Mostrando entradas con la etiqueta Crisis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crisis. Mostrar todas las entradas

Europa toma nuevas medidas obligada por la crisis


La importancia de la crisis mundial, que tiene su epicentro en Europa, empujó a la Unión Europea a convocar a una nueva cumbre con la pretensión de intentar una salida coordinada.

En la cumbre del pasado 30 de enero, el grueso de los países de la zona euro (25 de los 27 integrantes de la comunidad europea, con la excepción de Gran Bretaña y la República Checa) coincidieron en una orientación común que no trae ninguna perspectiva novedosa, pero sí expresa la seria preocupación del conjunto de los gobiernos de la región. Una vez más los estados europeos dispusieron nuevas medidas de ajuste, cada vez más estrictas y reguladas, cuyo peso recaerá principalmente sobre los sectores más postergados.
La decisión fue tomada al tiempo que se publicaron datos que evidencian el crecimiento del desempleo en toda la región y en que algunos países, como Grecia, siguen al borde de la quiebra y con una situación explosiva. Es que, según los últimos informes oficiales, en la zona euro son ya casi 17 millones los desocupados, alcanzando índices altísimos como el 22,9% en España, o el 19,2% de Grecia. En éste último caso, el ajuste sigue siendo la condición establecida por el FMI y la UE para conseguir algunas medidas de alivio que podrían incluir un segundo paquete de rescate de 140.000 millones de euros y, tal vez, una condonación de parte de la deuda privada, posiblemente unos 100.000 millones de euros. Como condición, el estado griego ya se comprometió a seguir con los despidos (ahora serían otros 150.000 empleados estatales) y de avanzar con los recortes en servicios básicos como la salud y la educación, es decir, a seguir atacando a la clase trabajadora.
A tal punto las potencias Europeas quieren garantizar el ajuste como intento de salida a la crisis, que en la cumbre la representación alemana llegó a sostener que se debía colocar al gobierno griego bajo control de un comisario europeo instalado en el país heleno que tuviera derecho a veto sobre los gastos del país, algo que finalmente fue descartado por lo alevoso.
Aún sin llegar a tanto, la cumbre definió medidas de regulación mucho más estrictas que incluyen la instauración de una “regla de oro” en la Constitución o en Leyes fundamentales de cada país, que exigirían el respeto a ciertos límites para el presupuesto, considerando que el déficit estructural anual de cada país no debe superar el 0,5% del PBI. Y en caso de incumplimiento se proponen sanciones casi automáticas. Además, el Fondo Europeo de Estabilidad Europea (FEEF) que fue creado de urgencia para enfrentar la crisis a principios de 2010, será rebautizado e institucionalizado con la conformación de un nuevo recurso, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que deberá contar con una capacidad de préstamo de 500.000 millones de euros.  Según lo planteado, el plan propuesto ya debería estar en funcionamiento para el próximo año.
De esta forma, las más importantes potencias del capitalismo europeo, tratan de salvar su pellejo frente a una crisis que no pueden manejar y que es producto de la misma dinámica del sistema social que impulsan y defienden. Para ello, apuestan a descargar el peso de la crisis sobre los trabajadores, con despidos y desocupación, reducción de salarios y de recursos para necesidades sociales.
Como lo ejemplifican las movilizaciones y huelgas en toda Europa, con centro en Grecia, la organización y la lucha sigue siendo la única alternativa para el pueblo trabajador.

Crisis económica: Recambios gubernamentales y más ajuste


La crisis económica sigue golpeando con fuerza en los países europeos. En Grecia, España e Italia se produjeron recambios en los gobiernos, mientras que se sigue descargando el ajuste sobre las espaldas del pueblo trabajador, con más despidos y recortes.

La crisis económica capitalista golpea, aunque con distinta intensidad, en todo el mundo. En EEUU, donde siguen altos los índices de desempleo; en Brasil, donde ya se habla de caída de la actividad industrial; en China, donde se han producido despidos masivos en importantes fábricas y se preparan fuertes recortes salariales; y aunque el kirchnerismo lo niegue, en Argentina, donde varias empresas ya han avanzado con planes de suspensiones y adelantos de vacaciones y donde el gobierno se encuentra en plena elaboración del plan de ajuste que descargará sobre los trabajadores.
Sin embargo, desde hace varios meses, el epicentro de la crisis económica se encuentra en el continente europeo. Allí, es donde ha crecido a pasos más agigantados la desocupación y donde las empresas y los gobiernos encuentran mayores dificultades para recuperar los niveles de actividad económica y sus márgenes de ganancia, y donde, a esta altura, ya no existen certezas siquiera sobre la continuidad de la comunidad europea y su moneda, el euro.
Un hecho más que significativo de la envergadura de la crisis es el reciente anuncio del despido de 6.000 trabajadores en Peugeot, uno de los emblemas del capitalismo en Francia. Demostrativo también de cómo los capitalistas buscan resolver sus crisis: con despidos y suspensiones, con recortes salariales y con ajuste; es decir, descargando sobre las espaldas del pueblo trabajador, todo el peso de la crisis.
En Grecia, España e Italia, se produjeron recambios en los gobiernos, que muchos han dado en llamar “gobiernos técnicos”, que se encuentran en plena sintonía con las directivas de Merkel y Sarkozy, y serán los encargados de continuar con la aplicación de los planes de ajuste. 

Grecia: un banquero al gobierno
Grecia es uno de los países más golpeados por la crisis. En los primeros días del mes de noviembre se produjo la renuncia del ex mandatario Papandreu y, mediante un acuerdo de los partidos locales (el Partido Socialista y el derechista Nueva Democracia), y con apoyo explícito de EEUU, la Unión Europea y los organismos internacionales de crédito, asumió a cargo de un gobierno interino Luca Papademos. “Estamos satisfechos de su designación”, aseguró el Departamento de Estado yanqui a través de un comunicado.
Papademos, economista formado en los EEUU, es un banquero que se desempeñó como titular del Banco de Grecia y vicepresidente del Banco Central Europeo. “No soy un político, la mayor parte de mi vida me ocupé de asuntos financieros”, dijo al asumir.
Papademos es, en pocas palabras, el elegido de los bancos y de los organismos internacionales de crédito para profundizar el ajuste sobre el pueblo griego, que ya padece una tasa de desempleo superior al 18% y una sostenida inflación.

España: se va el PSOE y el ajuste continúa a cargo del PP
En España, otro de los países más golpeados por la crisis, con altísimos niveles de desocupación y una deuda gigantesca, se llevaron adelante las elecciones presidenciales que, como se esperaba, sellaron el triunfo del derechista Partido Popular (PP), el partido de los herederos del franquismo. Después de varias elecciones perdidas, Mariano Rajoy será el nuevo presidente y, por lo tanto, en sus manos estará la continuidad del ajuste sobre los trabajadores.
Las elecciones marcaron también la derrota y el repudio masivo a la gestión del socialdemócrata PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que encabezó durante ocho años Rodríguez Zapatero, y que, lejos de cualquier pretendido “progresismo”, aplicó en los últimos meses un ajuste feroz sobre el pueblo trabajador, siguiendo al pie de la letra los manuales del FMI.

Italia: se va Berlusconi y asume otro gobierno de banqueros
En Italia, tras la renuncia forzada de Berlusconi, se ha conformado un gobierno con características similares al griego. El jefe del autodenominado “gobierno técnico y sin políticos” es el economista y ex ministro de la Unión Europea, Mario Monti. Asumió con el apoyo en el parlamento de prácticamente todos los partidos patronales, inclusive, del propio Berlusconi.
En las manifestaciones de trabajadores y estudiantes que se produjeron ante el anuncio de las nuevas medidas de ajuste, se denunció, también, lo que llaman directamente “el gobierno de los banqueros”, en referencia a la nueva gestión que encabeza Monti. Y no es para menos, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, el ministerio de desarrollo económico del nuevo gobierno fue asumido directamente por un gerente del Banco Intesa San Paolo; que es, además, uno de los principales acreedores del estado italiano.
De un gobierno como ese, claro está, lo trabajadores no pueden esperar más que la profundización del ajuste, que buscarán hacer caer directamente sobre sus espaldas, para beneficio de los grandes bancos y de la ganancia empresaria. 

La continuidad de la crisis
Como salta a la vista, los capitalistas avanzan sin tregua buscando encontrar la salida a la crisis económica que ellos mismos han generado. Crisis económica que es característica de este sistema de explotación en el cual la producción sólo es guiada por un único fin: la obtención de mayores ganancias.
En Italia y en Grecia han armado gobiernos a su medida, plagados de banqueros, que serán los encargados de profundiza el ajuste sobre el pueblo trabajador. En España, el gobierno del PP, elegido en las últimas elecciones como consecuencia, en gran medida, del repudio al PSOE, avanzará con las mismas medidas en beneficio de los capitalistas.
Es que, como ha sucedido en los últimos 200 años, las crisis económicas son resueltas por los capitalistas ajustando sobre el pueblo trabajador, con reducciones salariales y despidos, y con el recorte de beneficios sociales, lo que implica el hundimiento en la miseria de una parte importante de pueblo trabajador.
La única salida que tenemos los trabajadores es la organización y la lucha para poner freno al ajuste patronal.

