El Revolucionario Nº49 (Agosto de 2009)
Los “grandes triunfadores” de las elecciones hacen cola para que el kirchnerismo los reciba. La convocatoria al “diálogo” muestra que, aun desgastado y tras una derrota en las urnas, el gobierno peronista pone la agenda y el temario. Ninguno de los “opositores” puede prescindir de acuerdos con el peronismo.
Con muy poco, el gobierno kirchnerista retomó la iniciativa después de las elecciones. La convocatoria generó, de inmediato, una seguidilla de discusiones entre los que poco antes festejaban eufóricos el resultado de los comicios.
Al día siguiente de que el ministro del interior llamara a los partidos a discutir la reforma política, los principales “triunfadores”, como el radicalismo, la Coalición Cívica , Francisco de Narváez y “Pino” Solanas, respondieron “así no”, rechazando las condiciones impuestas por el kirchnerismo. Pero en menos de una semana, la mayoría había cambiado de opinión, y sólo les preocupaba el orden en que los dejarían entrar a la casa rosada.
En el Acuerdo Cívico y Social, la iniciativa oficial puso en evidencia todas sus miserias. El rejunte de cobistas, radicales, socialistas y “lilistas”, que ayer nomás festejaba el primer lugar en cantidad de votos a nivel nacional, va a tener sus flamantes legisladores divididos en no menos de dos bloques. Pese a la oposición de Elisa Carrió, que ve conspiraciones en su contra armadas por Julio Cobos, usando de ariete a Morales y Stolbizer, todos los demás posaron para la foto con el ministro Randazzo. Lo mismo ocurrió en la versión bonaerense del “diálogo”, convocado por el nuevo jefe formal del PJ, el gobernador Scioli. En la Coalición Cívica porteña, algunos están reclamando una revisión de la estrategia de su jefa, y en el ARI no están menos inquietos. Mientras las rubias ex radicales se enfrentan de manera cada vez más ácida en público, los titulares del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, y de la UCR , Gerardo Morales, no saben cómo hacer para mantener unido el frágil frente con miras a 2011.
También aceptaron presurosos el convite el “progresista” Sabatella y sus aliados, como los despechados de Libres del Sur. Solanas, que arrancó con una rotunda negativa, se acomodó enseguida. Pasó a decir que “con agenda abierta es otra cosa”, se fue de viaje, y terminó pidiendo que postergaran la fecha para poder estar de vuelta en el país.
Mientras todos buscan la manera de no quedarse afuera en el reparto de la torta, queda claro que el peronismo, aun desde un gobierno debilitado por una derrota electoral, dirige la batuta y marca el paso de todas las variantes del partido de la burguesía.
Los “grandes triunfadores” de las elecciones hacen cola para que el kirchnerismo los reciba. La convocatoria al “diálogo” muestra que, aun desgastado y tras una derrota en las urnas, el gobierno peronista pone la agenda y el temario. Ninguno de los “opositores” puede prescindir de acuerdos con el peronismo.
Con muy poco, el gobierno kirchnerista retomó la iniciativa después de las elecciones. La convocatoria generó, de inmediato, una seguidilla de discusiones entre los que poco antes festejaban eufóricos el resultado de los comicios.
Al día siguiente de que el ministro del interior llamara a los partidos a discutir la reforma política, los principales “triunfadores”, como el radicalismo, la Coalición Cívica , Francisco de Narváez y “Pino” Solanas, respondieron “así no”, rechazando las condiciones impuestas por el kirchnerismo. Pero en menos de una semana, la mayoría había cambiado de opinión, y sólo les preocupaba el orden en que los dejarían entrar a la casa rosada.
En el Acuerdo Cívico y Social, la iniciativa oficial puso en evidencia todas sus miserias. El rejunte de cobistas, radicales, socialistas y “lilistas”, que ayer nomás festejaba el primer lugar en cantidad de votos a nivel nacional, va a tener sus flamantes legisladores divididos en no menos de dos bloques. Pese a la oposición de Elisa Carrió, que ve conspiraciones en su contra armadas por Julio Cobos, usando de ariete a Morales y Stolbizer, todos los demás posaron para la foto con el ministro Randazzo. Lo mismo ocurrió en la versión bonaerense del “diálogo”, convocado por el nuevo jefe formal del PJ, el gobernador Scioli. En la Coalición Cívica porteña, algunos están reclamando una revisión de la estrategia de su jefa, y en el ARI no están menos inquietos. Mientras las rubias ex radicales se enfrentan de manera cada vez más ácida en público, los titulares del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, y de la UCR , Gerardo Morales, no saben cómo hacer para mantener unido el frágil frente con miras a 2011.
También aceptaron presurosos el convite el “progresista” Sabatella y sus aliados, como los despechados de Libres del Sur. Solanas, que arrancó con una rotunda negativa, se acomodó enseguida. Pasó a decir que “con agenda abierta es otra cosa”, se fue de viaje, y terminó pidiendo que postergaran la fecha para poder estar de vuelta en el país.
Mientras todos buscan la manera de no quedarse afuera en el reparto de la torta, queda claro que el peronismo, aun desde un gobierno debilitado por una derrota electoral, dirige la batuta y marca el paso de todas las variantes del partido de la burguesía.