EL PLAN OFICIAL PARA ENFRENTAR LA DERROTA ELECTORAL

El Revolucionario Nº49 (Agosto de 2009)

Diálogo con los partidos políticos, rondas con los gobernadores, acuerdos en el congreso, convocatoria al Consejo Económico y Social, enroque en el gabinete: negociaciones y reacomodamientos del partido de la burguesía para seguir profundizando la explotación del pueblo trabajador.
Después de un corto silencio tras la derrota electoral del 28 de junio, el gobierno nacional anunció algunos cambios y la era del “diálogo”.
En el gabinete, quedaron entronados hombres de la mayor confianza del kirchnerismo. En el marco del “castigo a los traidores del conurbano”, el jefe de gabinete Sergio Massa fue reemplazado por el siempre fiel Aníbal Fernández, mientras el no menos leal Julio Alak lo reemplazó en el ministerio de justicia y seguridad. Hombre dúctil el platense, que se inició en el peronismo de la mano de Chacho Álvarez y después sirvió a Cafiero, Menem, Duhalde y De la Sota , hasta recalar en el kirchnerismo. En economía, el anodino Carlos Fernández fue sucedido por Amado Boudou, otro soldado de Kirchner. El mismo perfil tienen el nuevo administrador de la ANSES , Diego Bossio, y el de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, hijo del abogado moyanista. Se mantuvieron, en cambio, el ministro de Planificación, Julio de Vido, y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y hubo otros cambios menores, como el ministro de educación y el de salud.
Como complemento al “cambio para que nada cambie”, la presidenta anunció la apertura de un proceso de diálogo con los partidos políticos, los empresarios y la burocracia sindical, que se concretó en cuatro espacios diferentes, cuya distinta jerarquía muestra a las claras cuáles son las prioridades.
Los dirigentes de los partidos políticos fueron convocados solamente para discutir las futuras reglas de juego en los procesos electorales, ruidosamente llamadas “reforma política”. A pesar de algunos amagues de rechazo, pidiendo una agenda más amplia, allí se anotaron los referentes del Acuerdo Cívico y Social, incluyendo radicales, socialistas y de la Coalición Cívica , de Unión PRO y de Proyecto Sur. El ministro del interior Florencio Randazzo les ofreció una vuelta de café, y expuso el plan de reforma de las leyes electorales. Sus interlocutores, aunque no recibieron ninguna respuesta sobre los demás temas que querían plantear, salieron festejando que “por lo menos, nos escucharon y no dijeron que no”.
El temario sobre las políticas de estado en materia económica y social quedó reservado para la mesa que dirige Aníbal Fernández con los empresarios y Moyano. En lugar del cafecito, se regalaron una buena cena con jugosos bifes de lomo y sanísimas ensaladas, jerarquizada a la hora del postre con la visita fugaz de la presidenta. Los empresarios llegaron con el reclamo de la Asociación Empresaria Argentina (AEA)(1) en el bolsillo: fortalecimiento institucional, previsibilidad de las “reglas de juego” económicas, apoyo a la rentabilidad de las empresas, libertad de precios y competencia, disminución de la presión impositiva, impulso a las exportaciones, y, sobre todo, “seguridad jurídica”.
Los empresarios del campo, sin dejar de reunirse con el gobierno, convocaron por su lado a la “oposición”, encuentro donde no faltó nadie: Solá, Reutemann, De Narváez, Juez, Rodríguez Sáa, cobistas, macristas y el Acuerdo Cívico y Social en pleno.
Cristina Kirchner, en persona, se abocó a las rondas con los gobernadores, empezando con Macri y Capitanich, y siguiendo con Binner y Urtubey. Como si se hubieran puesto de acuerdo, todos reclamaron lo mismo: más plata. Finalmente, en el congreso, Fellner empezó a recibir a los futuros jefes de los bloques de diputados, para acordar el funcionamiento del cuerpo durante la transición hasta diciembre.
Por su parte, y en el marco del reacomodamiento interno del PJ, que ya va preparándose para su nueva etapa post kirchnerista, el gobernador Scioli inició su propia ronda de diálogo. Ya se reunió con De Narváez y Solá (probables nuevos socios en el “nuevo” peronismo) con Stolbizer y con Sabatella. Al mismo tiempo, dio claras señales a los empresarios del campo, al punto que un referente de la Sociedad Rural dijo, satisfecho: “Scioli se sumó a nuestro equipo”. Marcando la importancia de mostrarse abierto a los nuevos tiempos en el PJ, Scioli ya avisó: “No es que querramos diferenciarnos de Kirchner. Es que somos distintos”.
El peronismo quiere recuperar el espacio perdido y mostrar que sigue siendo el que administra los negocios de la burguesía. Los burócratas sindicales, los empresarios y las fracciones del PJ alejadas (ahora) del kirchnerismo defienden sus comunes intereses. Los capitalistas ya han decidido que, en el futuro, no delegarán su gestión en la banda de Kirchner. El PJ, en todas sus versiones, va gestando las figuras de recambio, dentro o fuera de su estructura partidaria formal, para ofrecer a los capitalistas otra banda que administre el estado, igual que ayer produjo la renovación, el menemismo, el duhaldismo o el kirchnerismo. Más allá de circunstanciales diferencias, siguen, todos, aliados contra los trabajadores y el pueblo.
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NOTAS:
1) La AEA fue formada en plena crisis, en mayo de 2002, por un grupo de empresas que en conjunto, tienen 300.000 empleados, facturan $200.000 millones y exportan $10.000 millones anuales. Entre ellas están Arcor, Techint, Bagó, YPF, Coto, Grimoldi, Volkswagen, Medicus, Roemmers, Banco Santander, Citibank, La Nación , Grobocopatel y los grupos Fortabat, Clarín, Pescarmona, Roggio y Miguens.