Gatillo fácil y movilización popular en Inglaterra


El 4 de agosto, la policía fusiló a Mark Duggan, electricista, negro y padre de familia de 29 años, en el marco de un operativo en Tottenham, un barrio obrero de Londres. Inmediatamente, unas 300 personas se movilizaron a la comisaría, repudiando la versión oficial del “enfrentamiento”. La bronca se transformó en una rebelión popular que se extendió a otros barrios londinenses, y a otras ciudades como Bristol, Liverpool, Manchester y Birmingham. Durante días, hubo combates callejeros, con el saldo de cientos de heridos, más de 3.000 detenidos y cinco muertos por la represión. El gobierno de Cameron sólo pudo retomar el control después de movilizar 16.000 policías, y ahora trata de aleccionar a los revoltosos con juicios sumarísimos y duras penas, como la condena que acaban de dictar contra un niño de 11 años que robó un tacho de basura durante los saqueos a un supermercado. Más de 1.500 jóvenes están sujetos a procesos similares.
El gatillo fácil no es una novedad para Scotland Yard. En 2005, Jean Charles de Menezes, de 27 años, también electricista y morocho, sólo que brasileño, corrió por el andén del subterráneo. Fue suficiente para que los policías que custodiaban la estación le dispararan cinco veces a la cabeza. El ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, justificó a la policía, argumentando la “muy intensa presión bajo la cual trabajan”. Ninguno de los asesinos fue enjuiciado, y algunos fueron ascendidos, como la comandante Cressida Dick, que supervisó la operación. Uno de ellos, un año y medio después, fusiló a un hombre de 42 años en New Romney, condado de Kent, porque creyó que iba a asaltar un banco.
“Así como hay apenas media docena de chistes básicos que admiten infinitas variaciones, la crónica policial bonaerense registra media docena de historias que pueden tomarse de modelo. Una de ellas es la siguiente: ‘En horas de la noche de ayer, una comisión de la comisaría primera de tal lugar observó a varias personas en actitud sospechosa. Al acercarse a interrogarlos, fueron recibidos por una descarga cerrada, generalizándose un tiroteo a cuyo término encontraron heridos de muerte a N. N., con antecedentes por robo, y X. X., cuya identidad se procura establecer”, escribió Rodolfo Walsh en 1968. Podría haberlo escrito ayer, poniendo “londinense” en lugar de “bonaerense”.
Así, el gobierno británico muestra que tanto el gatillo fácil como la represión de la lucha popular son la única respuesta de los capitalistas, en el primero o en el tercer mundo, porque necesitan disciplinar al pueblo que explotan y temen la organización popular.