
De ser ayer demonizado en cada discurso, a la defensa actual del “Nuevo FMI”. El kirchnerismo sigue preparando el terreno para poder avanzar con más pagos y más endeudamiento.
En las últimas semanas continuaron, con mayor intensidad, las reuniones entre los funcionarios del gobierno kirchnerista y el Fondo Monetario Internacional. En la reunión anual del FMI y del Banco Mundial, que se desarrolló en Estambul a principios de octubre, volvieron a juntarse el ministro Amado Boudou y el chileno Nicolás Eyzaguirre, jefe del departamento occidental del Fondo. Según lo confirmaron los mismos Boudou y Eyzaguirre, estaría todo arreglado para que los funcionarios del FMI vuelvan a realizar, por primera vez desde 2005, la revisión anual de la economía argentina como lo prevé el artículo IV de su estatuto. De esta forma, a pesar de que el organismo que dirige Strauss Kahn nunca dejó de tener incidencia en la economía nacional(1), a través de la restitución de este canal formal de control, el gobierno daría un paso más en camino de volver a acceder al crédito del FMI.
Por otra parte, además del acercamiento al Fondo, el gobierno reafirmó, en los últimos días, que no planea detenerse en el pago de la deuda. Ya están reiniciadas las tratativas para cancelarla con el Club de París, que, como le confesara Boudou a la ministra de economía francesa, Christine Lagarde, en la reunión del G-20, es una prioridad para el gobierno kirchnerista. Recordemos que el anuncio de cancelar esta deuda, que, desde luego, nunca fue puesta en duda por este gobierno, de casi u$s7.000 millones, ya había sido lanzado el año pasado, pero debió ser suspendido debido al desbarranco financiero. Por estos días, en que el gobierno y el empresariado nacional están ávidos de acceder al crédito internacional, el nuevo anuncio con respecto al Club de París es sólo cuestión de tiempo.
La reapertura del canje
Y como si todo este festival de entrega no fuera suficiente, el gobierno anunció recientemente que se hará una nueva reapertura de la deuda para los bonos en default que no entraron en el canje en 2005. De la misma forma que el año pasado, en la primera reapertura de canje, el negocio esta garantizado para las grandes entidades bancarias que han concentrado la mayor parte de los bonos(2). Los principales bancos que participan en esta negociación, cuya concreción el gobierno yanqui “espera con ansia”, son el Citigroup, el Deutsche y el Barclay’s. Por supuesto, los elogios para con este anuncio tampoco se hicieron esperar en los pasillos del FMI y de Wall Street.
Actualmente, esta porción de la deuda en default, conformada por los tenedores de bonos que no entraron en el canje en 2005, incluye aproximadamente u$s29.000 millones, de los cuales us$s20.000 millones son de capital, mientras que los restantes u$s9.000 millones son intereses, es decir, el 31% del total, una contundente muestra de su carácter usurero. En esta oportunidad, el gobierno aspira a que entren, en el nuevo canje, más del 60% de los bonos.
Más allá de que todavía no se conocen públicamente los términos de la reapertura, las declaraciones de la vicepresidenta del Credit Suisse, no dejan dudas sobre cómo serán los términos del acuerdo. “La señal es positiva. El gobierno dio a conocer cuáles son las medidas que va a tomar y reveló oficialmente que hay inversores que tienen 10.000 millones de dólares en bonos argentinos en default que están dispuestos a participar. Si ha convencido a todos esos inversores podemos deducir que la oferta no va ser pobre”. Más claro…
La intervención de EEUU
Como es costumbre, el gobierno de EEUU intervino directamente en la elaboración del acuerdo. La embajadora Vilma Martínez, anticipó, luego de varios encuentros con funcionarios de primera línea del kirchnerismo, incluida la presidenta y el jefe de gabinete, que estaba entre sus objetivos el “ayudar en todo lo posible para que la Argentina asuma esos compromisos y regrese al mercado de capitales”. Una vez realizado el anuncio, hasta la jefa del Departamento de Estado yanqui, Hillary Clinton, salió a dar el visto bueno y afirmó que “Estados Unidos da la bienvenida a la anunciada intención de la Argentina de llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos de deuda y espera con ansia conocer los detalles de su aplicación”.
Gobierno y “oposición”, todos por el pago
No es necesario aclarar que el gobierno contará con amplio apoyo de la “oposición” a la hora de tratar en el congreso la “ley cerrojo”, que necesita ser suspendida para poder reabrirse el canje. La necesidad del pago de la deuda externa unifica a todos los representantes de la burguesía, y limita la discusión, en todo caso, a la forma o los tiempos en los cuales es conveniente pagar. Ya han hecho llegar su aprobación respecto al pago varios de los principales líderes de la “oposición”, como los radicales Sanz y Morales y el ex ministro de economía Ricardo López Murphy.
De esta forma, el gobierno “nacional y popular” de los Kirchner, el mismo que en 2005 anunció eufórico que seríamos libres al cancelar la deuda con el FMI, fortalece sus acuerdos con los organismos internacionales, pagando más y más y haciendo crecer más y más el endeudamiento. El mayor ajuste sobre el pueblo trabajador, tan descarado que el presupuesto 2010 prevé una reducción de la partida destinada a salud(3), es la contracara del crecimiento del endeudamiento y los pagos de la deuda.
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NOTAS:
1) Para empezar, Argentina nunca dejó de ser miembro del FMI. El ajuste fiscal, el superávit y el pago compulsivo de la deuda externa son las directrices que el gobierno ha cumplido al pie de la letra, independientemente de la retórica “anti-fondo”, ganando reiterados elogios del organismo internacional. Y, como si fuera poco, las últimas medidas oficiales en relación a la reapertura del canje y el arreglo con el Club de París, también fueron impuestas por el FMI: “Tiene que repactar con los acreedores que no participaron en el canje anterior [y] necesitan arreglarse con el Club de París”, dictaminó Eyzaguirre.
2) Ver El pago de la deuda: el único plan económico del gobierno. ER N°40, octubre de 2008
3) La ley de presupuesto enviada al congreso por el gobierno en septiembre prevé una reducción en las partidas de salud de 7,1%. En 2010, habrá $5.665 millones frente a los $6.101 que hubo en 2009.