La economía kirchnerista se sostiene con bajos salarios y flexibilización

Hace años ya que el kirchnerismo expone como uno de sus máximos logros de gobierno, la reactivación y el crecimiento económico. Para esto se apoyan en distintas estadísticas que demuestran números favorables en la balanza comercial, el superávit fiscal o los niveles de actividad industrial, entre otras. Sin embargo, la realidad de la clase trabajadora se encuentra bien lejos de los números esgrimidos por la propaganda kirchnerista, y continúa marcada por los bajos salarios, los altos niveles de flexibilización laboral, el trabajo en “negro” y la desocupación.


Inflación y bajos salarios, la receta del ajuste

Si bien no existen estadísticas confiables que aporten información precisa sobre los índices reales de inflación(1), es una realidad inobjetable que los precios de alimentos, vestimenta y alquileres, entre otros, suben mes tras mes. De esta forma, los valores de la canasta familiar, que estiman cuánto necesita por mes una familia de cuatro personas para poder cubrir sus necesidades básicas (vivienda, alimentación, educación…), y que hace ya más de un año la burocracia de la CTA estimaba en $4.696(2), supera ampliamente por estos días los $5.000.

Todas estas cifras, que calculan lo que se necesita para vivir, contrastan crudamente con los chatos salarios que recibe la amplia mayoría de la clase trabajadora. Según estadísticas del propio Ministerio de Trabajo(3), el 53% de los que trabajan “en blanco” (alrededor de 3,6 millones de trabajadores) cobra menos de $2.500 pesos por mes. Esto, desde luego, con el aval explícito del gobierno y las burocracias de la CGT y la CTA, que el año pasado fijaron con las cámaras patronales el salario mínimo en $1.840.

Y esta realidad, por su puesto se hace mucho más cruda para los millones de desocupados, que deben arreglárselas para subsistir con changas o con los miserables planes del gobierno, para los jubilados que perciben los $1.227 de la mínima, y para los millones de trabajadores “en negro” que, además de soportar condiciones de trabajo mucho más duras, cobran salarios que, muchas veces, ni siquiera alcanzan al mínimo de pobreza que fijan la burocracia, los patrones y el gobierno.

Esta combinación de suba constante de precios, bajos salarios y precarización, redunda en el ajuste encubierto que el gobierno kirchnerista viene descargando sobre la clase trabajadora, profundizando su miseria, mientras los capitalistas facturan millonarias ganancias.



El modelo Firestone y la burocracia sindical

Para la aplicación de este ajuste encubierto sobre la clase trabajadora, el gobierno kirchnerista ha contado con la colaboración central de la burocracia sindical, en sus versiones de la CGT y la CTA. No fue casualidad, por lo tanto, que Cristina Fernández elogiara en uno de sus discursos al “modelo Firestone”. Lo hizo mientras defendía la postura de que el proyecto de “distribución de ganancias” debe debatirse empresa por empresa y no a nivel general, a través de una ley.

Es que más allá de la discusión sobre la “distribución de ganancias”(4), el sindicato del neumático (SUTNA) que encabeza Pedro Wasiejko, uno de los jefes de la CTA, hoy alineado tras Hugo Yasky, es un auténtico modelo del carácter propatronal y antiobrero, que caracteriza a la burocracia que se ha alineado con el gobierno kirchnerista.

“Hoy estamos en una situación que no es la ideal, no es la mejor históricamente, pero estamos razonablemente bien y en la dirección correcta” (5), balancea tranquilo Wasiejko. Así habla a la hora de describir la situación de los trabajadores del neumático que deben padecer las duras condiciones de un trabajo insalubre, donde son moneda corriente los accidentes y las enfermedades laborales, a cambio de bajos salarios, o donde la contratación precaria es regla y la disposición de los turnos y los francos rotativos y las jornadas laborales que llegan a superar las doce horas, contribuye a aumentar el carácter ya de por sí insalubre del trabajo.

Por todo esto, y por el apoyo incondicional a su gobierno, Cristina Fernández tiene sobrados motivos para elogiar a Wasiejko y su “modelo” burocrático y propatronal, así como a todos sus aliados de la burocracia sindical.



Organización independiente y lucha

El kirchnerismo y la burocracia sindical, aliados de la patronal, son los responsables del ajuste sobre el salario de los trabajadores y de la flexibilización que avanza sobre las condiciones laborales.

En el desarrollo, por lo tanto, de la organización independiente de la burocracia y el gobierno, y en la lucha, se encuentra la fuerza con la contamos los trabajadores para poder enfrentar esta situación. Es el ejemplo, de los trabajadores de Fate, que lograron derrotar a la burocracia de Wasiejko, y en los últimos años se organizan de forma independiente parar enfrentar a la patronal de Madanes, y de los docentes de Santa Cruz que protagonizan por estos días una destacada lucha contra el gobierno kirchnerista de Peralta exigiendo una justa recomposición salarial.

Son algunos ejemplos, de la organización y la lucha que los trabajadores debemos impulsar desde cada lugar de trabajo para poder enfrentar a la burocracia y avanzar con la recuperación del salario y la conquista de nuestras reivindicaciones.




NOTAS:

1) Las mediciones que realizan casi todas las consultoras privadas, así como las estimaciones oficiales de varias provincias, triplican y hasta cuadruplican los valores que difunde periódicamente el INDEC. Según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones de la Gobernación de Mendoza, los precios en abril subieron un 3,2%. En esa provincia, los principales aumentos se registraron en alimentación (24,2% de aumento en el último año), educación y vestimenta (31,6%, en el último año). Por su parte, las mediciones de la provincia de Tierra del Fuego estiman que, en los primeros cuatro meses del año, los precios subieron un 11,4%. En todos los casos, las cifras proyectan una inflación anual para 2011, bastante superior al 30%.

2) En los primeros meses de 2010, el Instituto de Estudios y Formación de la CTA estimaba el valor de la canasta familiar en $4.696. La burocracia del sindicato de la alimentación calculaba que, para cubrir la misma canasta, en aquel momento, un trabajador necesitaba $3.600 por mes. Ver “Con la inflación crece el ajuste”, en ER N°56 de abril de 2010.

3) Clarín, domingo 15 de mayo.

4) La fábrica de neumáticos Firestone firmó en 2001 un acuerdo con el SUTNA (Sindicato Único de Trabajadores del Neumático) que establece la distribución de “un tercio de las ganancias libres de impuestos que superen al 6% de la facturación anual”. Este acuerdo de “distribución de ganancias”, no está demás señalarlo, es elogiado tanto por la burocracia como por la empresa. El acuerdo se dio en un momento en el cual Firestone avanzó con un fuerte plan de ajuste que contó con numerosos despidos y con fuertes reducciones salariales (-20%). En diez años, sólo en cuatro oportunidades la empresa declaró superar los niveles de ganancia necesarios para avanzar con el mecanismo de distribución.

5) “El trabajo en Argentina”, informe trimestral del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino.