Desfile de empresarios: Carlos Pedro Blaquier y Franco Macri



Presentamos dos ejemplares de pura raza explotadora, que, por muchas décadas, han gozado de los favores de cuanto gobierno, civil o militar, les han servido para hacer negocios. Uno se enorgullece de su lejana ascendencia francesa y su larga presencia en el país. El otro se proclama ejemplo del inmigrante peninsular que hizo fortuna sin heredarla. Los dos, enemigos del pueblo trabajador, empresarios modelo:

Carlos Pedro Blaquier
Carlos Pedro Blaquier (84), dirige un poderoso imperio familiar, que, además del azúcar y el papel en la provincia de Jujuy, abarca la explotación agropecuaria, frutihortícola, de energía y transporte, en medio país(1). Como sus ancestros, diversifica vínculos políticos con la misma eficiencia que los negocios. Sostiene una privilegiada relación con la Sociedad Rural y la UIA; es socio del rabino Sergio Bergman en la Fundación Argentina Ciudadana; apoya al gobierno kirchnerista y cultiva relaciones con el macrismo, que nombró a su ex mujer, Nelly Arrieta de Blaquier, “embajadora cultural de la ciudad de Buenos Aires” en 2009.
Gusta mostrarse como “excéntrico millonario”, que usa sus camisas sólo una vez, y reparte su tiempo entre Punta del Este, con siete yates valuados en 2 millones de dólares y 5.000 de amarra mensual); la casona “La Torcaza” en San Isidro, de 17.000 m2 y paredes de puro mármol, o el palacio en Roque Pérez, donde entretiene a la realeza europea.
En el Ingenio Ledesma, más de 7.000 trabajadores se desloman en las 35.000 ha. de caña de azúcar, 2.000 de cítricos, paltas y mangos, el empaque de frutas, la planta de jugos concentrados, las fábricas de azúcar, alcohol, celulosa y papel, y la generación de electricidad. Es socio de Repsol, Tecpetrol, Petrobras, Mobil Argentina y CGC en la explotación de petróleo y gas, y, como se da corte de escritor, su empresa Lons le editó unos 20 libros. Hace negocios inmobiliarios; con la firma Catalinda compra, alquila y gerencia embarcaciones, y, en Calilegua, da servicios de financiación.
En su blog critica a los que “...despotrican contra los que tienen éxito... y se consideran arbitrariamente postergados (...) porque no pueden reconocer que son unos inservibles. Se trata de resentidos incurables que sueñan con invertir el orden social para que los de abajo, como ellos, estén arriba y viceversa”. En su Manual de Historia Argentina, llama “genocidas” a los indios, y sostiene que “el tratamiento que les dio [Roca] fue muy generoso”.
Su apellido está íntimamente unido al terrorismo de estado. El 27 de julio de 1976, un apagón dejó a oscuras a Libertador, Calilegua y El Talar, en Jujuy. Con los camiones del ingenio, las tropas de Domingo Bussi secuestraron unos 400 trabajadores y estudiantes. Los galpones de la empresa sirvieron de chupaderos. Tras la tortura y la capucha por meses, algunos fueron liberados, otros “blanqueados”, y 32 siguen desaparecidos.
 Los trabajadores del ingenio denuncian, además de las paupérrimas condiciones de trabajo y de la contaminación por amoníaco, que los desechos de la caña de azúcar producen bagazosis, una seria enfermedad respiratoria.
Mientras factura unos $2.000 millones por año, y cuenta con el aparato represivo estatal para que custodie sus tierras, como vimos hace medio año, al costo de cuatro vidas, también publica poemas “cristinistas”: “Se ha incrementado la venta/del cerdo vivo o carneado/ después de haber escuchado/ a Cristina presidenta. (...) Por eso soy cristinista/ y nada me hará cambiar,/ soy cristinista a rabiar/ y un convencido activista”.
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Notas:
1) Complejo Agroindustrial Ledesma, Libertador General San Martín, Jujuy, con 40.000 ha de caña de azúcar; plantas de azúcar, alcohol, bioetanol, celulosa y papel; 2.000 ha de cítricos, paltas y mangos; empaque de frutas; una planta de jugos concentrados; generación propia de electricidad de más de 51.000 kW; 600 km de carreteras; 1.400 km de canales de riego. Glucovil Argentina S.A., San Luis, en sociedad con Cargill que tiene el 30% del paquete accionario, con una planta de molienda húmeda de maíz; producción de jarabe de fructosa, glucosa, almidones y otros subproductos de la molienda húmeda; generación propia de electricidad de 7.500 kW; fábrica de cuadernos y repuestos, ubicada en Villa Mercedes; planta de producción de cuadernos, repuestos escolares y papelería comercial; fábrica de Papeles Encapados en San Luis capital; planta de papeles encapados adquirida por leasing en 2008. Citrusalta, en Colonia Santa Rosa, Salta, con 800 ha de cítricos y planta de empaque (adquirida en el año 2009). Establecimientos rurales en Buenos Aires y Entre Ríos con producción de carne (Cabaña Argentina es el principal establecimiento de cría de cerdos del país) y granos; Establecimientos La Biznaga, La Bellaca, Magdala y Centella (52.000 ha). UTE Aguaragüe, en Salta, con exploración y explotación de petróleo y gas, entre otras.