Cristina Fernández y el G-20


Cristina Fernández encabezó la numerosa comitiva de funcionarios, empresarios y burócratas sindicales que viajaron a Francia para participar de diversas reuniones en el marco de la cumbre del G-20.

Con la crisis económica internacional como eje central de todos los debates, se desarrolló el encuentro del G-20, en la ciudad de Cannes, Francia. Hasta allí viajó la comitiva de funcionarios kirchneristas junto con un numeroso grupo de empresarios y burócratas sindicales. En la agenda de la presidenta y su comitiva, se destacaron las reuniones con empresarios extranjeros, las negociaciones para avanzar con el pago de la deuda externa, las intervenciones de Cristina Fernández sobre las alternativas para enfrentar la crisis económica, y la experiencia del modelo argentino, y un encuentro con el presidente de los EEUU, Barack Obama.

Seguir pagando la deuda y más negocios para las multinacionales
Uno de los temas que atravesó todas y cada una de las reuniones en Francia, fue el pago de la deuda con el Club de París, que supera los 6.500 millones de dólares. Éste es un eje central para el gobierno kirchnerista, que ha manifestado en reiteradas oportunidades su intención de cumplir con estos pagos con el objetivo de poder retornar al mercado de capitales (seguir tomando deuda) a tasas más bajas, favoreciendo de esta forma el acceso al crédito, medida reclamada, por lo tanto, a coro por el empresariado local.
Por otra parte, Cristina Fernández expuso en el foro empresario organizado previo al G-20, intentando seducir a los capitalistas sobre las ventajas de invertir en Argentina. Tema que también retomó en su reunión con Obama, dónde remarcó que EEUU es uno de los países con mayores negocios en nuestro país y señaló, entre otras cosas, la potencialidad del millonario negocio de la explotación de hidrocarburos. 

“Capitalismo en serio”
Desde luego, Cristina Fernández no se privó de intervenir y de opinar sobre las causas y las salidas posibles ante la crisis económica internacional. Como gusta hacer, elaboró un discurso para la tribuna, criticando al capitalismo financiero-especulativo (cuando ella misma realiza millonarios negocios, no precisamente a partir de inversiones productivas, sino de especulación y rentas) y llamando a reconstruir un “capitalismo en serio”. “Capitalismo en serio” que, entre otros aspectos, debe incluir, según Cristina Fernández, la necesidad de garantizar un “empleo digno”. “…Cuando hablemos de regulación para cuidar la vida, tenemos que hablar de todos los aspectos, pero fundamentalmente del empleo, de la posibilidad de un empleo digno”, dijo, como si el kirchnerismo no gobernara desde hace más de ocho años en un país, como la Argentina, donde el trabajo “en negro” es moneda corriente, y con éste las condiciones de hiperexplotación de los trabajadores, donde se expanden cada vez más la tercerización y la contratación precaria y donde una parte importante del pueblo trabajador no consigue trabajo y debe arreglárselas para sobrevivir con changas.
Y, sobre el cierre de su discurso, retomando las posiciones históricas del peronismo, alertó sobre los verdaderos peligros de la crisis y convocó a buscar salidas y a otorgar ciertas concesiones para evitar que se radicalicen los cuestionamientos hacia el sistema, es decir, que se agudice la lucha de clases. “No nos equivoquemos y sepan que si esto se profundiza, van a empezar a cuestionarse las democracias y las formas políticas actuales (…) Es cierto que muchas veces para solucionar determinados problemas, hay que afectar intereses e intereses que son muy poderosos. Pero yo me atrevo a decir que es mejor enfrentar esos intereses minoritarios pero poderosos, antes que más adelante enfrentar la furia de la sociedad. Se los digo con la experiencia de una Argentina que vivió un 2001 caótico que hizo colapsar prácticamente nuestro sistema institucional y dividió a la sociedad.”(1)
El objetivo de fondo en los planteos de Cristina Fernández, por lo tanto, no fue otro que alertar sobre los peligros de la crisis y del aumento de la conflictividad social y buscar las mejores vías para poder continuar con la dominación y la explotación del pueblo trabajador, pero realizando las concesiones que sean necesarias para intentar evitar el estallido de crisis generalizadas en las cuales sea cuestionado el sistema.

Encuentro con Obama
Por último, en el encuentro con Obama, Cristina Fernández demostró sus convicciones profundamente pro yanquis, al reconocerle al presidente de EEUU un liderazgo “a nivel global, no sólo en el área política, sino que también en el área económica”, entre otros elogios. Así saludó la presidenta a máximo responsable de las masacres y los saqueos que perpetra el ejército estadounidense a lo largo y ancho del mundo (recordemos que el ejército argentino, por orden del gobierno kirchnerista, colabora con las tropas de ocupación en Haití) y al impulsor directa o indirectamente (a través, por ejemplo, de los organizamos internacionales de crédito como el FMI y el BID)  de las políticas de ajuste sobre los trabajadores.
Barack Obama, por su parte, aseguró que Cristina Fernández “no sólo es una gran amiga mía, sino que también es una gran amiga de los EEUU” y se comprometió a colaborar en las negociaciones para que Argentina vuelva a tomar deuda de los organismos internacionales, como desean el kirchnerismo y el empresariado local.

En definitiva, el gobierno kirchnerista utilizó esta nueva gira internacional para seguir dando discursos para la tribuna, mientras reafirma su voluntad de continuar con el pago de la deuda externa, ofrece millonarios negocios para las multinacionales y ratifica su voluntad de colaboración con las políticas del imperialismo yanqui.

NOTAS:
1) Discurso de Cristina Fernández, www.casarosada.gob.ar

El G-20 y la crisis mundial


Los gobiernos de los países más poderosos del mundo, incluyendo a las potencias del G7 (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Canadá) junto al BRICS (China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica) y otros países de Europa y del resto del mundo, se encontraron en Francia para tratar de enfrentar la crisis económica que está sacudiendo al planeta. Prácticamente todos reconocen que la crisis es muy profunda y nadie sabe hasta dónde puede llegar. El caso de Grecia es el más evidente y explosivo, pero es expresión, a su vez, de una crisis que muchas de las economías más importantes del mundo están sintiendo.

El corazón de la crisis
La principal potencia del planeta, EEUU, se halla hundida en un conflicto político importante a causa de la crisis. Las tensiones entre demócratas y republicanos se refieren a cómo enfrentar la crisis que ha llevado a que EEUU alcance un endeudamiento de casi el 100% de su PBI y a que la desocupación se mantenga en índice del 9% oficialmente, mientras el desarrollo industrial está prácticamente estancado. Por eso discuten el nivel de emisión de dólares, de nuevo endeudamiento y particularmente del ajuste, para intentar sortear la depresión (1).
Europa se encuentra aún más expuesta y allí Grecia está en el centro de la crisis. Ante la quiebra de la economía helena, el gobierno socialdemócrata, en coincidencia con la línea de la Unión Europea y el FMI, viene llevando adelante medidas de ajuste, recargando el costo de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo, lo que ha abierto un importante proceso de lucha que cuenta con numerosas y combativas movilizaciones y la realización de varios paros generales. Las dificultades para poder meter el ajuste, llevaron a que, en los primeros días de noviembre, el primer mandatario, Giorgios Papandreu debiera evaluar la posibilidad de llamar a un plebiscito, como única forma imaginable de avanzar aún más con el ajuste sin acrecentar una presión popular que amenaza con tirar al gobierno. La iniciativa fue combatida rápidamente por los máximos jefes de la Unión Europea, que le advirtieron al gobierno griego que sería excluidos de la zona euro, así como de la Unión Europea, si rechazaba el plan definido el 27 de octubre, en donde se aceptaba la posibilidad de hacer una reducción de la deuda griega a cambio de que el estado realice un fuerte ajuste contra el pueblo trabajador. En este marco internacional, y asediado por presiones internas, el gobierno de Grecia dio marcha atrás con el plebiscito y busca ahora cómo sobrevivir políticamente, mientras ya se habla de su posible dimisión.

