Editorial: Subsidios para los empresarios. Ajuste para los trabajadores.

De campaña, el kirchnerismo insiste en presentarse como un gobierno “popular”, que se enfrenta a las grandes corporaciones y defiende, ante todo, el interés de los trabajadores y los más desprotegidos. Para montar esta farsa tiene trabajando a todo su aparato propagandístico, que no es para nada menor, e incluye radios, canales de televisión y diarios enteros, y que cuenta con la intervención cotidiana de sus escribas y funcionarios, además de un sinfín de actos partidarios.

Uno de los últimos fue, por ejemplo, en Huracán, para el aniversario del triunfo electoral de Cámpora y Solano Lima en el `73. En esa oportunidad, Cristina Fernández fue la principal oradora. Allí, el eje central del discurso fue la juventud, que parece ser una de las apuestas fuertes del kirchnerismo pensando en las elecciones de octubre. Fue el mismo eje que le imprimió Guillermo Moreno a su intervención en el acto que organizó Bonafini en el Mercado Central. “Empieza a emerger una juventud maravillosa”, aseguró el secretario de comercio.

Con esas palabras, hacen referencia, desde el gobierno, a agrupaciones como La Cámpora, que se vienen desarrollando al amparo del aparato punteril del PJ, y cuyos dirigentes se destacan, no precisamente por su militancia popular, sino por los altísimos sueldos que cobran por los cargos que van consiguiendo en el estado o como directivos en importantes empresas. También incluyen, seguramente, dentro del resurgimiento de la “juventud maravillosa”, al protagonismo que ha vuelto a cobrar la Juventud Sindical Peronista, que comanda el menor de los Moyano, y que, como apéndice de la burocracia sindical, es otra de las patas sobre las cuales se sostiene el gobierno de Cristina Fernández.

Otro eje central de propaganda para el armado de la farsa kirchnerista sigue siendo el de los derechos humanos. Para el pasado 24 de marzo, organizó una marcha y varios actos oficiales, donde se movilizó buena parte del aparato gubernamental. Allí estuvo, entre otras fuerzas, marchando por la memoria y los derechos humanos, la Juventud Sindical. Esa misma que, ya en los `70, estrechamente relacionada con la AAA, organizaba las patotas que perseguían y asesinaban a los trabajadores y delegados clasistas y antiburocráticos. Las mismas patotas que, por estos días, utiliza la burocracia sindical kirchnerista para enfrentar a los trabajadores que se organizan de forma independiente y que sólo algunos meses atrás asesinaron a Mariano Ferreyra y dejaron gravemente herida a Elsa Rodríguez.

No puede sorprender, en este gobierno peronista, que sigue hablando de derechos humanos, mientras mata todos los días en los barrios populares con el gatillo fácil y la tortura. O cuando ha contado, en menos de ocho años, con más de cien presos políticos, superando a cualquier otro gobierno desde `83 en adelante. O cuando son miles los procesados por luchar, entre los cuales se cuentan decenas de trabajadores que encabezan procesos de organización independiente y de lucha, como en Kraft, Fate o el Subte.

No puede sorprender, tampoco, en el marco de la farsa que intenta montar el kirchnerismo, que con un discurso plagado de demagogia y mentiras, convoque a la juventud a sumarse y apoyar a su proyecto antipopular, cuando lo único que el gobierno le ofrece a la juventud trabajadora es desocupación o trabajo precario y una vida de sometimiento a través de las drogas y la violencia. Mientras, profundiza la destrucción de la educación pública (que también dice defender) manteniendo los presupuestos del área por el piso y los salarios docentes en la pobreza.

Por más que lo intente, sin embargo, el kirchnerismo no puede ocultar su verdadero rol: la defensa de los intereses de la clase capitalista. Así, por estos días, impulsa un nuevo ajuste sobre la clase trabajadora. Éste tuvo su lanzamiento con el acuerdo firmado con el jefe CGT, Hugo Moyano, en busca de fijar un techo para las negociaciones salariales en las próximas paritarias de cada gremio.

Y, como contracara, mientras avanza con más ajuste sobre los trabajadores, el gobierno de Cristina Fernández distribuye millonarios subsidios, bajo el pomposo título de “Créditos del Bicentenario”, para garantizar las gigantescas ganancias de un puñado de empresarios. Son miles de millones de pesos que saldrán del Banco Central, bajo la administración directa del gobierno, y que servirán para financiar los negociados de distintas empresas, tanto las negreras y ultra explotadoras PyMES, como importantes multinacionales, como Fiat.

Ésa ha sido la dinámica de todos los años de gobierno kirchnerista: Extraordinarias ganancias para los empresarios del campo y de la ciudad; Miseria, ajuste y más privaciones para pueblo trabajador.