El PRT fue la organización política más importante que se planteó la lucha por la revolución socialista en nuestro país. El PRT, principal organización de la izquierda clasista, tuvo una gran inserción dentro del movimiento obrero, además de un rol protagónico en los conflictos más importantes del momento.
“El sindicato es un organismo amplio, de masas, donde pueden estar y deben estar todos los que están dispuestos a luchar contra los abusos de la patronal y por las reivindicaciones económicas, aunque no sean concientes de los objetivos de su clase, aunque no sean marxistas. Por eso es equivocado pretender que el sindicato se convierta en dirección de la lucha política del proletariado por la toma del poder. Esta concepción tiende a confundir las tareas del Partido y del Sindicato (…) No debe entenderse que por esto no es deseable la existencia de esas direcciones clasistas o revolucionarias. Todo lo contrario (…) [con direcciones clasistas y revolucionarias] no sólo las luchas económicas están garantizadas contra toda claudicación sino que además las movilizaciones de las masas pueden ser canalizadas de una correcta táctica revolucionaria, que posibilite el desarrollo de la conciencia política de las masas, oponiéndolas a la política reaccionaria de la burguesía.”
Luis Pujals, “El papel de los sindicatos”, publicado
en El Combatiente N°56 de marzo del 1971.
Desde su surgimiento en 1965, el PRT fue creciendo y desarrollándose dentro de la clase trabajadora, para pasar, de ser una organización relativamente pequeña y con poca influencia dentro del movimiento obrero, a ocupar un lugar de dirección como la organización de izquierda, marxista y revolucionaria, con mayor peso en el combativo movimiento sindical de la década del ’70.
Como organización política de la clase obrera, que se planteó llevar adelante el combate por la revolución socialista, el PRT consideró al movimiento obrero como el frente de masas fundamental a desarrollar. Esto no le impidió, sin embargo, a diferencia de la mayor parte de las organizaciones de la izquierda, comprender las limitaciones propias del trabajo sindical, sosteniendo la necesidad de la construcción de una organización política revolucionaria de los trabajadores, diferenciada de las organizaciones gremiales, que diera el combate integral contra la clase capitalista, por la toma del poder y el socialismo(1).
Desde diferentes sectores, tanto apologistas y defensores del sistema capitalista como desde la izquierda reformista, se ha difundido una visión intencionalmente falseada y distorsionada sobre el desarrollo del PRT en el movimiento obrero. De esta forma, con diferentes matices, se ha sostenido que el PRT no poseía inserción en la clase obrera, que no valoraba la capacidad y la potencialidad del movimiento y la actividad sindical o que su único objetivo al insertarse en las fábricas o relacionarse con activistas obreros era ganarlos para sacarlos de su rol como dirigentes sindicales y sumarlos a las filas del ERP y la actividad guerrillera. Estos argumentos, que como señaláramos, apuntan a desacreditar a la más alta experiencia de organización política de la clase trabajadora, como fue el PRT, además de partir, en muchos casos, de concepciones políticas equivocadas, que tienden a confundir el rol de la actividad sindical y la organización revolucionaria, están totalmente alejadas de lo que realmente sucedió. Lo cierto es que el PRT, en sus pocos años de existencia, logró alcanzar una influencia central dentro del movimiento obrero, lo que se evidencia en el rol protagónico que ocupó en las experiencias clasistas y en las luchas más destacadas de la época. A su vez, la enorme energía que dedicó a la construcción de espacios de organización, como numerosas agrupaciones de base por fábrica o actividad, así como la cantidad de dirigentes partidarios que destinó a la participación y a la inserción en la actividad sindical, son demostrativos también de la gran importancia que el PRT le dio al desarrollo del movimiento obrero, dentro de su estrategia revolucionaria.
En el noroeste del país, el PRT tuvo un nivel de desarrollo importantísimo dentro del movimiento, alcanzando la dirección de varios sindicatos de la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), donde destacó importantes dirigentes como Leandro Fote y “el negrito” Antonio del Carmen Fernández. Desde estos gremios, el partido jugó un rol destacado impulsando la combatividad y la resistencia obrera.
Por otra parte, a partir del ´70, fue aumentando progresivamente su influencia y su presencia en las regiones de mayor concentración industrial, como Córdoba, Rosario, Villa Constitución y el Gran Buenos Aires.
