Un aspecto central del momento actual es el paulatino desarrollo de un nuevo activismo obrero, que interviene al margen de las burocracias sindicales, que retoma métodos de organización y lucha históricos de los trabajadores y que, en muchos casos, toma posiciones de independencia de clase, todo lo cual marca una perspectiva para la lucha de los trabajadores en nuestro país. Este es un proceso de gran trascendencia. Los trabajadores conformamos la clase que sostiene el funcionamiento de la sociedad y estamos llamados a ser el actor fundamental en el enfrentamiento contra el capitalismo. Es la clase trabajadora, con una dirección revolucionaria, la única capaz de enfrentar y derrotar a la burguesía y al capitalismo para construir una sociedad sin explotación: el socialismo.
Por eso, es central desarrollar la organización para la lucha de la clase trabajadora en todos sus planos, desde el aspecto sindical, con una proyección clasista, antiburocrática y combativa, hasta la necesaria organización política de la vanguardia revolucionaria que impulse y oriente la lucha para la instauración de un gobierno de los trabajadores y la edificación de una sociedad socialista.
A lo largo de su historia, la clase trabajadora argentina ha protagonizado importantes experiencias de organización y lucha, alcanzando sus niveles más significativos durante los primeros años de la década del ’70. La actividad revolucionaria de organizaciones como el PRT, las experiencias del clasismo como SiTraC-SiTraM, o los alzamientos como el cordobazo o los villazos, se encuentran inseparablemente vinculados unos a otros: son experiencias que evidencian el desarrollo de la clase trabajadora como sujeto revolucionario en su camino de lucha para enfrentar al capitalismo, alcanzar el poder y construir una nueva sociedad. Son experiencias centrales que deben servirnos como aporte para el desarrollo de la organización y la lucha revolucionaria de la clase trabajadora en la actualidad.
Por eso, en este tercer número de nuestra revista, presentamos, en primer lugar, una caracterización sobre algunos ejes centrales de la coyuntura, particularmente del desarrollo del movimiento obrero, y en segundo lugar, presentamos un balance de algunas de las más trascendentes experiencias clasistas y revolucionarias, las cuales están íntimamente ligadas. Como ejemplo recordemos que el PRT, que fuera la organización revolucionaria más importante de nuestro país, ha contribuido considerablemente a las experiencias del clasismo y, a su vez, organizaciones como el PRT, se han nutrido, en gran medida, de lo más destacado de la vanguardia obrera.
En la actualidad, el reconocimiento de la situación que atraviesa la clase trabajadora y sus perspectivas, y la valoración de las más importantes experiencias históricas de su organización conciente, son dos ejes centrales a los que debemos prestar atención para poder desarrollar una estrategia revolucionaria en nuestro país que permita liberar a la clase trabajadora del yugo del capitalismo.
Para nosotros es claro que un balance de la experiencia de la clase obrera y sus organizaciones de vanguardia en la lucha contra la explotación deja en evidencia que sólo por medio de la revolución socialista podremos alcanzar esos cambios. Digamos entonces que la revolución socialista en Argentina no sólo es posible, sino también necesaria. Y, en esa perspectiva, las tareas que nos plantea su desarrollo deben ser asumidas desde el presente. Por esta razón, al tiempo que somos parte e intervenimos en la organización y la lucha del pueblo trabajador en sus ámbitos gremiales, desde nuestra organización dedicamos enormes esfuerzos militantes al proceso de construcción del partido revolucionario, herramienta imprescindible de la clase trabajadora para avanzar por el camino de la revolución socialista.