Unidad capitalista
Junto a tantos otros países europeos golpeados por la crisis (como España, Irlanda, Portugal, o Hungría), el caso más dramático y al que pretende adelantarse la reunión del G20, es el de la crisis en Italia, cuya economía es la tercera más importante de la zona euro y que es el cuarto prestatario del mundo. Italia tiene hoy una deuda de 1,9 billones de dólares que representa el 120% de su PBI y multiplica por cinco la deuda de Grecia. En esta dinámica de ajuste fiscal, que vienen sosteniendo los gobiernos para tratar de contener la crisis, el gobierno de Berlusconi ya impulsó un drástico ajuste de 70.000 millones de euros. Pero la crisis no ha cedido, y el G20 tomó como punto prioritario avanzar con un agudo ajuste regido por el FMI, con la expectativa de poder evitar la extensión de la crisis a nivel mundial. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que en las reuniones de Cannes “Nos hemos puesto explícitamente de acuerdo hoy sobre el hecho de que el FMI y la Comisión Europea deberían presentar sus informes cada trimestre” sobre el cumplimiento de Italia en la aplicación de las reformas fiscales, una vez más, contra el pueblo trabajador.
La reunión busca ampliar incluso las medidas de contención hacia otros posibles centros de la crisis que ya se presienten. Así, se autorizó a que el FMI otorgue créditos a corto plazo a países “en riesgo de contagio” por la crisis financiera, tomando préstamos de hasta el 500% de su participación en el FMI, lo que implicaría, por ejemplo, que Italia podría recibir 45.000 millones de euros y España hasta 23.000 millones. A su vez, en Europa, tratan de poner a punto un Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) para paliar urgencias. La gravedad de la crisis llevó a una intervención importante de algunos miembros del BRICS y particularmente de China, que podría aportar unos 100.000 millones de dólares al FEEF.

Una crisis “en serio" del capitalismo
La decepción de tantos presidentes tras la cumbre del G-20 fue elocuente. Por más que las más grandes potencias, que son el centro de la economía mundial, traten de ponerse de acuerdo e inventar medidas, nadie puede garantizar que podrán sortear la crisis y evitar que se profundice mucho más.
Nadie puede adelantarse seriamente, más que buscando paliativos, porque el problema es estructural. La recurrencia de las crisis en el capitalismo y su tendencia al agravamiento, está signado por la propia dinámica de la explotación capitalista y su desarrollo anárquico. Los intentos por frenar momentos de crisis anteriores y la propia dinámica de la competencia moderna, han ampliado estrepitosamente un sector financiero que nadie puede controlar ni predecir seriamente en que momento se desplomará, poniendo en evidencia la crisis ya existente en la economía real.
En este marco, en que muchos importantes economistas y probados defensores del capitalismo repiten que la gravedad de la actual crisis puede ser comparable a la de 1930, la ilusión de Cristina Fernández de conformar un “capitalismo en serio” en base a medidas keynesianas, no ha despertado más que risas irónicas. Mucho más cuando el parcial avance de la crisis en Brasil y las suspensiones de trabajadores en plantas automotrices de nuestro país, ya están dando la voz de alerta sobre el posible desarrollo de la crisis, que, al igual que en el mundo entero, los capitalistas locales y su gobierno buscarán descargar sobre las espaldas de los trabajadores.

NOTA:
1) Ver, “La crisis económica en Europa y en EEUU”, ER Nº71

Grecia. Con la crisis, avanza el ajuste sobre los trabajadores


La crisis económica mundial sigue presente en el corazón de Europa. Terminando el mes de septiembre, bajo la mirada de todo el mundo financiero, el parlamento alemán, por impulso de su canciller Angela Merkel, definió aportar otros 440.000 millones de euros para la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), en un nuevo intento para evitar el derrumbe del euro y tratar de frenar el alcance de la crisis que ya está golpeando seriamente en varios países.
Grecia es claramente el punto más sensible de la crisis actualmente. Allí el estado acaba de avanzar con nuevo paso en su plan de ajuste guiado por la “troika” de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que viajaron el 29 de septiembre a Atenas para revisar el cumplimiento de las políticas de ajuste exigidas para acceder a las ayudas financieras internacionales, incluyendo el despido inmediato del 3% del total de 900.000 empleados. En consecuencia el gobierno griego dejará “en reserva” a las personas designadas en el estado, pudiendo ser despedidas al año, lo que virtualmente está adelantando un plan de despidos que puede alcanzar a 30.000 empleados públicos. El gobierno también anunció recortes de salarios en un 30 por ciento hasta 2015, el despido de unos 300 mil empleados y la privatización de entidades estatales, además de enviar al congreso un proyecto para aplicar un nuevo gravamen inmobiliario durante los próximos dos años, a fin de conseguir unos dos mil millones de euros.
Frente al ataque sistemático a los trabajadores, la movilización en Grecia sigue latente, con huelgas, como las realizadas el último 27 de septiembre por los trabajadores del transporte  los empleados estatales, y movilizaciones como las que dos días después repudiaron la presencia de los organismos internacionales de crédito en el país.
Como ante toda crisis, sólo la resistencia y la lucha de la clase obrera pueden poner un freno a las medidas de ajuste que impulsan los capitalitas para descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador. 

La crisis económica en Europa y en EEUU

La crisis mundial, que sigue manifestándose en Europa, está señalando también su importancia en EEUU, donde la magnitud de la deuda y el debate sobre como encarar el ajuste del gasto público está dando lugar a importantes tensiones políticas.



El desarrollo de la crisis en el centro de Europa no ha parado. Durante todo el mes pasado asistimos a las negociaciones de los países más importantes de la región para evaluar un paquete de rescate a Grecia, cuya economía se haya colapsada. En ese marco, las reticencias para el millonario desembolso que finamente se realizó, llegaron a plantear discusiones, incluso, sobre la permanencia o no de la moneda única europea, el euro. Al interior de Grecia, las condiciones impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional incluyen, como ya dijéramos, “un recorte del gasto público estatal de más de 28.000 millones de euros, lo que implica despidos y recortes sociales, junto a un aumento de la recaudación que pretende sostenerse por medio del aumento de impuestos y por una millonaria privatización que planea alcanzar los 50.000 millones de euros”(1). Esto en un país que ya cuenta con un 15% de desocupación.

Pero el escenario es mucho más amplio. Tiempo antes Irlanda cayó en un pozo similar al griego y hoy se plantea una recuperación por la misma receta fondomonetarista: recibió un préstamo de 85.000 millones de euros a condición de llevar adelante un agudo ajuste con recorte social. Estrategias similares se llevan adelante en otros países en donde tratan de evitar que se profundice su caída, como en Portugal, que ya entró en una aguda crisis, o Hungría, que hace tres años se orientaba en el mismo camino de Grecia. El caso italiano es significativo porque su economía estancada es la tercera de la región, y para sostener el pago de una deuda que asciende al 119% de su PBI ha impulsado un drástico ajuste de 70.000 millones de euros.

En todas estas economías que se estancan o desmoronan se repite el abultado endeudamiento y la salida por la vía del ajuste, y se manifiesta como uno de los fenómenos sociales más graves y evidentes, la enorme extensión de la desocupación. El caso más notorio es el español, donde la crisis ha llevado a una desocupación que supera el 20% de la población económicamente activa (casi cinco millones de personas).

Como lo expresan las movilizaciones en distintos países europeos y con distintas modalidades, desde Gran Bretaña hasta España, y con el ejemplo central de las huelgas generales y los combates callejeros en Grecia, la crisis económica abre el campo para una gran agitación social. Y en este marco, también, de crisis económica y movilizaciones, más de un gobierno se encuentra empantanado, como sucede en cierta medida con el italiano Berlusconi, y mucho más abiertamente con el gobierno del PSOE en España, donde Rodríguez Zapatero se vio obligado a convocar a elecciones adelantadas.

El mismo combo de enorme endeudamiento y gran tasa de desocupación está marcando también en EEUU, el peso de la crisis y las consecuencias políticas del caso. La magnitud del endeudamiento norteamericano ha llevado (una vez más) a que los préstamos para pagar vencimientos de deuda no alcancen para saldar esos vencimientos, lo que hizo que el gobierno promueva la ampliación del límite legal de la suma que el país puede pedir en préstamos. La discusión entre demócratas y republicanos sobre las vías del ajuste (que ambos defienden) ha llevado a una importante tensión política por la desaprobación de los proyectos presentados.

En este marco se multiplicaron las versiones sobre un posible default (cesación de pagos) y una consecuente recesión norteamericana, e incluso, “el FMI advirtió que peligra el dólar como moneda de reserva mundial”(2). Aunque es improbable que el próximo 2 de agosto, último día para la resolución de esta situación, el gobierno de EEUU no haya resulto una estrategia para evitar el default (imponiendo el proyecto demócrata por decreto, por ejemplo), lo cierto es que mientras tanto se difundió que el Departamento del Tesoro prepara una lista de aquellos a quienes pagará en la eventualidad de que EEUU entre en cesación de pagos y la Reserva Federal elabora una guía de instituciones financieras sobre cómo operar en ese caso. El ajuste seguro que se perfila, promete agravar una situación delicada, en donde hay más de 14 millones de desocupados (algo más del 9%), que golpeará a los sectores más desprotegidos, por ejemplo, en el caso del ya limitado sistema de salud. Pero además, en la salida al posible default y las formas de aplicación del ajuste, el presidente Barack Obama se juega en gran medida sus posibilidades para una reelección el año próximo, algo que está muy presente en la actual disputa política entre demócratas y republicanos en el congreso norteamericano.

