Cristina Fernández y el G-20


Cristina Fernández encabezó la numerosa comitiva de funcionarios, empresarios y burócratas sindicales que viajaron a Francia para participar de diversas reuniones en el marco de la cumbre del G-20.

Con la crisis económica internacional como eje central de todos los debates, se desarrolló el encuentro del G-20, en la ciudad de Cannes, Francia. Hasta allí viajó la comitiva de funcionarios kirchneristas junto con un numeroso grupo de empresarios y burócratas sindicales. En la agenda de la presidenta y su comitiva, se destacaron las reuniones con empresarios extranjeros, las negociaciones para avanzar con el pago de la deuda externa, las intervenciones de Cristina Fernández sobre las alternativas para enfrentar la crisis económica, y la experiencia del modelo argentino, y un encuentro con el presidente de los EEUU, Barack Obama.

Seguir pagando la deuda y más negocios para las multinacionales
Uno de los temas que atravesó todas y cada una de las reuniones en Francia, fue el pago de la deuda con el Club de París, que supera los 6.500 millones de dólares. Éste es un eje central para el gobierno kirchnerista, que ha manifestado en reiteradas oportunidades su intención de cumplir con estos pagos con el objetivo de poder retornar al mercado de capitales (seguir tomando deuda) a tasas más bajas, favoreciendo de esta forma el acceso al crédito, medida reclamada, por lo tanto, a coro por el empresariado local.
Por otra parte, Cristina Fernández expuso en el foro empresario organizado previo al G-20, intentando seducir a los capitalistas sobre las ventajas de invertir en Argentina. Tema que también retomó en su reunión con Obama, dónde remarcó que EEUU es uno de los países con mayores negocios en nuestro país y señaló, entre otras cosas, la potencialidad del millonario negocio de la explotación de hidrocarburos. 

“Capitalismo en serio”
Desde luego, Cristina Fernández no se privó de intervenir y de opinar sobre las causas y las salidas posibles ante la crisis económica internacional. Como gusta hacer, elaboró un discurso para la tribuna, criticando al capitalismo financiero-especulativo (cuando ella misma realiza millonarios negocios, no precisamente a partir de inversiones productivas, sino de especulación y rentas) y llamando a reconstruir un “capitalismo en serio”. “Capitalismo en serio” que, entre otros aspectos, debe incluir, según Cristina Fernández, la necesidad de garantizar un “empleo digno”. “…Cuando hablemos de regulación para cuidar la vida, tenemos que hablar de todos los aspectos, pero fundamentalmente del empleo, de la posibilidad de un empleo digno”, dijo, como si el kirchnerismo no gobernara desde hace más de ocho años en un país, como la Argentina, donde el trabajo “en negro” es moneda corriente, y con éste las condiciones de hiperexplotación de los trabajadores, donde se expanden cada vez más la tercerización y la contratación precaria y donde una parte importante del pueblo trabajador no consigue trabajo y debe arreglárselas para sobrevivir con changas.
Y, sobre el cierre de su discurso, retomando las posiciones históricas del peronismo, alertó sobre los verdaderos peligros de la crisis y convocó a buscar salidas y a otorgar ciertas concesiones para evitar que se radicalicen los cuestionamientos hacia el sistema, es decir, que se agudice la lucha de clases. “No nos equivoquemos y sepan que si esto se profundiza, van a empezar a cuestionarse las democracias y las formas políticas actuales (…) Es cierto que muchas veces para solucionar determinados problemas, hay que afectar intereses e intereses que son muy poderosos. Pero yo me atrevo a decir que es mejor enfrentar esos intereses minoritarios pero poderosos, antes que más adelante enfrentar la furia de la sociedad. Se los digo con la experiencia de una Argentina que vivió un 2001 caótico que hizo colapsar prácticamente nuestro sistema institucional y dividió a la sociedad.”(1)
El objetivo de fondo en los planteos de Cristina Fernández, por lo tanto, no fue otro que alertar sobre los peligros de la crisis y del aumento de la conflictividad social y buscar las mejores vías para poder continuar con la dominación y la explotación del pueblo trabajador, pero realizando las concesiones que sean necesarias para intentar evitar el estallido de crisis generalizadas en las cuales sea cuestionado el sistema.

Encuentro con Obama
Por último, en el encuentro con Obama, Cristina Fernández demostró sus convicciones profundamente pro yanquis, al reconocerle al presidente de EEUU un liderazgo “a nivel global, no sólo en el área política, sino que también en el área económica”, entre otros elogios. Así saludó la presidenta a máximo responsable de las masacres y los saqueos que perpetra el ejército estadounidense a lo largo y ancho del mundo (recordemos que el ejército argentino, por orden del gobierno kirchnerista, colabora con las tropas de ocupación en Haití) y al impulsor directa o indirectamente (a través, por ejemplo, de los organizamos internacionales de crédito como el FMI y el BID)  de las políticas de ajuste sobre los trabajadores.
Barack Obama, por su parte, aseguró que Cristina Fernández “no sólo es una gran amiga mía, sino que también es una gran amiga de los EEUU” y se comprometió a colaborar en las negociaciones para que Argentina vuelva a tomar deuda de los organismos internacionales, como desean el kirchnerismo y el empresariado local.

En definitiva, el gobierno kirchnerista utilizó esta nueva gira internacional para seguir dando discursos para la tribuna, mientras reafirma su voluntad de continuar con el pago de la deuda externa, ofrece millonarios negocios para las multinacionales y ratifica su voluntad de colaboración con las políticas del imperialismo yanqui.

NOTAS:
1) Discurso de Cristina Fernández, www.casarosada.gob.ar