nadie puede controlar ni predecir seriamente en que momento se desplomará, poniendo en evidencia la crisis ya existente en la economía real.
En este marco, en que muchos importantes economistas y probados defensores del capitalismo repiten que la gravedad de la actual crisis puede ser comparable a la de 1930, la ilusión de Cristina Fernández de conformar un “capitalismo en serio” en base a medidas keynesianas, no ha despertado más que risas irónicas. Mucho más cuando el parcial avance de la crisis en Brasil y las suspensiones de trabajadores en plantas automotrices de nuestro país, ya están dando la voz de alerta sobre el posible desarrollo de la crisis, que, al igual que en el mundo entero, los capitalistas locales y su gobierno buscarán descargar sobre las espaldas de los trabajadores.

NOTA:
1) Ver, “La crisis económica en Europa y en EEUU”, ER Nº71