En las últimas
semanas, se ha puesto de manifiesto, con una claridad categórica, que el
empresariado, el gobierno, y la burocracia sindical profundizan su
hostigamiento sobre las distintas expresiones del activismo sindical
independiente, para infundir temor y disciplinar a la clase trabajadora, y
descabezar a las organizaciones sindicales antiburocráticas.
Se profundiza la persecución
La clase trabajadora viene
protagonizando, un proceso de recomposición y viene retomando la iniciativa en
la lucha contra las patronales. Parte de esa pelea, incluye, ahora más que nunca,
la necesaria organización y lucha contra la persecución y la represión
sindical.
Cada vez queda más claro que
no estamos frente a ataques aislados, sino a una avanzada sistemática sobre los
sectores de la clase trabajadora organizada con independencia de la burocracia
sindical. Con esta avanzada, pretenden ponerle un freno al nuevo activismo
sindical que sale a la lucha, con el objetivo de mantener atemorizado e
inactivo al conjunto de la clase trabajadora.
El empresariado, el gobierno
y la burocracia sindical, esta “triple alianza” antiobrera, viene implementando
todas la metodologías que están a su alcance para golpear a los trabajadores.
Desde los despidos preventivos para coartar cualquier intento de organización
independiente, hasta el encarcelamiento directo de los delegados.
Estamos atravesando, por lo
tanto, una coyuntura marcada profundamente por la persecución y la represión al
movimiento sindical independiente.
El delegado petrolero,
Oñate, y el compañero del SITRAIC, Olivera, siguen presos, justamente por
organizar y protagonizar la lucha. También fueron detenidos y estuvieron presos
por su actividad sindical los ferroviarios Sobrero, Hospital y Merino. En cada
movilización reprimida, muchos compañeros también padecen detenciones, como
ocurrió recientemente con los ferroviarios del Belgrano Norte o, más atrás, con
los docentes santacruceños.
La represión y la acción de
las patotas sindicales ya se cobraron la vida de Mariano Ferreyra.
Recientemente, se ha producido en Lomas de Zamora un nuevo ataque de la patota
de la UOCRA
contra los trabajadores organizados en el SITRAIC y han atacado a los
compañeros de la Línea
60, Marcolín y Farella. Así como, cotidianamente, las patotas intentan
amedrentar a los trabajadores en sus lugares de trabajo.
Los despidos selectivos
también se erigen como un arma crucial. Ya ocurrió en contaduría del gobierno
de la ciudad, en el Frigorífico Rioplatense, en Kraft... Sin dudas, el caso más
resonante, por su masividad y contundencia política, ha sido la iniciativa de despedir
a toda la Junta Interna
del Teatro Colón.
La intervención judicial
bajo todas sus formas también se ha consagrado como un arma más que esgrimen
contra el activismo sindical independiente. Los juicios de desafuero, penales,
las causas, los procesamientos, los embargos, son incontables. En la
actualidad, permanecen enfrentando estos ataques compañeros de Kraft, Pepsico,
Teatro Colón, Hospital Garrahan, Fate, Ademys, Frigorífico Rioplatense, Paty,
FFCC, Línea 60, Donelley, Disco, Jumbo, entre otros tantos.
El caso de Kraft pretende
ser ejemplificador, ya que no sólo mantienen judicializados a los referentes de
la ex Comisión Interna, como Bogado, y a los de la actual, como Hermosilla,
sino que la persecución se extiende contra los que se solidarizaron con esa
lucha, como los referentes estudiantiles y los dirigentes políticos procesados.
Este cuadro de situación le
impone a todo el activismo sindical antiburocrático ponerse al frente de la
organización y la lucha contra la persecución sindical y la represión del poder
judicial, la policía y las patotas.
Un
paso adelante en la organización contra la persecución
La persecución y la
represión se descargan sobre el activismo independiente que enfrenta a la
burocracia en cada sindicato. Esta avanzada capitalista no diferencia gremios
ni filiación política. Recae sobre el conjunto del activismo sindical, dirigido
por las distintas organizaciones políticas de la izquierda argentina. Esta
avanzada requiere, más que nunca, una respuesta unitaria y amplia, pero que no
diluya el contenido de clase de esta lucha.
Sobre la base de la
creciente represión sobre el activismo sindical, y por iniciativa de los
compañeros de la Línea
60, se conformó, en el Hotel Bauen, un encuentro para organizar la lucha contra
la persecución sindical. El 31 de octubre se llevó adelante la segunda reunión
con la presencia de más de doscientos trabajadores. La característica central
fue la participación de una buena parte de los sectores independientes y
antiburocráticos (miembros de Seccionales, Cuerpos de Delegados y Juntas
Internas). Además, participaron agrupaciones sindicales, antirrepresivas y
organizaciones políticas de izquierda. Este encuentro pone de manifiesto, por
un lado la imperiosa necesidad de avanzar en la organización y la coordinación
para enfrentar los ataques de los capitalistas. También se constituye en una
nueva, y valiosa oportunidad, para poner en pie un movimiento sindical
independiente basado en la unidad de acción contra la persecución y la
represión que se viene descargando sobre la clase trabajadora.
En esta reunión se resolvió oportunamente conformar una comisión
de coordinación que llevará adelante las tareas acordadas, y comenzar una
campaña que tiene como norte una movilización para el 23 de noviembre de Congreso
a Plaza de Mayo planteando:
No a la criminalización de la protesta social.
Libertad a Oñate, Olivera, Tapia, Claros y Germano,
así como a todos los presos por luchar.
Desprocesamiento de los 5.000 luchadores obreros y
populares.
Basta de patotas sindicales y paraestatales contra
los que luchan.