Que los países más desarrollados en el mundo, como EEUU y Europa, estén amenazados por una crisis que nadie sabe hasta donde puede llegar, no es fruto de la casualidad, sino de la misma dinámica del capitalismo y su despiadada lógica de acumulación sin otro norte que la expansión de la ganancia. Una producción sin ningún tipo de planificación, sin límites y muchas veces sin necesidad, basada en la pura expectativa de lucro privado de cada capitalista, es la base sobre la cual se desarrolla también la especulación financiera que acaba en impactantes corridas bancarias con su derrumbe. La salida que impulsan los capitalistas y sus gobiernos ante su propio producto, las crisis, consiste en avanzar sobre las conquistas obreras y populares, profundizando las tendencias de ajuste económico, ampliando el desempleo, reduciendo los salarios, achicando las áreas estatales de salud y educación y privatizando los bienes públicos.

A pesar de que el discurso kirchnerista oficial, señala la supuesta fortaleza latinoamericana frente a la crisis que hoy está centrada en Europa, la realidad es que se trata de una realidad coyuntural, beneficiada por el circunstancial alto precio de los bienes que exporta nuestra región, que son principalmente bienes primarios, debido al atraso relativo de nuestras economías. Aunque el kirchnersimo y buena parte de los gobiernos de la región propagandizan la posibilidad de un supuesto capitalismo “distinto”, “humanizado”, “andino”, “del siglo XXI” o como quieran llamarle, lo cierto es que la dinámica de la explotación y la competencia es tan salvaje e imprevisible como la de sus hermanos mayores, y con ello las posibilidades de ser golpeados por nuevas crisis. Hoy mismo, algunos de los principales socios comerciales del país como China y Brasil están mirando con preocupación la situación puesto que parte de sus reservas las tienen en bonos del tesoro norteamericano.

Por supuesto, eso no quiere decir, como plantean algunos dirigentes de izquierda, que la crisis se está imponiendo en la Argentina, corroyendo gravemente a instituciones y gobiernos; y mucho menos que eso abra situaciones revolucionarias. Pero que nuestro país no esté hoy en el centro de la crisis (como si lo ha estado en 2001 y 2002, dónde se aplicó un brutal ajuste sobre el pueblo trabajador conducido por Duhalde y, posteriormente, Kirchner o dos años atrás cuando se avanzó con despidos y suspensiones generalizadas con la crisis como escusa) es, como decíamos, por factores puramente coyunturales, ya que la propia lógica de su “modelo de país” capitalista y dependiente es la que lleva a ese destino.

Y si ahora, con un crecimiento del que hablan maravillas, dejan sólo migajas para los trabajadores mientras se embolsan millones los empresarios y sus representantes, es claro que en situaciones de crisis, como ya lo hemos vivido, descargan los costos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.

Por eso es que no hay otra alternativa para la clase trabajadora que desarrollar la organización y la lucha hasta acabar con este sistema de injusticias, cuya lógica siempre lleva al beneficio de la burguesía y la penuria del pueblo trabajador.




NOTAS:

1) “Ajuste y resistencia en Grecia”, ER N°70, julio de 2011

2) Clarín, 29/07/11

LOS TRABAJADORES LUCHAN CONTRA LA CRISIS

El Revolucionario Nº49 (Agosto de 2009)

Mientras los capitalistas descargan la crisis capitalista sobre la clase trabajadora, los trabajadores resisten con la lucha por salario y contra los despidos y las suspensiones.
La crisis económica recae sobre la clase trabajadora. No son los empresarios quienes pierden, ya que sus ganancias siguen siendo jugosas y cuentan con el resguardo estatal. Los subsidios y los beneficios impositivos están a la orden del día para ellos. Tal es el caso de General Motors, por citar sólo el ejemplo más extravagante, que recibió un suculento subsidio gubernamental.
Pero la clase obrera está siendo condenada al despido, a la desocupación. 250.000 despidos, sólo entre los trabajadores registrados. 40.000 suspensiones, sólo entre los metalúrgicos. Más, en nombre de “la defensa de los puestos de trabajo”, instrumentaron recortes salariales en varias ramas, como la metalúrgica y metalmecánica.
Todo, acordado entre gobierno, empresariado y burocracia. Acuerdo que avanza contra los trabajadores, con el objetivo de defender y rescatar a los capitalistas de los efectos de la crisis. Hay una sola forma de enfrentar esta nueva avanzada: con la lucha.
Hoy la clase trabajadora no ofrece una unida y firme resistencia a los embates que recibe, y pese a que sigue siendo dirigida, en general, por una rancia burocracia sindical que defiende sus privilegios, los del gobierno y la patronal. Aun así, hay varios conflictos que demuestran predisposición a la organización y la lucha.
Tal es el caso del polo petroquímico y el parque industrial de Bahía Blanca. Allí, los obreros se movilizaron, pararon las plantas y realizaron piquetes reclamando aumento de sueldos. En el sur del país, los petroleros siguen luchando contra suspensiones y despidos. En Santa Fe, trabajadores de Paraná Metal, realizaron un corte de ruta por incremento salarial y contra las suspensiones. Mahle aún no volvió a producir y sus obreros siguen la lucha en defensa de los puestos de trabajo. Trabajadores tercerizados de Edesur pararon y marcharon por la reincorporación de los despedidos, en el Gran Buenos Aires, consiguiéndolo. En Córdoba, los trabajadores de Cive luchan por la continuidad de los puestos, tras varios meses de mantener la planta tomada tras el anuncio de cierre. En Capital, tercerizados de Telecom pelean por la reincorporación de una treintena de despidos. Por su parte, los trabajadores del subte se movilizan por salario y el reconocimiento de su sindicato. En el marco de las medidas convocadas por la burocracia de la UOM y la UOCRA varias fábricas y obras pararon masivamente pese y, a veces, contra los deseos de la burocracia.
La crisis continúa y la decisión de la burguesía es que la paguen los trabajadores. Las luchas, inevitablemente continuarán. Para que éstas no vayan a vía muerta, y para que puedan representar un triunfo parcial para los trabajadores, será necesario no dejar la dirección de los conflictos en manos de la burocracia. Es la única alternativa posible: organizarse independientemente de la burocracia sindical y luchar para resistir los ataques de la “triple alianza antiobrera”.

LA CRISIS ES INOCULTABLE

El Revolucionario Nº48 (Julio de 2009)

En Argentina se profundiza la crisis capitalista signada por una sostenida caída en la actividad económica general, con su correlato de recorte salarial, suspensiones y despidos. Y, sin embargo, el kirchnerismo intenta ocultar lo inocultable.
Son inmensos los esfuerzos realizados por el gobierno peronista para ocultar las dimensiones de la crisis capitalista en Argentina. Las cifras oficialistas del INDEC junto a las declaraciones triunfales de los funcionarios gubernamentales sobre recaudación, producción y consumo, por ejemplo, intentan presentar una realidad que, simplemente, no existe. Para un público infantil parecían hechos los spots publicitarios del oficialismo: en un mundo gris y triste en el que se cierran fábricas y los trabajadores quedan en la calle, se encuentra una Argentina radiante y alegre generando trabajo y sorteando la crisis mundial; en una PyME, el patrón, generando un suspenso novelesco y ante la preocupación de los trabajadores, anuncia el blanqueo de sus empleados gracias a las facilidades que ofrece el gobierno, hecho que desata la emoción entre los obreros...
Pero lo cierto es que la economía argentina atraviesa una crisis generalizada que, muchas veces, ni las estadísticas falsas pueden esconder. Así las cosas: cae la actividad industrial, cae la producción agropecuaria, bajan los volúmenes del comercio exterior, retrocede el consumo, se suceden las quiebras y los salvatajes, las compras y las ventas de empresas, crecen la desocupación, la inflación y la pobreza...
Esta crisis, que para algunos sectores del empresariado puede significar un simple descenso en sus ganancias, a la clase trabajadora le asesta un fuerte golpe. Allí siguen incrementándose los recortes salariales, las suspensiones y los despidos.
Mientras el gobierno y un sinnúmero de economistas afines pregonan la salida de la crisis, diciendo que lo peor ya pasó, la situación de cientos de miles de trabajadores que ven caer su poder de compra diariamente, debido a la constante inflación, y quedan en el más absoluto desamparo frente a la desocupación, indica todo lo contrario.
Y el futuro no es muy prometedor. Ahora que ya pasaron las elecciones, desatan las llamadas medidas “anticrisis”, que van desde la devaluación impulsada por las cámaras exportadoras, con su inevitable cuota de inflación, hasta el incremento de la desocupación con el desenfreno de más suspensiones y despidos.
El rumbo de la crisis promete recargar aún más la pesada mochila que llevan los trabajadores sobre sus espaldas, con el fin de resguardar los negocios y las ganancias empresarias.


