Sin convocar a la participación y el debate de los trabajadores, la burocracia docente cerró un nuevo acuerdo que mantiene los salarios mínimos bien lejos de los valores de la canasta familiar.
El acuerdo nacional
A principios de febrero, las conducciones nacionales docentes de CTERA, CEA, UDA, AMET y SADOP planteaban llevar el mínimo salarial a $2.500, lo que implicaba una suba del 35%, con la condición de volver a negociar en julio, lo que el ministro de educación calificó de “inaceptable”: “Está lejos de lo que nosotros estamos pensando”. Y agregó: “Lo que no puede ocurrir es que las clases no empiecen, así que no hay modo de no arreglar”. Conocedor del terreno, Sileoni se mostraba confiadísimo en lograr un acuerdo, a sabiendas que, desde hace años, tales direcciones no ofrecen mayor resistencia, dado que son aliadas del gobierno.
El acuerdo pactado implica llevar el salario de bolsillo de $1.840 a $2.250, más $90 de incentivo docente que se pagará en dos etapas, $50 a partir de marzo y los $40 restantes desde julio, para alcanzar, a fin de año, un total de $2.340. De esta manera, la pauta salarial acordada representa un incremento del 27% con respecto al sueldo inicial del año anterior.
Así, las burocracias docentes vuelven a cerrar un acuerdo, dicho sea de paso, inconsulto, que raya la pobreza, lejos del valor de la canasta familiar y, como en años anteriores, por debajo de los niveles de inflación proyectados. Y, además, aceptando (y reclamando) más sumas en negro, que forman actualmente casi el 50% del salario docente e impactan negativamente en el escalafón, y firmando un acuerdo que garantiza paz social al gobierno durante todo 2011.
Pese al acuerdo entre la CTERA y el gobierno nacional, no iniciarán las clases y harán paros los maestros de Santa Cruz, Chaco, Santiago del Estero, Catamarca y Entre Ríos, ante la falta de convocatoria a paritarias y en desacuerdo con la oferta, mientras que, al cierre de esta edición, los sindicatos de Tierra del Fuego y Jujuy decidían si aceptaban o no las propuestas salariales de sus gobiernos.
El acuerdo en provincia de Bs. As.
El planteo original de SUTEBA (CTERA-CTA), como del resto de los sindicatos que componen el Frente Docente (FEB, UDA, AMET y SADOP) era, tal como a nivel nacional, llevar el salario inicial para aquel maestro que recién empieza a $2.500 y de una vez. Eso significaba una suba del 30%, dado que en provincia el sueldo inicial está por encima del nacional, exigencia que en sí misma es mala puesto que, en cifras, está muy lejos de lo que un trabajador precisa para cubrir todas las necesidades de su familia.
Esta propuesta, además, no representa lo reclamado por los trabajadores de la educación, sencillamente porque fue hecha por los técnicos del Frente Docente sin participación ni debate de la base. Por otra parte, la burocracia aspiraba a un acuerdo semestral, la eliminación del impuesto a las ganancias para los docentes que alcanzan la 4ª categoría y del tope en el salario familiar.
Como era de esperarse, a último momento, las conducciones arreglaron con el gobierno. El acuerdo consiste en que el salario inicial para el maestro sin antigüedad será de $2.340 en marzo y $2.400 desde julio, esto es una suba del 26% hasta 2012. 0 sea, ni $2.500, ni el 30%, en cuotas, nada de revisión salarial en julio, y ninguna solución sobre el mínimo no imponible y el salario familiar. De este modo, buena e importante parte de los reclamos no tuvieron respuesta.
Nuevamente, la burocracia celeste de Baradel selló un mal acuerdo, que no es ni siquiera lo propuesto por ella, al que las escuelas no fueron convocadas a participar ni antes ni después. El resto, pura formalidad. Mientras la burocracia declaraba a la prensa que se había arreglado y que el lunes comenzaban las clases, las asambleas funcionaron como un simulacro de participación, donde se decidía lo que ya estaba resuelto de antemano.
El acuerdo en Capital
El acuerdo alcanzado por la UTE (CTERA-CTA) y los demás sindicatos con el gobierno de Macri también es anual y lleva el salario inicial a $2.410 en marzo y $2.525 a partir de julio, a cobrar en abril y agosto respectivamente. Si bien el incremento representa un 31%, sólo el 26% es remunerativo, lo que significa, por parte de la conducción sindical, continuar avalando el pago en negro, pues buena proporción de las cifras que componen el sueldo estarán por fuera del básico.
Por lo demás, la participación que la burocracia progresista de López dio a los docentes en la elaboración del pliego de reclamos así como en la aceptación de la oferta, fue nula o a lo sumo ficticia, tal como en provincia de Bs. As. Posando falsamente de democrático, el secretario general de la UTE repetía en los medios que iba a consultar a las bases antes de aceptar o rechazar nada. Sin embargo, en el plenario de delegados convocado para el viernes 25 a las 18 horas ni siquiera se conocía la opinión de los docentes porteños, aprovechando que el gobierno de Macri dio a conocer la oferta salarial unos minutos antes de la hora pautada para dar inicio al plenario. Por lo tanto, no existió ninguna asamblea docente que discutiera el tema, los mandatos de los delegados habían perdido su vigencia, y la Celeste se apresuraba a aceptar la oferta, mientras coreaba “Néstor vive”, cuando algún compañero denunciaba la política antieducativa del gobierno nacional.
Más allá de la coyuntura
Las fechas imponen la agenda salarial en el sector, pero el movimiento docente tiene una tarea importante y central que desarrollar: barrer con su burocracia, la que constituye una traba concreta para impulsar la lucha por los derechos postergados, dado que no es independiente del gobierno ni democrática.
Para eso, se plantea levantar propuestas sindicales antiburocráticas allí donde no existan, el fortalecimiento de las existentes, la unidad de acción, la disputa de los cuerpos de delegados, el desarrollo de una política en la base que organice más y mejor a las escuelas, abriendo de ese modo canales a mayor participación y compromiso de los docentes ante un gobierno que posterga la escuela pública y una conducción entreguista que desmoviliza a los trabajadores, al no plantearse la lucha seriamente.
En suma, mostrar una perspectiva clara de que recuperar el sindicato y organizarlo sobre bases democráticas es realmente posible, y es lo que se impone como tarea para las agrupaciones opositoras y clasistas así como para todos los compañeros que rechazan los métodos burocráticos de la Celeste.