En pocas líneas

Zaffaroni, juez y proxeneta

Cuando trascendió que funciona un prostíbulo en un departamento de propiedad del juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, la explicación pareció satisfactoria. A cualquier dueño le puede pasar que su inquilino, a sus espaldas, lo convierta en casa de citas. Pero las cosas se complicaron para tan “progresista” y “derechohumanista” juez, cuando se supo que no era uno, sino más de seis; que ante quejas de los vecinos mandó a su abogada a calmar la situación, y que, además del alquiler, cobra una “prima” por permitir los prostíbulos. En una palabra, flor de proxeneta.



Al servicio de los servicios

El burócrata de la UOCRA Gerardo Martínez, secretario de relaciones internacionales de la CGT y favorito del kirchnerismo para reemplazar a Moyano, integró, desde antes de ingresar al sindicato, y por lo menos hasta 1983, el Batallón de Inteligencia 601, como personal civil de inteligencia. Así como ayer “marcaba” trabajadores para que fueran secuestrados, torturados y desaparecidos, hoy, desde el aparato burocrático de la UOCRA, manda sus patotas, como las que atacaron a los docentes en lucha en Santa Cruz. Dos formas paralelas de servir a un mismo amo, la burguesía.



Más negocios para López

El empresario Cristóbal López sigue acumulando negocios, siempre de la mano del gobierno de Cristina Fernández. Dueño de doce casinos, empresas de transporte, servicios y exploración petrolera, entre otros negociados, el empresario kirchnerista celebró en las últimas semanas que el gobernador de La Pampa dio el visto bueno para prorrogarle hasta 2029 (con posibilidad de expandirse hasta 2034) la concesión del casino de Santa Rosa. Un negocio que factura por año $240 millones. Cristóbal López es, que duda cabe, uno de los verdaderos beneficiarios del “modelo” kirchnerista.



Bonafini, con auxilio policial

Tras las denuncias de corrupción que se conocieron en los últimos meses, comenzaron a estallar conflictos laborales en varias de las obras de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Es que, en los últimos días, muchos trabajadores, no sólo no cobraron la quincena, sino que además empezaron a recibir telegramas de despido. Ante esta situación comenzaron a tomar medidas, entre ellas el escrache. Tal es así que la ronda de los jueves en Plaza de Mayo, debió realizarse con custodia policial para impedir que los trabajadores pudieran acercarse a denunciar a la patronal de Bonafini.