Cumbre de UNASUR

Aprueban las bases militares


Los presidentes latinoamericanos se juntaron en Bariloche para debatir sobre la instalación de los militares yanquis en las bases colombianas. El resultado fue el único posible: el no rechazo, y por ende, el visto bueno, por parte de UNASUR al proyecto de Uribe.
En el lujoso hotel Llao Llao, cada presidente latinoamericano desempeñó su rol. Lula Da Silva y Cristina Kirchner fueron los encargados de poner paños fríos en la reunión “conciliando” entre los discursos “encendidos” de Uribe, por un lado, abiertamente proyanqui, y el de Chávez, Morales y Correa, por el otro, que hicieron uso de su ya clásica retórica antiimperialista.
“Algunos esperaban que esta reunión volara por los aires, pero no: fuimos capaces de discutir y comprometernos a construir una hoja de ruta”, celebró orgullosa la anfitriona como balance de la reunión.
Todos los presidentes se encargaron, a su modo, de dejar en claro que comparten absolutamente el objetivo principal de la instalación yanqui en Colombia: el aplastamiento de las FARC y de las organizaciones populares que enfrentan desde hace décadas al estado colombiano. Así, por ejemplo, Correa protestó acusando prácticamente de “tibio” a Uribe, diciendo que “Ecuador es víctima [de la guerrilla] porque el estado colombiano no hace nada para solucionar el problema dentro de su territorio”. Acto seguido, reclamó garantías de que las tropas norteamericanas limitarán sus esfuerzos a acabar con la resistencia colombiana sin interferir en los asuntos internos de los demás países de la región. En la misma sintonía, la ministra de defensa Nilda Garré explicó que “Colombia puede entender que está en su derecho al entregar bases militares al uso de fuerzas extrarregionales, pero parece también obvio que tendrá que garantizar la absoluta limitación de esas actividades a sus problemas internos”.
De esta forma, más allá de que el grupo encabezado por Chávez, Correa y Morales se mostró, en parte, contra la instalación yanqui alegando la injerencia en el resto del continente, todos terminaron dando el visto bueno para la profundización de la presencia norteamericana en las bases colombianas, a cambio del simbólico derecho a supervisar las bases, siempre y cuando, claro, el gobierno de Uribe lo disponga.
Finalmente, pues, todos los presidentes, más allá de sus diferencias de pose, celebraron que el debate se haya dado democráticamente preservando el espacio de UNASUR, que suma en su historial una nueva reunión que tendremos que recordar como la que terminó legitimando la avanzada militar yanqui sobre el pueblo colombiano y el resto de Latinoamérica.