Franco Macri
Franco Macri (81) llegó de Italia a los 19. Para los ’80, el Grupo Macri sumaba las ganancias de Sideco, fundada en 1951 y otras empresas de la construcción, Sevel Automotores, Correo Argentino, Pago Fácil, Manliba (recolección de basura) y varias empresas en la industria de alimentos en Argentina, Brasil y Uruguay, mientras disfrutaba de un trato preferencial de la dictadura. En 1982, Cavallo, a cargo del Banco Central, le regaló la estatización de la deuda de sus empresas. A lo largo de los años, fue parte de la conducción de la UIA, la Cámara Argentina de la Construcción y la Asociación de Fabricantes de Autos.
Hizo negocios con cada gobierno posterior, pero su fortuna creció con el menemismo, privatizaciones mediante, y con el kirchnerismo se consolidó entre las mayores del continente. Convertido hace varios años en “trader” de los capitales chinos, especialmente en materia de transporte, cobra millonarias comisiones por cada contrato firmado por el gobierno argentino. Sólo por la obras del Belgrano Cargas embolsó u$s400 millones, lo que explica que pase seis meses al año en China. En ese negocio, Macri, Roggio y los chinos tienen como socio a lo más granado de la burocracia sindical: La Fraternidad, la Unión Ferroviaria y el sindicato de Camioneros. Pero no sólo de comisiones vive el hombre: el plan de reactivación ferroviario traza la ruta de la soja, donde no son pocas las inversiones del Grupo Macri.
Hombre tenaz, al amparo de los nuevos negocios se recuperó del traspié judicial por el contrabando de automotores y por la pérdida del Correo Argentino, especialmente desde que, el año pasado, la justicia resolvió que debe ser indemnizado en $800 millones.
Como todos los de su calaña, vive una vida de lujos, rodeado de mujeres jóvenes y vistosas, en la que “el dinero llama al dinero”. Hace unas semanas, en el casino Club Conrad de Punta del Este, ganó u$s300.000 en la ruleta.
Sostiene una tortuosa relación con su hijo, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Hace poco, dijo en público “Mauricio es un pelotudo”, y lo descalificó para la política, anunciando que: “Desde la racionalidad, voto a los Kirchner”. Es que, para el jefe de la empresa Socma, “éste es el mejor gobierno desde Perón y Frondizi”. Como para no serlo. Entre los contratos ferroviarios, los de energía nuclear y otros con sus clientes chinos, Franco Macri tiene asegurado, en el futuro inmediato, el 4% de un total de transacciones que supera los 10 mil millones de dólares...