CÍRCULO VICIOSO
Después del “veranito” económico de los primeros años del kirchnerismo, sobrevino la inevitable crisis. Hoy, la producción está estancada, las fábricas están cerrando y los obreros, quedando sin trabajo.
En el mundo entero toda la actividad económica atraviesa una crisis, sólo comparable con la de 1930. Nada de todo esto es novedoso en la historia del capitalismo.
“Desde 1825, año en que estalla la primera crisis general, no pasan diez años seguidos sin que todo el mundo industrial y comercial, la producción y el intercambio (...) se salga de quicio”, explicaba Engels, en “Del socialismo utópico al socialismo científico”.
Las crisis económicas son intrínsecas al sistema capitalista. Hasta que la clase trabajadora no eche por tierra este sistema anárquico, el capitalismo se maquillará un poco, retomará su desenfrenada marcha y se encaminará hacia una nueva crisis general, reproduciendo, así, su círculo vicioso.

EL PAPEL DEL ESTADO FRENTE A LA CRISIS

El Revolucionario Nº48 (Julio de 2009)

La crisis económica pone de manifiesto, una vez más y con absoluta claridad, a quién sirve el estado.
En su discurso ante la asamblea de la OIT , la presidenta Cristina Fernández explicó orgullosa: “...mi gobierno dio un préstamo a la empresa multinacional norteamericana General Motors para que no cerrara sus puertas y pudieran mantenerse las fuentes de trabajo.” En estas breves líneas, además del proimperialismo sin tapujos del gobierno, queda expuesto el rol del estado ante la actual crisis económica: el estado, administrado hoy por los Kirchner, interviene sin vacilaciones para intentar recomponer el sistema, salvaguardando al empresariado, sus negocios y sus ganancias.
Con fondos de la ANSeS , el kirchnerismo instrumentó el salvataje de General Motors, al tiempo que el mismísimo gobierno norteamericano de Barack Obama “estatizaba” la automotriz multinacional. Ésta es, quizás, la medida más escandalosa del oficialismo a este respecto. Medida que se inscribe en el plan general de resguardo del empresariado en su conjunto. “Ir en auxilio de cada empresa” es la consigna que desarrolló Cristina Fernández en Suiza y aplica a rajatabla en Argentina. A través de programas especiales del ministerio de trabajo y de créditos blandos, la ayuda llega a “cada empresario”(1). Hoy, el estado subsidia directamente los costos laborales de las empresas haciéndose cargo de una importante parte de los salarios obreros, para que los capitalistas puedan instrumentar las suspensiones tranquilamente. Es el caso de más de mil quinientas empresas y es lo que están analizando para toda la provincia de Santa Fe.
Pero no hay “auxilio” para los salarios obreros cuando aumenta el alquiler, los alimentos, el transporte, los medicamentos... ¡Qué distinta es la política estatal hacia la clase trabajadora! Mientras a los empresarios les brindan muchos y variados beneficios, a los trabajadores pretenden conformarlos con míseros acuerdos salariales que, en muchos casos, implican reducciones de sueldos, y los condenan a la desocupación instrumentando miles de suspensiones, que no son otra cosa que la antesala de los despidos.
Subsidiar la producción del empresariado, pequeño y grande, nacional y multinacional; ofrecerle facilidades impositivas; hacerse cargo de una parte de sus costos; entre otras tantas medidas de “auxilio”, es lo que hace el estado de los capitalistas. Es parte fundamental de su rol.
---
NOTAS:
1) Ver, por ejemplo, los casos de Aerolíneas Argentinas y la papelera Massuh, en “Ayer privatizadores, hoy estatizadores”, en este número.

ADMINISTRADORES
El gobierno, los gobiernos capitalistas, gobierna, valga la redundancia, para los capitalistas.
Los funcionarios representan los intereses de los empresarios, cuando no son empresarios ellos mismos o se hacen empresarios en el camino. Son parte de una misma clase, de la burguesía. De hecho, entre empresarios y funcionarios no hay límite preciso. Hay empresarios que son funcionarios y funcionarios que son empresarios. Algunos son más funcionarios que empresarios y viceversa. Son la misma cosa. Son integrantes de la misma clase. Por eso, no se puede esperar otra cosa del estado manejado por capitalistas. Ya lo explicaban Marx y Engels en el “Manifiesto del partido comunista” en 1848: “El gobierno del estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”.

LA LUCHA CONTRA LOS DESPIDOS Y LAS SUSPENSIONES

Mientras la burocracia sindical toda se aboca a la militancia electoral, la crisis se descarga sobre los trabajadores, multiplicando los despidos y las suspensiones. Ante esta situación, la lucha y la organización antiburocrática se alzan como la única alternativa.
El Revolucionario Nº47 (Junio de 2009)


Incluso el Ministerio de Trabajo se vio obligado a admitir, desmintiendo al INDEC, que la desocupación crece en todo el país. Así lo marca el aumento de pedidos de mediación ministerial ante situaciones de despido. Asimismo, aunque ya no ocupa primeras planas la inflación persiste y continúa deteriorando mes a mes el salario. Las promesas de paritarias y recomposición salarial con las cuales la burocracia arrancó el 2009, como señaláramos en aquel momento, jamás pasaron de los anuncios. En cambio, en la mayoría de los casos, los aumentos, cuando llegaron, fueron a través de sumas fijas, que no alcanzan ni de casualidad los niveles de inflación. Ante esta situación, la burocracia sindical se encuentra sumergida en el debate electoral, haciendo de cuanto acto exista un acto de campaña, como hiciera Moyano con el del 1º Mayo. La CTA, por su parte, busca salvar su imagen con los paros que ha organizado recientemente, que no fueron otra cosa que la repetición de consignas vacías al viento, mientras que, de la misma forma que la CGT, está incorporada de lleno en las listas del kirchnerismo.
Lejos de toda la farsa electoral se desarrollan los conflictos enfrentando el aumento de despidos y las suspensiones. Los trabajadores de la autopartista Pilkington consiguieron tras un importante plan de lucha que incluyó movilizaciones, acampes y un corte de la Panamericana, que la empresa reincorporara a todos los trabajadores despedidos y una recomposición salarial. En Tucumán, se realizaron paros en varias localidades por parte de los obreros azucareros y rurales, en respuesta a suspensiones en el primer caso y como repudio al miserable aumento salarial acordado por la burocracia de la UATRE, en el segundo. En Quilmes, por otra parte, después de meses de conflicto, los trabajadores de la papelera Massuh lograron que se garantizará la fuente de trabajo.
La organización independiente de la burocracia y del gobierno, siguiendo el camino de la organización de base y las prácticas antiburocráticas, e impulsando el surgimiento de nuevos delegados y la disputa de las comisiones internas. Ese es el único camino posible con el que contamos los trabajadores para enfrentar esta situación.
..........
Según datos oficiales publicados por la AFIP, 228.000 trabajadores registrados fueron despedidos en los últimos nueve meses. Contabilizando el empleo en negro que afecta a la mitad de los trabajadores, esta cifra se multiplicaría varias veces.
La masividad de los despidos es una muestra más de que la crisis capitalista, la está pagando la clase trabajadora.

LA CRISIS CAPITALISTA: EXPORTACIONES, BALANZA COMERCIAL, RECAUDACIÓN, SUPERÁVIT Y CRECIMIENTO

La caída de las exportaciones y la balanza comercial marca el futuro de las cuentas bajo el gobierno de los Kirchner, donde la disminución de la recaudación y el superávit fiscal en cuestión hará recaer aún más el peso de la crisis sobre la clase trabajadora.
El Revolucionario Nº44 (Marzo de 2009)

