A 42 años del Cordobazo

1969 – 29 de mayo – 2011

La movilización y la lucha de los trabajadores cordobeses de mayo del `69, fue uno de los puntos de partida de un proceso de ascenso en la organización independiente y antiburocrática de la clase trabajadora en nuestro país, durante el cual se alcanzaron, también, destacados niveles de combatividad y se construyeron importantes experiencias clasistas.

El Cordobazo pasó a la historia como una de las jornadas de movilización y de lucha más importantes de la clase obrera en nuestro país. Metalúrgicos, mecánicos y trabajadores de Luz y Fuerza, entre otros, se movilizaron para enfrentar el ajuste y la represión del gobierno de Onganía.

Fueron acompañados masivamente por el estudiantado, que venía también protagonizando importantes luchas en distintas provincias del país en defensa de sus intereses inmediatos, como el comedor estudiantil, y en activa solidaridad con el movimiento obrero.

El Cordobazo no fue, sin embargo, sólo una jornada de lucha. Fue, fundamentalmente, uno de los puntos de partida de un proceso de avance de la clase trabajadora, en el cual fueron cobrando cada vez más protagonismo las fuerzas clasistas y antiburocráticas, al tiempo que se daban importantes avances en los niveles de combatividad desarrollados por los trabajadores.

Para graficar esto, retomamos algunos párrafos del balance que realiza, destacando los puntos más salientes de este proceso, Gregorio Flores, quién fuera uno de los protagonistas de las luchas de aquellos años como obrero de Fiat, delegado y vocal del Sitrac (Sindicato de Trabajadores de Concord) y miembro del PRT:

“…con el Cordobazo se abre una nueva etapa política que va a estar caracterizada por las grandes movilizaciones de masas con la participación activa de la clase obrera. Es a partir de allí que surge una camada de dirigentes, delegados y activistas que, fogueados en el fragor de las barricadas y las tomas de fábricas, se va erigiendo como una nueva dirección con rasgos sobresalientes que la destacaron. Además de ser antidictatorial, antipatronal y antiburocrática, esta nueva dirección que desplaza a los viejos dirigentes tenía una profunda vocación democrática. Como había emergido al calor de las grandes movilizaciones, en asambleas y tomas de fábrica, la práctica de la democracia obrera era algo intrínseco a su propio origen. De allí que desde el primer día entendiera que su continuidad sólo era posible si se ligaba sólidamente a las bases. Por esta razón, la participación del conjunto de los trabajadores en asambleas en donde se tomaban las decisiones fue un hecho cotidiano. […]

Pero lo más relevante de esta nueva dirección fue su convicción de que para defender sus intereses de clase tenía que necesariamente transgredir todo el régimen jurídico y legal, por eso cuando tuvieron que proteger sus conquistas y sus derechos estos nuevos dirigentes, con el mandato de sus representados, actuaron en forma autoritaria respecto a la clase patronal y profundamente democrática en relación a su propia clase, violentando, por medio de la acción directa, el sacrosanto derecho de la propiedad privada. Se apoderaron de la ciudad, como en el Vivorazo, o se adueñaron de las fábricas tomando de rehenes a sus patrones para protegerse de la represión.

Después de más de un cuarto de siglo mamando el veneno de la conciliación de las clases y el “pluralismo”, estos nuevos dirigentes llevaron al seno del movimiento obrero las ideas del clasismo y el significado de la lucha de clases como un antagonismo irreconciliable entre los explotados con los explotadores. […]

Esta riquísima experiencia no quedó encerrada en las fábricas de Córdoba sino que traspuso sus fronteras y se instaló en los cordones industriales de Villa Constitución y un poco más tarde llegó al conurbano bonaerense donde se conformaron las Coordinadoras de Comisiones Internas, Cuerpos de Delegados y activistas, entroncando con una profunda tendencia antiburocrática que anidaba en las bases obreras.”(1)



De ayer a hoy

Estas destacadas experiencias de organización y lucha del movimiento obrero, conjuntamente con sus organizaciones políticas que buscaban disputarle seriamente el poder a la burguesía, fueron derrotadas en la segunda mitad de la década del `70, por la brutal represión que impulsó la clase capitalista de conjunto a través de sus fuerzas armadas, policías y grupos parapoliciales, estrechamente vinculados con la burocracia sindical y los partidos patronales.

En los últimos años la clase trabajadora ha comenzado a recuperar cierto protagonismo. Pacientemente, se va avanzando con el desarrollo de procesos de lucha, el surgimiento de nuevos delegados e, incluso, la recuperación de algunas comisiones internas destacadas y sindicatos, por parte de grupos antiburocráticos, como sucediera, entre otras casos, en Fate, Kraft o con los trabajadores ceramistas en Neuquén.

Sin embargo, la burocracia sindical aún dirige cómodamente la amplia mayoría de los sindicatos y las organizaciones gremiales de los trabajadores. El rol que ayer ocuparon los Vandor y los Rucci, hoy lo ocupan los burócratas-empresarios de la CGT, que se alinean tras Hugo Moyano, y se encuentran integrados al aparato del PJ, y también la burocracia “progre” de la CTA, en sus dos versiones de Yasky y Micheli, ambos igualmente enemigos de la independencia de la clase trabajadora.

En este marco, una tarea fundamental de esta etapa es poder profundizar la organización de base y la lucha en cada lugar de trabajo y avanzar en el enfrentamiento contra la burocracia sindical, buscando recuperar desde los puestos de delegados hasta las comisiones internas o las seccionales gremiales, allí donde sea posible. Este objetivo debe ser encarado de conjunto por todos los trabajadores, y sus organizaciones, que tengan un posicionamiento antiburocrático y que defiendan la necesaria independencia que debe tener el movimiento obrero del estado y de cualquier partido u organización que represente los intereses de la clase capitalista.

Sin dudas, continuar avanzando en la recuperación de las instancias gremiales que hoy están en manos de la burocracia sindical representará un avance cualitativo para el movimiento obrero en su conjunto. Es un paso fundamental que, junto con el desarrollo de la lucha y la combatividad, los trabajadores debemos dar para poder enfrentar a los capitalistas, sus gobiernos y su represión.


NOTAS:

1) Gregorio Flores, “SITRAC-SITRAM. La lucha del clasismo contra la burocracia sindical”, Editorial Espartaco Córdoba.