El gobierno de Barack Obama continúa demostrando que es la continuación fiel de su antecesor, G. W. Bush. A la avanzada guerrerista en Afganistán, la profundización de la invasión en Irak y la permanencia en Haití, se suma, ahora, la avanzada militar yanqui sobre América Latina.
El gobierno norteamericano firmó un acuerdo con Álvaro Uribe para incrementar su presencia militar en Colombia. Se trata, en concreto, de la instalación en bases militares de este país de siete FOL (en castellano, Centros Operativos de Avanzada). Estos FOL fueron diseñados en la Estrategia Nacional de Seguridad del Nuevo Siglo (1999), para reemplazar a las bases fijas de las décadas anteriores por presencia militar norteamericana en los destacamentos de las fuerzas armadas locales, manteniendo formalmente la soberanía sobre el territorio en manos del país ocupado. En este momento, existen bases similares en Honduras, El Salvador y Ecuador (está última, en Manta, sería retirada próximamente, una vez concluido el acuerdo, después de más de diez años de permanencia).
El presidente colombiano, Uribe, ha explicado mejor que ninguno el objetivo de las nuevas bases. “Tenemos que recorrer la milla adicional para poder ganar definitivamente. Y el nuevo acuerdo de cooperación en seguridad con los Estados Unidos es la milla que se le adiciona al Plan Colombia para poder derrotar definitivamente el terrorismo y el narcotráfico, para que sean cosas del pasado en nuestro país. Por eso, el gobierno cree que hay que continuar con ese apoyo, con esa cooperación con los Estados Unidos, y mantenerla siempre en positivo avance”. Las palabras del presidente colombiano, pues, no dejan dudas sobre el objetivo central del plan. De esta forma, el gobierno de Obama reforzará la apuesta para intentar doblegar a la resistencia colombiana, que bien ha demostrando en las últimas décadas su fortaleza para enfrentar al ejército nacional y a los paramilitares, a pesar, incluso, de los miles de millones de dólares y la ayuda técnica y militar, que EEUU ha invertido en esta guerra.
Además, con estas nuevas bases, el gobierno norteamericano se asegura una mayor presencia en el continente, lo que le permite entrometerse aún más en los asuntos locales, obtener información, intervenir, solapadamente (como en Honduras) o de forma directa, dónde le convenga cuando lo considere necesario. En términos prácticos, por ejemplo, la presencia de estas bases en Colombia, le garantiza a la aviación norteamericana autonomía energética para alcanzar cualquier punto del continente sin la necesidad de recargar combustible en el aire o de pedir autorización para algún aterrizaje.
Esta avanzada sobre Latinoamérica no representa un vuelco en la política exterior norteamericana ni mucho menos, sino que constituye un paso más en el plan que EEUU se ha trazado para sostener su dominio sobre los países de la región. Plan que desde el año 2000 ha tenido importantes avances, incluso más allá de las citadas bases, la infraestructura diseminada por todo el continente, como radares o equipamiento militar de última generación, y los grupos de inteligencia. Entre estos avances se cuentan, por ejemplo, la instalación de tropas en Paraguay que, siempre bajo la consigna de la “lucha contra el narcotráfico y otras actividades ilícitas”, alegando incluso tareas de asistencia médica para los habitantes de la región, le permitieron establecerse en una zona estratégica, tanto por su posición geográfica como por la presencia de importantes recursos naturales, al mismo tiempo que consolidar la formación de los militares paraguayos. En nuestro país, mientras tanto, el Comando Sur(1) organizó “practicas conjuntas” de marines con tropas locales en Salta, Misiones, Tierra del Fuego y Bahía Blanca, donde en 2007, ingresaron al país para el operativo UNITAS, 900 marines y tres buques de la armada yanqui.
Éste es el único plan que EEUU, gobierne quién gobierne, tiene preparado para América Latina y para el resto del mundo. Así, el gobierno de Barack Obama, que muchos aún señalan como la “renovación democrática”, sigue confirmando que cumplirá, más allá de los cambios de forma, al pie de la letra con el rol para el cual ha sido nombrado: estar a la cabeza del gendarme mundial.
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NOTAS:
1) E1 Comando Sur o Southcom es el que se encarga “de la conducción de operaciones militares y la promoción de operaciones de seguridad para realizar los objetivos estratégicos de EEUU”. El Southcom acaba de publicar su planificación estratégica a 10 años, que se propone como primera medida reconvertirse de una organización tradicional militar a una “interagencia conjunta de comando de seguridad” que permita sincronizar operaciones y actividades con todas las organizaciones gubernamentales yanquis en el continente americano. En la introducción del plan destacan la mayor atención que debe prestar EEUU a América Latina por varias razones: las reservas energéticas, en especial de petróleo y gas; las reservas de recursos naturales como el agua y los bosques; las enormes brechas existentes en la región entre los más ricos y los más pobres, caldo de cultivo para el descontento que puede hacer florecer el “terrorismo”; y su influencia creciente en EEUU, donde el 15% de la población tiene origen latino. (Ver, “La ´política del buen vecino´ imperialista”, en ER N°25, junio de 2007)
Bases militares
EEUU avanza sobre América Latina