Desfile de empresarios: Paolo Rocca y Javier Madanes


Habiendo presentado en esta sección a los principales referentes de la burocracia sindical y, más recientemente, a los candidatos patronales que participaron en las últimas elecciones, nos proponemos continuar con los máximos exponentes de la clase capitalista local, introduciendo sus historias de negociados, lujo y explotación. En esta oportunidad, Paolo Rocca y Javier Madanes. 

Javier Madanes
Javier Madanes Quintanilla es la cabeza de una de las familias más poderosas del país. Estudió Ingeniería en la Universidad Católica Argentina y en 1992, con sólo 39 años, y tras una dura interna, se hizo cargo de las dos empresas familiares: Fate y Aluar. Anualmente, el grupo empresario que lidera factura más de u$s1.500 millones y emplea a más de 3.000 trabajadores.
Aluar es la productora N°1 de aluminio del país, y una de las más importantes de América Latina. Fue fundada a comienzos de la década del ’70, en la provincia de Chubut, por la familia Madanes y con la participación de José Ber Gelbard, empresario vinculado al PC, quien sería ministro de economía de Perón. Desde aquel momento, las empresas de Madanes cuentan con una excelente relación con los distintos gobiernos provinciales y nacionales, lo que le permite realizar grandes negociados a costa del estado.
En la actualidad, Madanes mantiene un vínculo estrecho con el gobierno de Cristina Fernández. Por un lado, jugó a favor del kirchnerismo en la interna de la UIA, antes de la elección de De Mendiguren. Además, como otros grupos empresarios, fue beneficiado con millonarios subsidios a través de la “ley de desgravaciones para fomentar la producción y el empleo”.
Por otra parte, Madanes tiene una amplia tradición de persecución a los trabajadores. Tal es así que los obreros de Fate han bautizado a la compañía de neumáticos como “la empresa líder en discriminación antisindical”. Por estos días, la persecución se descarga con fuerza sobre el cuerpo de delegados antiburocrático de la fábrica y, en particular, sobre el delegado Víctor Ottoboni.
La patronal de Madanes también se destaca por las duras condiciones de explotación que impone a los trabajadores. Son las que se han padecido desde siempre, tanto en Fate como en Aluar, donde incluso las condiciones precarias de trabajo le han constado la vida a más de un trabajador durante las obras de ampliación de las plantas.
Javier Madanes Quintanilla es, en definitiva, un claro exponente la burguesía nacional: millonario, explotador y enemigo a ultranza de los trabajadores.


Paolo Rocca
Paolo Rocca nació en Milán, Italia, en 1952, y hoy preside el grupo empresario más importante del país. Su poderío es tal que posee una influencia determinante sobre varias cámaras patronales, tanto a nivel local como internacional. Preside, por ejemplo, la World Steel Association y el Instituto Latinoamericano del Hierro y el Acero (ILAFA), e integra, además, el Consejo Asesor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El Grupo Techint incluye a un conglomerado de empresas que van desde la industria siderúrgica y el negocio petrolero hasta las telecomunicaciones y la construcción, donde se destacan Ternium-Siderar, Tenaris y Tecpetrol. Se estima que el Grupo emplea de conjunto a más de 20.000 trabajadores. Además posee inversiones y empresas en el exterior, por ejemplo, en Venezuela y México.
Su padre, Agostino Rocca, quien fuera activo colaborador del gobierno de Mussolini, fue el que dio inicio al negocio siderúrgico de la familia en Argentina.
Como todos los grandes grupos económicos, Techint realizó escandalosos negociados con el estado, fundamentalmente durante la última dictadura militar y el gobierno menemista, con la estatización de la deuda privada y las privatizaciones de las empresas públicas. En 1993, Techint comienza a manejar la estatal Somisa, que sería transformada posteriormente en Siderar. Negocios que, por su puesto, se continúan hasta el día de hoy, más allá de los altos y bajos que ha tenido la relación entre los Rocca y los Kirchner.
Paolo es un defensor explícito de la tercerización laboral, entre otras políticas proempresarias. “Los empresarios tienen que poder contratar empleados tercerizados, porque los costos laborales ya son excesivos y eso afecta el crecimiento de las inversiones y lo único que logra es el crecimiento del empleo en negro”, afirmó al ser consulado en una entrevista.
Igual que Madanes, Rocca sostiene una política activa de persecución a los trabajadores y al activismo sindical. En los últimos meses fueron despedidos 17 trabajadores tercerizados (entre ellos reconocidos activistas) de una de las plantas de Siderar en la zona Oeste del Gran Buenos Aires.
En síntesis, la familia Rocca, que hoy encabeza Paolo, posee un nutrido historial de explotación y de negociados sucios con el estado, y representa, sin dudas, todo el poder y la arbitrariedad de ser una de las máximas expresiones del capitalismo en nuestro país.