Elecciones en el Roca y en ATE: El rol de la oposición antiburocrática


Después de las elecciones en el Roca y en ATE, la oposición antiburocrática debe avanzar en la coordinación y en la unidad desde abajo para desarrollar la lucha contra las patronales, el gobierno y la burocracia sindical.

Durante el mes pasado, se llevaron adelante dos elecciones sindicales de trascendencia para la clase trabajadora. Las elecciones en el ferrocarril Roca y en la Asociación de Trabajadores del Estado.
Tanto los trabajadores ferroviarios como los estatales vienen protagonizando procesos de reorganización antiburocrática y de lucha. Y esto constituye una base fundamental para lanzarse a la pelea por la recuperación sindical.
Los trabajadores del ferrocarril vienen de desarrollar la dura batalla por el pase a planta permanente de los tercerizados, en la que debieron resistir los despidos de la empresa, las dilaciones del ministerio de Trabajo y la represión de la patota sindical, con complicidad policial, que culminó en el asesinato de Mariano Ferreyra.
Los trabajadores del estado vienen de la lucha del Teatro Colón y de ministerio de Trabajo y de un proceso de organización antiburocrático que logró reunir a una importante cantidad de activistas en el Plenario de Seccionales, Juntas Internas, Delegados y Congresales de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Sobre este piso de organización y lucha, los activistas antiburocráticos lograron conformar una única lista de oposición en cada sector. Esto constituye, sin dudas, uno de los elementos más positivos de ambos procesos.

Elecciones en el Roca
En el ferrocarril Roca, se elegía el Cuerpo de Delegados. Como toda dirección burocrática, la Verde del asesino Pedraza no permite la representación de las minorías en las instancias de conducción. Así, los trabajadores debían elegir un Cuerpo de Delegado de más de cien miembros, todos, de la lista ganadora, vedando la voz y el voto de las minorías en este ámbito gremial.
Aún así, la participación del activismo antiburocrático, alertó a la dirección Verde que se movió como nunca para retener la conducción. Esta situación, demostrativa del clima de conmoción política que atraviesa el ferrocarril, derivó en una inusual participación que alcanzó al 90% del padrón.
En estas elecciones, la burocracia de la Verde, apoyada directamente por el ministerio de Trabajo, se impuso con el 59% de los votos (unos 2.570), y los supervisores y kirchneristas de la Azul y Blanca, obtuvieron un 16,5% (710 votos). Por su parte la lista antiburocrática Gris-Bordó cosechó el 24,5% (unos 1.070), lo que significa un notorio avance en la intervención del activismo antiburocrático en el Roca y plantea la necesidad y posibilidad de ampliar el desarrollo militante para lograr disputar la dirección.
Para sostenerse en la conducción, pese a su desprestigio, la Verde se basó en el clientelismo, la devolución de favores, las promesas de privilegios personales, sus vínculos con la empresa y un sinnúmero de maniobras. Contó, además, con el acuerdo tácito de sus ex socios de la Azul y Blanca, que se posicionó como “opositora”, no para corroer el caudal electoral de la burocracia, sino para dividir el voto contra la Verde. Jugó un papel muy importante, también, la elección en Constitución, donde la Verde sacó su mayor diferencia apoyándose en un sector de administrativos directamente vinculados a la empresa y al sindicato.
Sin embargo, allí donde el activismo opositor está presente, la disputa contra la burocracia se pone de manifiesto claramente. Pese a las maniobras de la Verde con el manejo discrecional de los padrones, la Gris-Bordó se impuso en los talleres de Escalada con un 65% de los votos.

Elecciones en ATE
Para la elección de la directiva nacional de ATE se presentaron dos listas: la de la burocracia sindical de la lista Verde, encabezada por Julio Fuentes, y que responde al sector de Pablo Micheli; y la lista opositora representada por la Bermellón, que reunía a todo al activismo antiburocrático. Aquí, con el peso del aparato, la burocracia se impuso con el 90% de los votos.
La elección de las directivas provinciales y seccionales tuvo la particularidad de que se presentó otra lista: la Azul, claramente alineada con el kirchnerismo y encabezada por el “Nono” Frondizi, hombre de Yasky.
Ha sido muy bajo el nivel de participación de los afiliados, hecho demostrativo de la política de no convocatoria que caracteriza a la burocracia de ATE.
Pese al triunfo de la burocracia, estas elecciones ratificaron la influencia de la militancia antiburocrática en varios sectores. La Bermellón, por ejemplo, ganó en ATE Sur (85%), en el Teatro Colón, en el Hospital Garrahan (82%), en el ministerio de Trabajo, en el Incaa (95%), en promoción social de Capital, en el Ioma (85%) y en las dependencias de educación y desarrollo social de La Plata. Esto demuestra que allí donde el activismo antiburocrático está presente, la disputa por la dirección sindical es real y la burocracia sindical va perdiendo posiciones.

Para profundizar la lucha
Es muy importante que en estas dos experiencias se haya logrado conformar una lista unitaria del activismo antiburocrático para enfrentar a las direcciones enquistadas en los sindicatos, permitiendo establecer un polo de referencia para el conjunto de los compañeros y dando lugar a un avance en la participación y la organización de la base antiburocrática.
Sin perjuicio de ello, debemos señalar que la conformación de las listas fue dificultosa y más de una vez las aspiraciones sectoriales estuvieron cerca de fracturar el necesario frente común contra la burocracia. Esto marca también la debilidad de frentes que se han constituido para dar la batalla contra los burócratas pero que carecen de un fuerte trabajo común en la militancia cotidiana.
Justamente, ahora que las elecciones gremiales han pasado, de lo que se trata es de profundizar el trabajo de construcción sindical antiburocrático con las bases, estimulando la organización independiente de los trabajadores e impulsando la lucha por las reivindicaciones de los compañeros ferroviarios y estatales.