Fuimos “el granero del mundo”, seremos “la multinacional de los alimentos”. Dos fórmulas con las que la clase dirigente argentina prometió y promete el progreso del país, el bienestar general de la sociedad, dicen. La realidad en concreto: un país cuya principal actividad económica es la producción y exportación de productos primarios. Una fórmula que no hace otra cosa que perpetuar el rol de Argentina en la división internacional del trabajo: proveedora de materias primas para el mercado mundial. Una fórmula que eterniza el atraso económico del país y enriquece, no a toda la sociedad, sino a los empresarios exportadores y a quienes encuentran un lugar en ese monumental negocio.
Néstor Kirchner basó su gestión en un panorama internacional más que favorable para las cuentas de un país productor de materias primas como Argentina. Un panorama signado por los altísimos precios internacionales y la inmensa demanda de los productos que exporta el país.(1) Sobre este escenario, el kirchnerismo inundó sus discursos de promesas de bienestar y progreso para el pueblo, promesas que no avanzaron más allá de las palabras.
Sin embargo, la crisis capitalista hizo caer vertiginosamente la demanda de estos productos y, con ella, los precios. Así, se desplomaron las exportaciones argentinas.(2) Bajo este panorama, todo indica que comienza a revertirse el auge agroexportador que profundizó y del que vivió el kirchnerismo. Comienza a asomarse el nuevo marco en el que los negocios vinculados a la exportación dejan de ser tan extraordinariamente grandes para los capitalistas. Ahora, algunos tienen que conformarse con ganar un poco menos y el gobierno debe reordenar sus balances.
Como contraparte de la caída de las exportaciones, se evidencia el período descendente del superávit comercial, que prometieron eterno. De los u$s13 mil millones de 2008, a unos 8 mil millones para 2009.(3) Además, se acentúa el déficit comercial con dos de los principales socios comerciales de Argentina: China y Brasil.(4) Es que la aplastante mayoría de las ventas argentinas son productos primarios y alimentos, mientras que casi la totalidad de las compras son bienes industrializados, tanto de capital como de consumo. Esta tendencia negativa de la balanza comercial es inevitable para un país que se basa en el viejo intercambio de cuero pampeano por botas inglesas, de materias primas por productos industriales.
Pero además, esta caída en las exportaciones y la balanza comercial repercute sobre los ingresos del estado y, con ellos, sobre el superávit fiscal para el pago de la deuda. Tenemos así que, según el ministerio de economía, la recaudación impositiva tuvo una baja de 5,6%, unos 4.279 millones de pesos, en el último trimestre de 2008.(5) De la mano de los menores ingresos, ya se experimenta la erosión del superávit fiscal. En enero cayó 40,9%, con respecto al mismo mes de 2008 y según datos del gobierno. Por su parte, diciembre pasado registró un déficit tres veces más grande que el de 2007.(6)
También el PBI retrocedió 0,3% en el último trimestre del año pasado, en relación al mismo período de 2007. Si este resultado negativo se repite en este trimestre, Argentina, técnicamente, entraría en recesión.
Evidentemente, el contexto internacional más que favorable para el ordenamiento de las cuentas del gobierno se esfuma paulatinamente debido a la crisis capitalista. Cae la demanda de materias primas y se desploman sus precios. Para hacer frente al viento en contra y seguir garantizando el pago de la deuda que tanto pesa sobre el pueblo, el gobierno de los Kirchner echará mano a lo que sea necesario para mantener en orden sus cuentas, como el blanqueo de capitales, el saqueo de los fondos de la ANSES y toda otra medida que incremente el poder de las arcas fiscales, como podría ser una mayor participación en el mercado de granos y, al mismo tiempo, continuará obligando al pueblo trabajador a ajustarse el cinturón cada vez más, implementando medidas de ajuste, como los recientes aumentos de tarifas, y congelamiento y hasta rebaja del salario de la clase trabajadora.

NOTAS:
1) En sus respectivos picos, por ejemplo, la tonelada de soja llegó a cotizar u$s600 (hoy lo hace a u$s350) y el barril de petróleo, u$s140 (u$s45 en la actualidad).
2) Según el INDEC, durante el último trimestre de 2008 cayeron los volúmenes exportados y también sus precios, en relación al mismo período de 2007. Las cantidades exportadas de soja, por ejemplo, descendieron un 56% y su preció se redujo casi a la mitad. El mismo organismo explicó que en enero de 2009, en relación al mismo mes de 2008, los ingresos por exportaciones fueron un 36% más bajos, de u$s5.810 millones a u$s3.730. Se vendió un 14% menos en cantidades y a un precio 25% más bajo. El Banco Ciudad estima una caída general de las exportaciones que se ubica en el orden del 26%, de los 70.588 millones de dólares de 2008 a unos u$s52.571 millones para el corriente año. Según esta fuente, la exportación de productos primarios descendería un 36% (de u$s16.418 a u$s10.507 millones); la de manufacturas de origen agropecuario, un 26% (de u$s24.050 a u$s17.684 millones); la de manufacturas de origen industrial, un 8% (de u$s22.211 a u$s20.475 millones); y los combustibles y energía, un 51% (de u$s7.912 a u$s3.905 millones).
3) Clarín, 19/02/09.
4) Con Brasil, el déficit supera los u$s4.000 millones. Con China, asciende a u$s537 millones y promete seguir creciendo.
5) Por la menor participación de la soja y los hidrocarburos, los ingresos por derechos de exportación bajaron un 28,2% ($3.211 millones); por ganancias tuvo una merma del 3,6% ($516 millones); por el IVA descendió 2,8% ($594 millones); y por bienes personales disminuyó un 8,3%. Por su parte, los ingresos de AFJP, ART y obras sociales se redujeron en $1.183 millones. Aun con esta caída, el estado argentino tuvo una recaudación record a lo largo de 2008 que representó poco más del 30% del PBI.
6) Si bien el superávit fiscal primario de 2008 ($32.529 millones) creció un 26% ($6.859 millones) en relación al de 2007, diciembre tuvo un déficit primario ($3.563 millones) y financiero ($9.459) muy superior al habitual.

PESE A LA CRISIS, LOS EMPRESARIOS SIGUEN GANANDO

El Revolucionario Nº44 (Marzo de 2009)

Que el mundo está en crisis no hay duda. Y que eso tiene implicancias directas en nuestro país ya no hay quien lo niegue. La brusca caída de las exportaciones y las importaciones, la restricción del crédito, la caída en el conjunto de la actividad económica y en la recaudación fiscal son datos inocultables. Pero como lo ejemplifica muy bien el caso argentino, la crisis no significa una misma cosa para empresarios y trabajadores.

Para los más importantes capitalistas que operan en nuestro país, la reversión de la economía global y la consecuente baja en los volúmenes del comercio y los precios de las mercancías, no significa un “derrumbe”, ni siquiera “pérdidas” económicas para los grandes empresarios; más bien dan lugar a que sigan su ciclo de ganancias… aunque a un ritmo más lento de lo que pudo suceder en otro contexto.
Los últimos balances presentados en la bolsa de comercio por algunas de las empresas más importantes que operan en el país son un claro ejemplo de esa realidad. Grupos internacionales como Telefónica o Repsol (principal accionista de YPF) han ganado millonarias sumas en el mundo durante 2008: casi 14.000 millones de euros la primera y más de 2.700 millones la segunda. Y ambas han confirmado que el aporte argentino a ese engorde ha sido sustancial: Telefónica de Argentina obtuvo el año pasado una ganancia de 766 millones de dólares; YPF aún no presentó su balance pero sí aclaró que el argentino ha sido un aporte fundamental para sus ganancias.
Aun con el freno o caída del último trimestre de 2008, los saldos son positivos para numerosas empresas que superaron ampliamente las ganancias de 2007, como SanCor, que ganó más de $130 millones el año pasado; la Cementera Minetti. que obtuvo casi $100 millones, o el frigorífico Quickfood que alcanza los casi $50 millones. Uno de los casos más rimbombantes es el del empresario Paolo Rocca de Techint quien, amparado en la situación de crisis, ya suspendió a miles de trabajadores(1) y sólo en el 2008 se ha embolsado más de 3.000 millones de dólares.
La crisis existe y es importante, pero a diferencia de lo que dicen los capitalistas, su gobierno y sus medios de comunicación, no es “el país”, no son “los argentinos” en general los que están cargando con el peso de la contracción económica, sino sólo los trabajadores. A costa de despidos, suspensiones, restricciones salariales, bajos ingresos, trabajo en negro, y demás penurias para la clase obrera, el empresariado sigue llenando sus bolsillos con millones. Es imposible entender las cifras majestuosas que obtienen empresarios como Techint sin ver que esos negocios están garantizados por la pauperización de la clase obrera. Cada nueva familia en la calle, cada trabajador que no puede llegar a fin de mes, son para ellos una nueva cuota de ganancia. Incluso la crisis es para ellos un gran negocio. No, para la clase trabajadora.

La negociación salarial, crónica de una entrega anunciada
Durante todo 2008 y lo que va de 2009 el ingreso de la clase obrera ha bajado en forma constante, al ritmo de la inflación, la suba de tarifas y los recientes recortes salariales y despidos.
Tan evidente es el panorama sombrío de los trabajadores que, ya en diciembre, la cúpula de la CGT, central que lleva la voz cantante en la disputa salarial, buscó aliviar el disgusto de sus representados con la promesa de una insignificante suma fija de $500. La propuesta era una salida de compromiso, ya que no cubría en lo más mínimo el retraso salarial, pero pretendía ensanchar un poquito los bolsillos obreros antes de las fiestas y fin de año, para sacar el enojo y evitar mayores presiones contra los empresarios y el gobierno. Aun así, apenas alzaron la voz los capitalistas y su gobierno, la central moyanista retrocedió, marcando la pauta de lo que seguiría haciendo en el futuro. Con ese repliegue, la burocracia pateó hacia delante cualquier recomposición general y prometió que los aumentos serían discutidos a principio de año en el marco de las paritarias. Desde entonces la discusión se ha centrado en el porcentaje que sería pedido por Moyano y sus muchachos en las negociaciones anuales ordinarias. Una vez más, para congraciarse con la base obrera, y sabiendo que su planteo estaba muy por detrás del retraso salarial existente, la CGT habló a principio de año de “no ponerle techo” a la discusión salarial y de un aumento del 20%, que luego de la negociación con el empresariado (que hablaba de un 10%) se ubicaría en el orden del 15%, una cifra que debía ser ratificada por el gobierno. Se llegó a hablar incluso de que ese acuerdo saldría como un decreto gubernamental. Por ese entonces, en el trío empresarios-gobierno-burocracia, todos hablaban de “responsabilidad” en relación a las cifras pedidas, pero casi nadie insinuaba aún que el plan debía ser un ataque frontal contra los trabajadores, evitando cualquier tipo de aumento porcentual. Sin embargo, apenas unas semanas más tarde, en su reunión del 26/02 la cúpula de la CGT fue aún más lejos y decidió abandonar directamente el derecho adquirido a negociar cada año en paritarias el porcentaje de aumento que le corresponde a los trabajadores.
Al día siguiente los diarios titulaban “La CGT aprobó dejar para mitad de año la reapertura de las paritarias” y explicaban que la cúpula gremial “en forma unánime aceptó postergar las paritarias hasta mitad de año, para que cada gremio negocie sumas fijas o porcentajes acotados de aumentos”.(2)
En la disputa para el reparto de los ingresos entre los empresarios y la clase obrera, la burocracia se mantiene firme en su papel de primera defensora de los intereses… de los capitalistas y el gobierno, y enemiga de los trabajadores.
...
NOTAS:
1) Ver “Mas despidos, más entrega”, en este número.
2) Clarín, 27/02/09.