En Córdoba, durante la experiencia clasista de SiTraC y SiTraM, el PRT fue el partido con mayor influencia en la organización de los sindicatos y la creciente conflictividad con la patronal de Fiat y el gobierno. Varios de los dirigentes del sindicato eran miembros del partido o se fueron acercando e incorporando en el transcurso del proceso, como Guillermo Castello, Domingo Bizzi, Gregorio Flores y “el Cuqui” Alfredo Curuchet, abogado de los sindicatos. La destacada participación del PRT-ERP se evidenció, también, durante las movilizaciones protagonizadas en el Viborazo, en el verano del ´71, que terminaron con la renuncia del recién asumido interventor Uriburu.
En Villa Constitución, por su parte, el PRT contó también con una importante participación en todo el proceso de lucha que permitió la recuperación de la UOM local, por la Lista Marrón, que agrupaba a los distintos grupos antiburocráticos. Varios de los dirigentes más destacados del proceso fueron militantes o simpatizantes del PRT, con “el negro” Luis Segovia como máximo referente.
De la misma manera, en las jornadas de lucha y movilización de junio y julio del ´75 en el Gran Buenos Aires, a través de las Coordinadoras Interfabriles, el PRT tuvo un peso muy importante, siendo parte de la dirección de espacios de gran envergadura como el comité de lucha de Ford, en zona norte, y las comisiones internas de Propulsora Siderúrgica (Techint) y Rigolleau, en zona sur.
Además, a través del MSB (Movimiento Sindical de Base) el PRT logró organizar un gran número de activistas y agrupaciones clasistas, tras el planteo de construcción de un movimiento obrero combativo, antipatronal, antiburocrático e independiente del estado(2). Así, por ejemplo, en uno de sus plenarios, en Córdoba, dónde contó con la participación de Agustín Tosco, logró concentrar a casi 5.000 delegados y activistas de todo el país.
No puede ocultarse, pues, que el PRT fue la organización revolucionaria que más avanzó en la organización y el desarrollo de la conciencia dentro del movimiento obrero. Tanto a través de la inserción de militantes propios en los centros industriales más importantes del país, como del acercamiento y la incorporación a la organización de destacados activistas obreros, que en muchos casos alcanzaron importantes espacios de dirección dentro del partido, el PRT se conformó como la organización más importante de la clase obrera en la historia de nuestro país.
Con una militancia decidida, y tras un programa revolucionario, los compañeros del PRT dieron impulso al desarrollo del movimiento obrero, sosteniendo la combatividad y la organización desde las bases, y haciendo grandes aportes, con la construcción de las experiencias clasistas, al avance de la conciencia revolucionaria de la clase trabajadora.
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NOTAS:
1) Ver “El PRT: la más alta experiencia de lucha revolucionaria en Argentina”, en este mismo número.
2) Ver recuadro con fragmentos del “Proyecto de definición del MSB”, organismo impulsado por el PRT.
EL MOVIMIENTO SINDICAL DE BASE
El MSB que surgiera del Plenario Nacional de Recuperación Sindical, celebrado el 8 de julio de 1973 en Córdoba, levanta como banderas permanentes de su lucha y accionar su definición antiburocrática, antipatronal y por la independencia del movimiento obrero del Estado.
- Se define antiburocrático, por cuanto asume el compromiso de lucha intransigente contra aquellos dirigentes que, traicionando los intereses de su clase, se convierten en verdaderos agentes pro-patronales infiltrados en las filas obreras, jugando objetivamente el papel de defensores del sistema de explotación capitalista, a la vez que usan el cargo sindical y el propio sindicato como instrumento de enriquecimiento personal.
- Se reivindica antipatronal, por cuanto que considera que las conquistas que arranca de sus explotadores la clase obrera, son fruto de la lucha cotidiana y no de la conciliación, pues no puede haber conciliación entre quienes elaboran la riqueza y los que se apropian del trabajo ajeno.
-Proclama su independencia del Estado por cuanto considera que son los propios trabajadores los que deben resolver democráticamente sus cuestiones, ya que el Estado capitalista representa la expresión del dominio de las clases explotadoras sobre la clase obrera y el pueblo.
Por todo ello es que, al surgir el MSB como una alternativa de combate para las más amplias masas obreras, confluyen a él sindicatos, agrupaciones y activistas independientes que, levantando en alto estas banderas, desarrollan en el seno de la clase obrera una práctica militante y combativa”.
(Fragmentos del “Proyecto de definición del MSB”, II Plenario del Movimiento Sindical de Base, 1974)