Cada tanto saltan a la luz grandes escándalos, como el “diputrucho” peronista, la Banelco radical o los votos dobles del PRO, que son presentados como si fueran aberrantes hechos aislados. Pero esos hitos de corrupción son sólo los ejemplos más visibles de cómo funciona, necesariamente, el mercadeo habitual con que se negocian los votos en los cuerpos legislativos. No puede ser diferente el sacralizado proceso de sanción de las leyes bajo un gobierno burgués.
El 26 de marzo de 1992 se discutía en la cámara de diputados un gran negocio: la privatización de Gas del Estado. El oficialismo peronista tenía que llegar al quorum, con 130 diputados en sus bancas. El plan era poner el proyecto a votación a mano alzada, sin debate. Pierri, que presidía la sesión, anunció a las 16:30 que había quorum estricto. Un par de periodistas se dieron cuenta que había un diputado desconocido, y lo interpelaron. Resultó ser Juan Abraham Kenan, de allí en más conocido como el “diputrucho”, empleado del diputado peronista Samid. Después se descubrió que había al menos otros cinco “diputruchos” preparados, por si hacía falta, para “votar con el culo”. Kenan y Samid fueron sancionados con unos meses de prisión en suspenso, y la cámara prohibió la presencia de periodistas en el recinto.
En abril de 2000, el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso sobornó con 5.000.000 de dólares a varios senadores peronistas para que votaran la ley de reforma laboral. Fue el ministro de trabajo, Flamarique, el que pronunció la frase que daría nombre al affaire por el que fueron procesados De La Rua y varios senadores radicales y peronistas: “Para los senadores, tengo la Banelco”.
El 4 de diciembre de 2008, en la legislatura de la ciudad, había 20 diputados del PRO sentados en sus bancas. Sin embargo, hubo 22 votos oficialistas. Un oportuno video periodístico mostró cómo los diputados Majdalani y Moscariello votaron en su consola, y se estiraron para duplicar el voto en la banca vecina, que estaba vacía. Poco después, el diputado Carlos Araujo, también del PRO, fue pescado haciendo lo mismo. Pero el campeón, siempre del PRO, fue Fernando De Andreis, denunciado por emitir ¡ocho! votos dobles en el curso del año 2009.
Los dirijan radicales, “progresistas”, peronistas o conservadores, así funcionan los cuerpos legislativos en la democracia burguesa, y así se dictan las leyes que nos dicen que tenemos que respetar.
El 26 de marzo de 1992 se discutía en la cámara de diputados un gran negocio: la privatización de Gas del Estado. El oficialismo peronista tenía que llegar al quorum, con 130 diputados en sus bancas. El plan era poner el proyecto a votación a mano alzada, sin debate. Pierri, que presidía la sesión, anunció a las 16:30 que había quorum estricto. Un par de periodistas se dieron cuenta que había un diputado desconocido, y lo interpelaron. Resultó ser Juan Abraham Kenan, de allí en más conocido como el “diputrucho”, empleado del diputado peronista Samid. Después se descubrió que había al menos otros cinco “diputruchos” preparados, por si hacía falta, para “votar con el culo”. Kenan y Samid fueron sancionados con unos meses de prisión en suspenso, y la cámara prohibió la presencia de periodistas en el recinto.
En abril de 2000, el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso sobornó con 5.000.000 de dólares a varios senadores peronistas para que votaran la ley de reforma laboral. Fue el ministro de trabajo, Flamarique, el que pronunció la frase que daría nombre al affaire por el que fueron procesados De La Rua y varios senadores radicales y peronistas: “Para los senadores, tengo la Banelco”.
El 4 de diciembre de 2008, en la legislatura de la ciudad, había 20 diputados del PRO sentados en sus bancas. Sin embargo, hubo 22 votos oficialistas. Un oportuno video periodístico mostró cómo los diputados Majdalani y Moscariello votaron en su consola, y se estiraron para duplicar el voto en la banca vecina, que estaba vacía. Poco después, el diputado Carlos Araujo, también del PRO, fue pescado haciendo lo mismo. Pero el campeón, siempre del PRO, fue Fernando De Andreis, denunciado por emitir ¡ocho! votos dobles en el curso del año 2009.
Los dirijan radicales, “progresistas”, peronistas o conservadores, así funcionan los cuerpos legislativos en la democracia burguesa, y así se dictan las leyes que nos dicen que tenemos que respetar.