MÁS DESPIDOS, MÁS ENTREGA

El Revolucionario Nº44 (Marzo de 2009)

La crisis económica se sigue descargando con fuerza sobre los trabajadores en todo el país. Mientras desde el gobierno continúan negando que existan despidos masivos, son miles los que quedan sin trabajo o padecen suspensiones o reducción salarial. Las automotrices en Córdoba y las empresas del grupo Techint, continúan el modelo marcado por General Motors y Paraná Metal, consolidando la alianza de la patronal, la burocracia sindical y el gobierno.

En Córdoba, más de mil trabajadores fueron despedidos y las suspensiones superan las 7.500. Según la secretaría de industria provincial, son más de cien las empresas que solicitaron el procedimiento preventivo de crisis. En Tierra del Fuego, las fabricantes de electrodomésticos nucleadas en AFARTE (Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica), impulsan un plan para suspender durante cuatro meses a 2.500 trabajadores, incluyendo una reducción salarial del 20% y fijando un piso salarial de 1.500 pesos, en una provincia donde el costo de vida supera ampliamente al promedio nacional. En Santa Fe, por su parte, los obreros metalúrgicos son los que soportan con mayor dureza el ajuste patronal. En Buenos Aires, los más afectados son los operarios de la industria del cuero, frigoríficos y autopartes. Y así, a lo largo y ancho del país, crece el número de despedidos y suspendidos.
En GM y Paraná Metal, la burocracia sindical, de la CGT y la CTA respectivamente, acordó con la patronal y el gobierno, la suspensión de miles de trabajadores y una fuerte rebaja salarial. El mismo camino siguieron ahora las burocracias de la UOM y la UOCRA en la negociación con las empresas del grupo Techint. En SIDERAR, después de varios meses de negociación se acordó la suspensión de 2.300 trabajadores, hasta que termine la refacción del alto horno, y que cobrarán el 78% de su salario. En SIDERCA, la fabricante de tubos sin costura, las suspensiones afectan al 50% del personal, con reducción salarial del 10%. En todos los casos, los acuerdos fueron presentados como un éxito, tanto por la burocracia como por la patronal. “El conflicto se resolvió de forma muy razonable para los intereses de las partes” sentenció el ministro Tomada describiendo el arreglo en SIDERAR.
Similar, o peor aun, es la situación en Córdoba. En las principales automotrices de la región (Fiat, IVECO, Volkswagen, Renault, Gestamp) los trabajadores también padecen suspensiones y recorte salarial. Sólo en IVECO, se anuncio ya el despido de 270 trabajadores que estaban en calidad de contratados, situación ante la cual, la conducción del SMATA dejó en evidencia su carácter descaradamente propatronal. Ante los reclamos de los compañeros contratados para que el gremio interviniera ante los despidos, el secretario general, Omar Dragún, y el vocero del sindicato, Leonardo Almada, se justificaron diciendo que “dada la gravedad de la crisis” no estaban dadas las condiciones para salir a pelear y que cuando lo consideraran oportuno convocarían a movilizar.(1) Como claro vocero de la patronal, Dragún se refirió a los compañeros despedidos agregando que “nosotros logramos que la empresa los tenga por tres meses más [haciendo alusión a las negociaciones desarrolladas el año pasado], generalmente con suspensiones porque ya no hacían falta”.
No podría ser de otra manera en el capitalismo. Los empresarios que en nada ven perjudicado su buen pasar por la crisis, se apuran a dejar a miles de trabajadores y sus familias en la calle, o a recortar brutalmente los salarios, arrojándolos a la desesperación. Son los mismos empresarios que más se beneficiaron con la devaluación, recaudando sumas multimillonarias durante el gobierno kirchnerista.(2) Como siempre, el gobierno y la burocracia sindical, sus aliados fundamentales. El primero garantizando las ganancias empresariales, en tiempo de crisis, con subsidio, reducciones impositivas, y la segunda, jugando un rol clave, negociando contra los trabajadores. Todos ellos, principales enemigos de la clase obrera.

NOTAS:
1) No se puede soslayar aquí que mientras la burocracia ni siquiera moviliza contra los despidos, sí lo hace para apoyar al gobierno como cuando la reestatización de Aerolíneas Argentinas o cuando la presidenta habló en la asamblea legislativa.
2) Ver “Pese a la crisis, los empresarios siguen ganando”, en este número.

EL GOBIERNO FRENTE A LA CRISIS: SUBSIDIOS A LOS EMPRESARIOS, DESPIDOS PARA LOS TRABAJADORES

Pago de la deuda, subsidios, blanqueo de capitales y moratoria impositiva para los empresarios. Para los trabajadores, despidos, suspensiones, baja y congelamiento salarial. Éstas son las medidas del gobierno propatronal frente a la crisis del capitalismo.
El Revolucionario Nº43 (Febrero de 2009)

Mientras el gobierno niega la gravedad de la caída económica, sus síntomas se hacen cada vez más evidentes. La baja del 24% en las exportaciones, del 11% en las importaciones (principalmente bienes de capital), la fuga de $23.000 millones durante el 2008, entre tantas otras cosas, dan cuenta de la gravedad de una crisis que está siendo descargada sobre los trabajadores. Eso significan los despidos, suspensiones, vacaciones obligadas, reducción o congelamiento salarial y sostenida inflación.
Y se deben agregar las subas de transporte y servicios públicos, que a su vez empujan la inflación. El 18/01 decía La Nación que “hubo incrementos en la electricidad de más del 400%. Pero además, subieron los peajes (100%), transporte público (50%), las expensas (de entre $50 a $99) y aumentará el gas (en algunos hogares será superior al 260%)”. Mientras tanto, cada vez son menos los que se van de vacaciones y con gastos más restringidos, y el nuevo año se inicia con fuertes subas, como lo atestigua una canasta escolar que aumentó un 30%.
Cuando la amenaza es el despido y la dificultad se encuentra en llegar a fin de mes, el gobierno les reclama a los trabajadores que se endeuden durante meses y años para comprar electrodomésticos y autos 0km pero ni siquiera ha concretado una sola medida que se oriente a moderar el impacto de la crisis sobre esta gran mayoría. Nadie sabe cuándo empezará el famoso “plan de obras públicas” que debía generar nuevos empleos. Pero sí se sabe que la desocupación seguirá subiendo, por eso el funcionario kirchnerista Guillermo Moreno ya volvió a falsear los índices del INDEC, haciendo pasar por “ocupado” a todo aquel que no buscó trabajo en la semana en que fue encuestado.
En cambio, la burguesía sí se beneficia con las llamadas “medidas anticrisis” de la presidenta Fernández. Los poseedores de bonos de la deuda externa que entraron en la última operación para patear los vencimientos de 13 millones de pesos hasta el 2014, lo hicieron con la condición de que se les duplique el interés que cobran, pasando de una indexación acorde a la inflación pautada por el INDEC (del orden del 7%) a nuevas tasas que ascienden al 15%. Los grupos locales y extranjeros que controlan el transporte y los servicios han sido premiados, en el medio de la crisis, con la autorización para imponer importantes aumentos que recaen en gran medida sobre los trabajadores.
Y muchos otros empresarios locales reciben también la ayuda que le es negada a la clase obrera. Así, en la provincia de Bs. As., por ejemplo, el gobierno peronista subsidia a los capitalistas pagando con fondos del estado parte de los salarios de algunas empresas, además de anunciar quitas de hasta el 70% en los intereses de las deudas patronales originadas por el incumplimiento en cuestiones básicas como seguridad e higiene, blanqueo de trabajadores, etc.
Hasta los mismos empresarios rurales han conseguido que el gobierno decrete la “emergencia agropecuaria” en varias provincias. La medida no supone ningún tipo de garantía para la permanencia del trabajo y el salario de los peones rurales, pero sí aporta jugosos beneficios para los patrones agrícolas, a los que se entrega grano para alimentar ganado, subsidios con reparto directo de cheques (cuya suma podría llegar a los 1.000 millones de pesos), y se prorrogan impuestos patronales, entre otras medidas. Como cualquier plan propagandizado en provecho del “bienestar general”, este accionar gubernamental sólo busca “activar el mercado”, “reactivar la economía”, para beneficio de los capitalistas. No se puede esperar otra cosa de un gobierno patronal.

