Con el “premio Nóbel de la paz” Barack Obama: Avanza la política guerrerista de EEUU

El triunfo electoral del candidato negro y del Partido Demócrata, Barak Obama, en EEUU en el 2008, trajo esperanza y buenos augurios para quienes pretenden mantener una buena relación con los EEUU sin querer ser acusados de proimperialistas. Por supuesto, allí estuvieron los que nunca han dejado de tener claras posiciones serviles con el imperio como Lula, los Kirchner, Tabaré, o Bachellet. También se mostraron expectantes los “progresistas latinoamericanos” como Evo Morales o Rafael Correa, confiando en que ahora la relación con EEUU podría ser diferente. Obama también alimentó la confianza del presidente paraguayo Lugo y del ex Tupamaro, José Mujica, quien no dejó de hacer sus pronunciamientos augurando nuevos tiempos. Finalmente, también en esa dirección fueron las declaraciones provenientes del estado cubano y del propio Fidel Castro, que no tardaron en mostrar la confianza que les inspiraba la “sinceridad” del nuevo presidente.

A poco tiempo recorrido, la realidad ha mostrado que de Bush a Obama sólo se ha intentado cambiar de matiz. La política invasionista de EEUU no ha cesado, por más que la burguesía intente lavarle la cara, otorgándole paradójicamente el premio Nóbel de “la paz”. Varios de los que querían creer deben decir ahora que la “derecha republicana” estadounidense es demasiado fuerte y que al “pobre” Obama no lo están dejando llevar adelante “su política”, como si Obama en algún momento hubiese planteado que EEUU iba a dejar de sostener la guerra como método de control cuando el imperialismo así lo necesitara.
Lo cierto es que el supuesto repliegue militar del gobierno de Obama no es más que una mentira: los militares yanquis siguen en Irak; intervienen en Pakistan; han aumentado el número de tropas en Afganistán y seguirá aumentando cuantiosamente; apoyan la política genocida de Israel contra Palestina y el Líbano; cuentan con centenares de bases militares y cárceles del tipo Guantánamo por todo el mundo. Esa misma política desarrollan en América Latina con el despliegue de la IV Flota, la proliferación de bases militares y los entrenamientos conjuntos.
Estos ejemplos no hacen más que mostrar que la política estadounidense no ha cambiado y que está bien claro que hay disposición a seguir invirtiendo una importantísima parte del presupuesto para garantizar, en diferentes regiones, el control que necesitan para la explotación.
En un documento publicado por el Departamento de Defensa de EEUU en junio de 2008, esta continuidad se expresa claramente: “Este documento resume cómo contribuiremos a alcanzar los objetivos de Estrategia de Defensa Nacional y un mundo más seguro y próspero para el beneficio de todos. Pronto, EEUU tendrá un nuevo presidente y un nuevo Comandante en jefe, pero los complejos asuntos que afrontamos seguirán siendo los mismos. Esta estrategia es un plan a ser desarrollado en los años que siguen”.(1)
En este mismo documento plantean como prioridad la “defensa del pueblo” de EEUU (que no es más que la defensa de los negocios de la burguesía norteamericana) y la “responsabilidad” adicional que este país dice tener para con el resto del mundo: “Seguimos siendo un faro de luz para aquellos en los lugares oscuros, y por esta razón debemos recordar que nuestras acciones y palabras señalan la profundidad de nuestra fuerza y determinación…Para tener éxito debemos aprovechar e integrar todos los aspectos del poder nacional y trabajar estrechamente con una amplia gama de aliados, amigos y socios. No podemos prevalecer si actuamos solos… Se trata de fomentar un mundo de estados bien gobernados, que puedan satisfacer las necesidades de sus ciudadanos y se conduzcan responsablemente en el sistema internacional. Este enfoque representa la mejor manera de proporcionar seguridad duradera para el pueblo estadounidense”. Así, las tropas estadounidenses han intentado siempre legitimarse e históricamente han invadido territorios, han apoyado gobiernos genocidas o han financiado ejércitos de mercenarios destruyendo, torturando y asesinando a pueblos enteros en todo el mundo.
Claramente, el estado yanqui, gobierne quien gobierne, sea su discurso más duro o más moderado, necesita de la represión y el control a nivel internacional para garantizar su política para la estabilidad del sistema capitalista. Más aún en tiempos como éstos, donde la crisis económica mundial acecha, la burguesía imperialista necesita garantizar su reacomodamiento, y esto sólo lo logra a costa de la miseria y la opresión de los países dependientes y, en particular, de su clase trabajadora.
Pero esta situación es inestable. El imperialismo impone miseria y opresión, pero también en muchos lugares la respuesta es la resistencia de movimientos y organizaciones que luchan por la liberación y la transformación social. Para estas situaciones se prepara permanentemente EEUU: “La estrategia de Defensa Nacional sirve como documento de culminación del Departamento en este esfuerzo a largo plazo. También proporciona un marco para otras orientaciones estratégicas del Departamento de Defensa, específicamente en la campaña y la planificación de contingencia y el desarrollo de inteligencia de la fuerza. Refleja los resultados de la Revisión Cuatrienal de Defensa (2006) y las lecciones aprendidas de las operaciones en curso en Irak, Afganistán y otros lugares. Se ocupa de cómo las Fuerzas Armadas de los EEUU darán la pelea y ganarán las guerras de Estados Unidos y la forma en que tratamos de trabajar con las naciones asociadas para dar forma a las oportunidades en el entorno internacional para mejorar la seguridad y evitar los conflictos”.(2)
Aunque intentan negarlo, es notable la preocupación de la burguesía norteamericana por garantizar el orden para sus negocios y la explotación en los territorios donde, afortunadamente, encuentran resistencia. Para eso han elaborado este plan de Defensa Nacional que está directamente vinculado, o mejor aún, tiene como eje central el accionar de las Fuerzas Armadas a nivel internacional como forma de resguardar la seguridad y el bienestar de la política interna de EEUU. En este marco, Obama, como referente del partido único de la burguesía yanqui que conforman juntos demócratas y conservadores, asume el rol que ha venido a cumplir, representando los intereses del capitalismo norteamericano. Así, en defensa de los negocios privados del gran capital imperialista, el “premio Nóbel de la paz” lleva la guerra a todos los rincones del mundo.

(1) “Estrategia de Defensa Nacional”, Junio de 2008, publicado por el Departamento de Defensa de EEUU. El texto completo se encuentra en inglés en: http//merln.ndu.edu/whitepapers/US2008NationalDefenseStrategy.pdf
(2) Idem.