Unidad contra la persecución sindical


El encarcelamiento del “Pollo” Sobrero y otros dirigentes opositores del FFCC Sarmiento y el hostigamiento de la patota de la UTA y la patronal contra los trabajadores y delegados de la línea 60, son parte de una escalada represiva contra el activismo independiente y antiburocrático. Extendamos la solidaridad del movimiento obrero y popular contra esta ofensiva del gobierno, las patronales y la burocracia sindical.

La persecución sindical al activismo antiburocrático viene profundizándose aceleradamente.
Ante el protagonismo que viene ocupando la lucha de los trabajadores y el emergente de un nuevo activismo sindical independiente, la respuesta conjunta del gobierno, las patronales y la burocracia sindical es una sola: la persecución y la represión. Constantemente se suceden despidos masivos que tienen como fin deshacerse de potenciales activistas hacía el interior de cada lugar de trabajo. El inicio de causas judiciales contra los delegados antiburocráticos se ha transformado en moneda corriente, con el objetivo de infundir temor entre los trabajadores y desarticular la organización sindical de base, como ocurre en Kraft, en Fate, en el Garrahan, entre otros tantos lugares. Los aprietes y la represión patoteril, como padecieron los delegados de la 60 o, más atrás, los ferroviarios del Roca, la intervención policial, como la que se descargó contra los docentes de Santa Cruz, y las detenciones… son recursos sistemáticos para intentar disciplinar al movimiento antiburocrático de la clase trabajadora.
En este contexto, la detención de Rubén “Pollo” Sobrero y otros cuatro activistas sindicales, al cierre de esta edición, es una afrenta abierta a toda la militancia sindical antiburocrática. Bajo la acusación de “estrago doloso”, “interrupción de las comunicaciones por tierra” y “asociación ilícita”, el gobierno arremete contra uno de los referentes de la lucha contra la burocracia asesina de la verde de Pedraza en el ferrocarril Sarmiento. En un operativo a cargo de la división de delitos federales de la policía, con personal no identificado, se detuvo al dirigente ferroviario, al tiempo que allanaban su vivienda. Rápidamente, el gobierno, en boca de Aníbal Fernández, dio aval oficial, por si hacia falta, al encarcelamiento de los compañeros asegurando que “en el expediente judicial hay elementos más que suficientes para detener por asociación ilícita” y agregando que desde el ejecutivo se habían aportado “pruebas”.  
Ante este hecho, los trabajadores decidieron un paro de actividades durante el día viernes (si bien el servicio fue garantizado por personal jerárquico), concentraciones y la convocatoria a una movilización para el día lunes 3 de octubre.
El encarcelamiento de dirigentes y activistas sindicales no es una novedad bajo el gobierno kirchnerista. Al día de hoy, además de Sobrero y los compañeros de la Bordo, continúan detenidos los petroleros de Las Heras, Oñate y Acosta, y Olivera, del Sitraic. Hace algún tiempo fueron detenidos otros militantes antiburocráticos, como Hospital y Merino del ferrocarril Roca y varios docentes santacruceños en plena lucha.
Este panorama es claramente demostrativo de la política de los capitalistas, apoyándose en el gobierno y en la burocracia sindical, de persecución y represión hacia el conjunto de la clase trabajadora, particularmente sobre su vanguardia.
Es evidente que para enfrentar estos ataques es necesaria la mayor unidad posible de los agrupamientos antiburocráticos, dejando a un lado las especulaciones oportunistas. Existen instancias de coordinación para organizar y encarar la lucha contra la persecución sindical, que es necesario profundizar y extender.
La detención de Sobrero y de los activistas de la Sarmiento no es un hecho aislado, es parte de un plan sistemático que recae sobre el activismo sindical antiburocrático y sobre toda la clase trabajadora. Por lo tanto, esta avanzada represiva requiere de una respuesta unitaria y contundente de todo el movimiento sindical antiburocrático. Es la lucha que hay que organizar.