LA CRISIS TAMBIÉN ES DE ARGENTINA

La crisis general del capitalismo se desarrolla, inevitablemente, también en Argentina. El impacto sobre la industria, el comercio, el tipo de cambio, la inflación, el desempleo..., todo, golpea en primer lugar y con más violencia a la clase trabajadora.

El Revolucionario Nº41 (Noviembre de 2008)

Son solamente ilusiones y mentiras los discursos que hablan del “blindaje argentino”. Argentina no puede escapar a la crisis capitalista. El entrelazamiento económico del país con el resto del mundo es tan potente e inevitable que resulta falso referirse a la crisis como patrimonio de tal o cual país. En el orden capitalista mundial, Argentina ocupa un lugar bien definido en lo fundamental: proveedor de materias primas, como soja o maíz; mercado para las manufacturas industriales, como las de telefonía o computación; y sucursal de grandes multinacionales, como Fiat o Mercedes Benz. La crisis actual, es una crisis del sistema capitalista en su conjunto, del que Argentina forma parte inseparable.
Como consecuencia de las dimensiones de la actual crisis en países centrales como EEUU o los de la Unión Europea (UE), se produce, fundamentalmente, un estancamiento y paralización en la producción industrial, una significativa caída en los mercados financieros y una seria disminución del comercio internacional. Esta realidad, inocultable pese a los denodados esfuerzos de los gobiernos del mundo entero, se manifiesta de variadas formas en Argentina.

Crisis en toda la economía
La Unión Industrial Argentina (UIA) ha explicado que existe “...una notable caída de las ventas y de la producción nacional”. Varias son las ramas afectadas según la cámara empresarial. La industria alimenticia mermó su crecimiento y con ella, cayó la producción de envoltorios y cajas. La textil también congeló su actividad y espera una disminución para 2009. Por su parte, los sectores plástico y metalúrgico vieron caer sensiblemente su producción. La actividad maderera en Misiones, la papelera en Jujuy, la minera y azucarera en Salta, la pesquera en el sur, la vitivinícola en Cuyo, entre otras, disminuyeron las exportaciones y las ventas internas. Además, y siempre según la UIA, se desaceleraron la construcción, la industria citrícola, la de maquinaria agrícola y la turística. La industria metalmecánica se ve especialmente afectada. Las automotrices, que mayoritariamente están en manos de capitales extranjeros y que ensamblan piezas para armar vehículos y exportarlos, perdieron más de un tercio de sus ventas externas. Asimismo, han paralizado la producción en varias de sus plantas.
Por otro lado, el estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU y algunos países de la UE, como España, con la seguidilla de quiebras y salvatajes de bancos y empresas, salpicó a todos los mercados del mundo. Semana tras semana se sucedieron los llamados “días negros”, aquellos en los que las bolsas caían vertiginosamente. En Argentina, el índice del MerVal no se mostró indiferente y experimentó importantes caídas, alcanzando el nivel más bajo del año, sólo comparable con las cifras de 2001.
La retracción del comercio internacional también muestra sus síntomas en el país. En el mercado mundial, como dijimos, Argentina se ubica, fundamentalmente, como vendedor de materias primas, granos especialmente. Sus principales exportaciones son la soja, el maíz, el trigo y el girasol. Pues bien, la cotización de la soja alcanzó su piso más bajo en un año, a tan sólo cuatro meses de haber logrado su techo histórico. De los u$s600 de julio, a los u$s300 de octubre. En tres meses, la caída promedio de todas estas exportaciones, que aportan el 50% de las divisas y contribuyen con el 15% a las arcas fiscales, fue del 45%. Es la caída más importante en 50 años.

Los problemas que vienen
Uno de los golpes más importantes para la economía Argentina se ubica en el terreno comercial. La rápida caída del precio de los commodities que exporta el país, como consecuencia de la apreciación del dólar, de la menor demanda de biocombustibles y el llamado enfriamiento de la economía, genera, ya, una erosión paralela en el superávit de la balanza comercial y, con ella, en los ingresos fiscales del gobierno, vía retenciones. Concretamente, peligra el sostenimiento del superávit fiscal, bandera clave de este gobierno(1).
Por otra parte, la devaluación de las monedas en los principales destinatarios de las exportaciones argentinas, como Brasil, México, Chile y la UE, pone sobre la mesa la discusión de la devaluación en Argentina, la paridad entre el peso y el dólar. En eso están el gobierno, las cámaras empresariales de la industria y el agro y la CGT. La amenaza puntual consiste en una invasión, más grande aún, de productos brasileños, agravando considerablemente la ya delicada situación de la industria local. La contracara de la devaluación del peso, es más y más inflación.
Evidentemente, con la crisis capitalista, se acaba la época de “vacas gordas” para los kirchneristas y sus amigos.

La crisis recae sobre el pueblo trabajador
Como bien señaló la presidenta Cristina Fernández, el superávit es un “credo” para ella. Ante la amenaza de su desaparición, el gobierno no dudará en seguir implementando un ajuste, solapado pero ajuste al fin, sobre áreas como salud, educación o asistencia social. Para garantizarlo, las cuentas deben cerrar bien. Ésta es la exigencia de los acreedores de la deuda argentina y, como hemos visto durante todos estos años de gestión kirchnerista, es la primera tarea que lleva adelante y se encarga de hacer cumplir, cueste lo que cueste.
Por su parte, el estancamiento y la paralización de la producción y el comercio golpean directa y más fuertemente a la clase trabajadora. Los obreros metalúrgicos, mecánicos, textiles, de la construcción, los empleados bancarios, de comercio... son sólo algunos de los más vulnerables a la embestida de la crisis. Son la primera variable de ajuste para los empresarios, que no se demoran en recurrir a los despidos, suspensiones, reducción y eliminación de horas extras o adelantos de vacaciones(2).
A todo esto se suma, el acuerdo con la UIA para devaluar gradualmente el peso frente al dólar(3) y, así, mantener la continuidad del proceso inflacionario, ya que al tiempo que aumenta el dólar, aumentan los insumos, todos importados, que van desde fertilizantes hasta cartón.
De este modo, el gobierno y los empresarios van a paliar su crisis, una vez más, sobre las espaldas del pueblo trabajador.

...
NOTAS:
1) Para 2009, se estima una merma de $6.000 millones en concepto de retenciones en relación al presente año.
2) Renault en Córdoba, por ejemplo, ya cesanteó a 300 obreros, sobre un total de 1.400. Es decir, redujo su personal en más del 20%. General Motors, Peugeot-Citroen, Mercedes Benz e Iveco suspendieron, en distintas escalas, su producción durante este mes y todas negocian con los sindicatos la estabilidad laboral de cientos de obreros. La situación es similar en el supermercado Easy y entre los bancarios. Según la UOCRA, ya se suspendieron 60.000 obreros de la construcción.
3) La cotización de la moneda estadounidense llegó a $3,40, por encima de los $3,19 proyectados para 2009, a pesar de la más grande intervención del gobierno, desde 2002, para regular su ascenso.

LA ACTITUD DEL GOBIERNO ANTE LA CRISIS

El Revolucionario Nº41 (Noviembre de 2008)

“La crisis es una gran oportunidad para nosotros”. “Estoy convencida de que es el tiempo de la Argentina”, dijo Cristina Fernández. “El Banco Central está en condiciones de brindar una efectiva protección a la economía”, insistió Redrado. “Argentina está mejor parada que nunca” llegó a afirmar Fernández.
Luego de un primer momento de negación total de la crisis, los funcionarios del gobierno se turnaron para elogiar la política económica y explicar la fortaleza de nuestro país ante la situación.
Pocos días después, sin embargo, ya ante la imposibilidad de ocultar lo inocultable, aunque sin dejar de lado los pronósticos auspiciosos, se vieron obligados a tomar medidas para contrarrestar la crisis y se organizó una Mesa de Coordinación para el análisis de la economía internacional. Se armó una comisión de seguimiento del real brasileño, se fijaron aranceles y precios de referencia en la Aduana y las reuniones con la UIA y la CGT se hicieron diarias.
Más que demostrativo de cómo responde siempre la burguesía ante estas situaciones es analizar cómo las principales propuestas para hacer frente a la crisis son compartidas por funcionarios del gobierno, oposición, empresarios y burocracia sindical. La más repetida es, sin dudas, el congelamiento salarial. También está a la orden del día el aumento de tarifas. Así lo viene impulsando el gobierno y lo reclaman Macri y Carrió, entre otros, como medidas fundamentales para enfrentar la crisis.
La crisis capitalista demuestra cómo el gobierno, lejos de contar con algún plan a largo plazo, acomoda sus posiciones y sus decisiones rápidamente, según cómo varíe la situación, según cómo sople el viento.