El fraude y la patota, entre otros tantos, son los métodos con los que la burocracia sindical en su conjunto, CGT y CTA, enfrentan a la organización independiente de la clase trabajadora.
El asesinato de Mariano Ferreyra en manos de lo más rancio de la burocracia sindical, como es la verde de Pedraza, puso de manifiesto una de las funciones más criminales de los burócratas: la represión directa de la clase trabajadora a cargo de sus patotas a sueldo.
No es ninguna novedad que los jerarcas sindicales se mantienen en las cúpulas de los sindicatos negociando o asociándose con los empresarios, o apoyando o integrando los gobiernos de turno. Tampoco es ninguna novedad que reclutan su fuerza de choque principalmente entre barrabravas y mercenarios a sueldo. Las patotas de los burócratas son empleadas para dirimir disputas internas, como se vio, por ejemplo, en la balacera de San Vicente entre la gente de Moyano y la del “Pata” Medina. Estos verdaderos mercenarios, también operan más “sigilosamente”, como pudimos comprobar con el asesinato de Beiroz en Santa Fe.
Pero, fundamentalmente, los burócratas lanzan sus patotas contra el movimiento independiente de los trabajadores. Así ocurrió en el Casino Flotante, donde la patota del SOMU atacó una asamblea de trabajadores que luchaba por mejores condiciones laborales; en el Subte y la Línea 60, donde la UTA mandó a sus matones a reprimir a los trabajadores que se organizaban contra la burocracia; y en Atucha II, donde la UOCRA avanzó sobre una asamblea de obreros de Techint que se organizaban por mejoras salariales... Y estos son sólo los casos más trascendentes entre una infinidad de “pequeñas” intervenciones periódicas de la patota sindical, durante la gestión kirchnerista. A una semana del asesinato de Mariano Ferreyra, la patota volvió a actuar. Esta vez, las bandas de la UOCRA atacaron a un grupo de trabajadores de comercio, que intentaban presentar una lista opositora en Río Gallegos, dejando varios compañeros heridos. La burocracia de la CTA, que hipócritamente salió a repudiar el asesinato de Ferreyra, no es ajena a esta realidad. Para ejemplo, basten las patotas que avanzaron contra los docentes de La Plata para consolidar el fraude cometido en esa seccional del SUTEBA.
El fraude de la burocracia, también se impone como un método característico de estas bandas. A la proscripción de listas opositoras, como en la UF, se suma la trampa lisa y llana en los sindicatos dirigidos por la burocracia, como recientemente sucedió en las elecciones de UTPBA. El escandaloso fraude en las pasadas elecciones de la CTA, la central supuestamente democrática, es la muestra más elocuente de esto. Yasky y Micheli, los autoproclamados defensores de la libertad sindical, dieron cátedra de fraude electoral, a tal punto que debe votarse de nuevo por el carácter abiertamente fraudulento que tuvieron esas elecciones.
El fraude y la patota son los métodos de la burocracia. Se sirven de ellos para impedir y detener la organización y la lucha independiente de los trabajadores. La necesaria organización antiburocrática que debemos construir los trabajadores, requiere, necesariamente, enfrentar a la burocracia en todos los terrenos de lucha.